Lo pensaste por primera vez cuando descubriste que por alguna extraña razón, Facebook reconocía tu rostro en fotografías de amigos donde no querías ser etiquetado.
Sospechaste aún más cuando recibiste una misteriosa sugerencia de amigos de la red social y viste que se trataba de una persona que conociste en la vida real, con quien no tienes amigos en común ni nexo cibernético alguno. Tal vez lo escuchaste en algún noticiario o diario crítico, de la mano de Julian Assange o Edward Snowden y sus constantes filtraciones sobre la red mundial de espionaje y vigilancia, pero nunca llegaste a responderlo con certeza.
La llave maestra de tus datos personales
La información que facilitas conscientemente a la red social es la puerta de entrada a un sinfín de datos personales, preferencias, gustos y actividades que sin que lo sepas, Facebook conoce de ti. Todo empieza con una dirección de correo electrónico: el mail que utilizas para iniciar sesión marca un punto de no retorno. Tu privacidad no volverá a ser la misma frente a las estrategias de la red social que aprovechan al máximo cada resquicio de información para aprender más de ti.
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El primer paso de Facebook para cumplir con este cometido es la importación masiva de contactos. No importa si se trata de una cuenta de Gmail, Outlook o Yahoo!, los usuarios con quienes comúnmente compartes correo electrónico son agregados por Facebook casi automáticamente. Basta pasar un cuadro de diálogo por alto para dejar de leer una autorización expresa del sitio y dar click en “siguiente” para reunir a los contactos de la primera cuenta de email que abriste en tu vida, la que utilizas en tu empresa y la de reciente creación para uso escolar y laboral, todo en una misma red social.
Esta estrategia es especialmente útil en los usuarios que conceden autorizaciones y contraseñas al por mayor a la red social, sin detenerse a leer ni pensar en las consecuencias. Si los contactos de tus distintas listas ya están en Facebook, la red generará una sugerencia de amistad en el perfil de ambos. De lo contrario, enviará un mail a quienes aún no están dados de alta en la red informando sobre ti y tus movimientos. Con la aplicación móvil, la situación es idéntica, pero los contactos son importados desde tu smartphone. Cuando menos te lo esperes, podrías estar enviando solicitudes de amistad involuntarias a cada uno de los números guardados en tu agenda celular.
Reconocimiento facial y ubicación en tiempo real
Un amigo sube una foto donde apareces y no deseas ser etiquetado. Tu amigo está enterado y evita mencionarte, pero Facebook se anticipa y entre un mar de rostros, descubre tu cara y la encierra en un cuadrado, sugiriendo la etiqueta con tu nombre. ¿Cómo hace esta red social para encontrarte entre tantos amigos?
La respuesta es simple pero de consecuencias peligrosas para tu privacidad: Facebook posee un algoritmo especializado en reconocimiento facial, que toma las imágenes disponibles de ti en la red para crear un patrón único a partir del análisis de 34 puntos en el rostro, cuya simetría, distancia y características varían de persona a persona, de la misma forma que ocurre con una huella digital. Esta “marca personal” se almacena para ser contrastada contra cada fotografía que comparten tus amigos con el único fin de identificarte.
Otra forma ingeniosa de la red para saber un poco más de ti está en la huella que dejas cada vez que inicias sesión desde algún dispositivo. El sitio creado por Mark Zuckerberg almacena en un registro el equipo, navegador, la IP e incluso el proveedor de Internet que usaste para entrar. No sólo eso: el uso indiscriminado de cookies revoluciona esta técnica y es capaz de seguir con precisión milimétrica cada uno de los movimientos que realizaste, incluyendo los sitios que visitaste, cuánto tiempo tardaste en cada uno de ellos y las veces que diste click para dirigirte a otra página.
¿Cómo saber todo lo que comparto con Facebook?
La respuesta exacta a la pregunta que inaugura este artículo puede encontrarse en dos sitios: el primero está a la mano desde tu perfil y se trata del Registro de actividad. Sólo da click en el botón “ver registro de actividad” ubicado en el lado inferior derecho de tu foto de portada para saber todo lo que compartes con la red en tiempo real. Todos los comentarios, visualizaciones de perfil, likes, publicaciones y hasta cada pulsación del teclado sobre la barra de búsqueda de Facebook aparecerá aquí.
Deslízate por la columna de la izquierda y encontrarás nombres de aplicaciones, servicios y páginas web que has visitado últimamente. ¿Recuerdas cuántas veces has aceptado iniciar sesión con tu cuenta de Facebook en una página cualquiera sin siquiera pensarlo? Aquí podrás comprobar el rastreo que cada una hace de tus datos mientras navegas por la red social más popular del mundo. Otra opción más superficial pero útil para entender porqué aparece cierta publicidad específica durante tu navegación está en “Tus preferencias de anuncios“.
El segundo método requiere de paciencia y sobre todo, la buena voluntad de Facebook para crear un símil de la información que guarda sobre ti y acto seguido, enviártelo vía email. Solicita una copia de tu información en el apartado homónimo del menú “Configuración general de la cuenta“. Escribe tu contraseña, espera unas cuantas semanas y con un poco de suerte, la propia red social te enviará un archivo completo con todo lo que –asegura– saber sobre ti.
FUENTE: CULTURA COLECTIVA
