Solidaridad es el útero de “el cambio”. El municipio presidido por Cristina Torres Gómez (bajo las siglas del PAN, más que del PRD) se ha convertido en la maquinaria administrativa, política y ahora electoral más importante para el oficialismo.
No es Othón P. Blanco, ni menos Cozumel, también de esos colores. No es Chetumal, porque Luis Torres Llanes no ha logrado progresar en una capital con raíces profundamente priistas y por su estilo sin trascendencia. Tampoco Cozumel, porque Perla Tun Pech desgraciadamente ha desgobernado.
En cambio, sí es Playa del Carmen, porque Torres Gómez ha hecho la tarea en favor del sistema global: respondiendo en consecuencia al gobernador Carlos Joaquín González y, sobre todo, encabezando las denuncias contra sus antecesores. No debe ignorarse que desde su despacho se integraron carpetas completas al respecto.
Lo anterior le ha permitido consolidar un gobierno con sello propio, a la altura de muchas expectativas, conforme a lo pretendido: sanear las finanzas, recuperar parte de lo perdido o saqueado, y proyectar a largo plazo.
Por lo mismo, contiene una importancia simbólica especial: que sea un municipio que presidió el ahora gobernador (2005-2008) y del que salió quien fue derrotado en los más recientes comicios (Mauricio Góngora Escalante), brinda una atmósfera atractiva a quienes analizan en torno a formas y fondos.
Pero más allá de intereses económicos y capitales políticos, allí parece construirse buena parte de la plataforma oficialista; es decir, donde se mantiene viva la esperanza de la justicia perseguida por los promotores de “el cambio” y donde su presidenta puede repetir sin contratiempos.
Y es que la jugarreta del destino podría poner a competir a Laura Beristain Navarrete (hoy por Morena, antes del PRD) con Cristina Torres; o sea, quienes fueron compañeras exitosas de fórmula en la elección del 2016, serían rivales en la del próximo primero de julio.
Como sea, dichos antecedentes y el contexto antes citado, favorecerían los acuerdos rumbo a la cita mayor. Ello, claro está, si el ánimo es potenciar al oficialismo en su conjunto y desterrar los indicios aún débiles de recuperación que muestran los otrora en el poder.
Cristina ostenta una ventaja como pocos, en caso de que decida ir por la reelección.