El presidente nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, compartió en sus redes sociales un fragmento del documental “Esto soy”, realizado por Epigmenio Ibarra y Verónica Velasco.
En 17:10 minutos se presentaron tres fragmentos del documental que, de acuerdo con un folleto difundido el lunes 20 en el Cuarto Congreso Nacional Extraordinario de Morena, “por razones de tiempo y por tratarse de otro género, en el audiovisual no se reprodujo ni completo ni literal”.
El video comienza con la leyenda: “Frente a la disyuntiva en el 2018″, y la imagen de la bandera mexicana. Luego otro mensaje: “Entre la continuidad y el régimen o la transformación de México”, entrelazados mientras la cámara sigue al tabasqueño caminando hacia Palacio Nacional.
“¡A Palacio o a la chingada!”, sentenció entre risas. La chingada es la quinta rústica de su propiedad en Palenque, Chiapas.
“A Palenque, Chiapas, pero yo creo que va a ser a Palacio, porque la gente quiere que haya un cambio verdadero. Aquí vamos a estar despachando desde el primero de diciembre de 2018”, afirmó.
Recordó que nació en Tepetitán, Tabasco. Que proviene de una familia comerciante y mostró la casa abandonada de su abuelo José Obrador Revuelta.
“Tuvo hijos hombres y mujeres. Entre las mujeres, mi madre, Manuela, Manuelita Obrador. Se embarcaba en un cayuco, se metía a los arroyos, a las lagunas y en todas las orillas vendía mi madre mercancía”, añadió.
Luego presentó a sus paisanos dueños de los terrenos donde nació. “Se apellidan Dominguez. Allá donde empieza el pueblo termina el rancho. Ahí jugaba yo beisbol”, indicó.
Recordó que en su infancia se bañaba en el río hasta que su madre gritaba: “Andrés Manuel, José Ramón” y se regresaba a su casa con su hermano fallecido.
En las imágenes, acompañado de su hijo menor, Jesús Ernesto, y su esposa, Beatriz Gutiérrez, mostró la casa donde nació. “Ya escuchaste a los araguatos”, le comentó a su hijo menor.
Saludó a sus paisanos, quienes lo recibieron con afecto. Aseguró que no se olvidará del pueblo donde nació y creció, como tampoco lo hizo cuando fue jefe de Gobierno de la Ciudad de México, entre el 2000 y el 2005.
“Dicen que el poder, cuando no hay convicciones, cuando no hay principios ‘atonta’ a los inteligentes y a los tontos los vuelve locos”, añadió.
López Obrador dijo que tiene principios e ideales y tiene “los pies en la tierra”, por lo que no cambiará su honestidad ni su autenticidad.
En un recorrido por Palenque, Chiapas, en la zona arqueológica, recordó que caminaba entre las pirámides y se subió al observatorio.
“La cultura es lo que nos ha permitido sobrevivir a todas las calamidades. Somos lo que somos, no nos hemos desintegrado por nuestra cultura. Yo lo que quiero es aprovechar esa fortaleza cultural que existe en nuestro pueblo”, apuntó.
Después, recorrió la facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, donde estudió en 1973. Contó que vivió en la casa del estudiante tabasqueño porque obtuvo una beca.
“Y mi madre pensaba que no estaba estudiando. Y un día se me apareció aquí y de repente estaba yo en clases y la veo que estaba viéndome por la ventana, volteo y salgo rápido, porque a los jóvenes, si viene un papá o una mamá les da pena”, dijo entre risas y rodeado de jóvenes universitarios que lo grababan con sus celulares.
Resaltó que estudió ahí “de milagro”, porque era muy difícil acceder a la universidad si tenías pocos recursos económicos.
“Más ahora. A los jóvenes se les ha cancelado el futuro. Lo único que han hecho estos corruptos es etiquetarlos como ‘ninis’, que ni estudian ni trabajan”, resaltó, citando un término acuñado por el exrector de la UNAM, José Narro.
Indicó que los jóvenes no tienen la culpa de que no tengan oportunidades de progresar, por lo que, afirmó, “hay que jalarlos de nuestro lado, porque si no los incorporamos nosotros, los incorpora la delincuencia”, señaló.
Luego, habló con algunos universitarios y les prometió: “becas sí, sicarios no”, un slogan creado por el delegado en Cuauhtémoc, Ricardo Monreal, en 2015.
Después mostró los camellones chontales, y ahí empezó a trabajar, con los indígenas, donde aprendió qué es la democracia, consultando a la gente.
“La verdadera felicidad es darle la mano a quien lo necesita”, aseguró.
Después fue a donde vivió de 1977 a 1982 con su finada esposa Rocío Beltrán y ahí nació su hijo mayor José Ramón.
Contó además que, en 1995, en el crucero de Nacajuca, Tabasco, inició su carrera política defendiendo a los indígenas que reclamaban a Pemex por contaminar sus ríos y sus tierras, y fueron reprimidos por la policía.
“Llego y me pongo adelante. De manera ingenua le digo al jefe del operativo: ‘a ver identifícate. ¿cuál es la orden que traes? Y, pues, la orden era desbloquear. Para evitar que se nos vinieran encima empezamos a cantar el himno nacional”, añadió y se muestran imágenes de la represión.
Se jactó de no ha habido ningún muerto en su movimiento, ni en los dos éxodos de Tabasco a la Ciudad de México, el primero por la contaminación de Pemex y el segundo por el fraude electoral en la elección para gobernador del estado, en 1994. “En ese entonces yo era muy rebelde”, reconoció.
A mitad del fragmento del documental, López Obrador muestra su departamento, comparte momentos durante la comida con su familia. Sus hijos hablan y asegura que son tan abiertos a ideas distintas que su hijo menor decidió que su equipo de futbol favorito es el América. “¡Imagínense eso en esta casa! Es normal, pero esas cosas se quitan con el tiempo”, señaló y su hijo Jesús respondió: “¡Claro que no!”. El tabasqueño soltó una carcajada.
“Mis tres hijos, Jesús y Beatriz me respaldan y un apoyo es que no podamos convivir mucho tiempo y que ellos sean solidarios”, agregó.
Fuente: Proceso