Los gastos hormiga son los grandes enemigos de nuestras finanzas. Para comprender el concepto, debemos pensar en todo aquello que poco a poco consume nuestros salarios: Cosas que podríamos descartar y no están en nuestra canasta básica, pero que convertimos en una costumbre, y como cuestan poco, sin notarlo terminan significando un gasto fuerte al mes.
Puede ser un dulce, un refresco, frituras, cualquier cosa que no implique un gasto fuerte, pero que hacemos más de una vez a la semana y termina convirtiéndose en costumbre. Los gastos hormiga surgen justamente del hecho de que no nos damos cuenta que los hacemos y la magnitud que terminan significando, por ser pequeños. Ya en conjunto podemos dimensionar todo lo que gastamos.
Ir a la tienda es una costumbre que muchos adoptamos para “despejarnos” cuando estamos trabajando, o solo para “dar la vuelta” cuando estamos descansando en casa.
Algunos podrán gastar alrededor de 50 pesos. Otros podrán gastar más de cien pesos con frituras y productos que bien, no necesitan, o podrían consumir menos de lo que se llevan en cada salida a estos establecimientos.
Yo, por ejemplo, descubrí que cada que salía a la tienda gastaba entre 40 y 60 pesos, y lo convertí en una costumbre los días viernes.
Para dimensionar la magnitud de estos gastos, solo contaré mis visitas a la tienda los viernes. Si cuento las 52 semanas que tiene un año, tengo un gasto de 2 mil 600 pesos que bien podía utilizar en cualquier otra cosa más significativa.
Las cosas empeoran si nuestros hábitos acostumbran a realizar gastos pequeños más seguido, digamos, al menos tres días entre semana. Si gastamos en promedio 25 pesos en cada ida a la tienda, y lo hacemos al menos tres veces a la semana, tenemos un gasto semanas de 75 pesos.
Multiplicado por las 52 semanas del año, tenemos 3 mil 900 pesos anuales, que podríamos ahorrar, o gastar en algún electrodoméstico, sin tocar nuestro aguinaldo (como una opción).
Fuente: Dinero en Imagen