Una cosa es cierta: ninguna planta dura para siempre. Especialmente si quieres que esté siempre verde y florida. Aceptar su ciclo de vida forma parte del proceso de cuidar de cualquier jardín (por menor que sea). Pero, a veces, el clima frío o cálido apresura el proceso natural de las cosas y en un parpadeo de ojos tus plantitas se quedan más allá que para acá. Esta crisis puede ser evitada con algunos cuidados simples – que, con la ayuda de la florista Aline Matsumoto, te compartimos.
1. Hidrata las hojas
Durante el verano, debido al calor, las plantas suelen perder agua rápidamente. Por eso, rociar agua directamente en las hojas puede ayudarlas a resistir mejor al cambio de temperatura. Sólo no olvides que esto debe hacerse cuando el sol no está muy fuerte, es decir, por la mañana o al final de la tarde.
En invierno igual debes tener cuidado en que tus hojas estén bien hidratadas, cuidando que no se congelen con el cambio de temperatura al protegerlas con una tela. Además, procura limpar las hojas para que no acumulen polvo y se marchiten.
2. Riega lentamente
El calor suele dejar la tierra mucho más seca. Pero, se equivoca quien se imagina que la solución es verter aquella copa de agua directamente en el vaso. El ideal en esta época es justamente lo contrario, tirar el agua en el vaso lentamente (o incluso rociar). Así, garantizas que el líquido sea de hecho absorbido por la tierra y utilizado por la planta. De lo contrario, de dos una: o el agua desborda, o crea un camino directo hacia el fondo.
Y en invierno aunque la tierra no se seque rápidamente, es esencial que vigiles el nivel de hidratación de cada planta y rocies agua de acuerdo a sus necesidades.
3. Apuesta por el truco de la botella
No funcionará en el caso de viajes muy largos. Pero, para que las plantas no sufran durante aquellos finales de semana que pasas en la playa, una buena opción es acoplar a ellas una botella de agua con un pequeño agujero en la punta. El truco garantiza que la planta reciba al menos un poco de agua todos los días. Es vital que no hagas el orificio muy grande o tus plantas sufrirán las consecuencias.
4. Mueve tus plantas de lugar
Es importante recordar que con el cambio de estación el posicionamiento del sol también cambia. Es decir, para que tus plantas continúen recibiendo la misma cantidad de luz y sombra recomendada, es necesario mover las macetas de lugar y prevenir que ninguna de ellas quede ni en la oscuridad, ni directamente de bajo del sol (a menos que éste sea el ambiente ideal para ellas, claro).
5. Tira las hojas del tallo de las flores
Si todavía no tienes un gran jardín, pero comenzaste el año con disposición para tener al menos un vasito con agua y flores coloreando el ambiente. Un truco que puede ayudarte a hacerlas durar toda la semana es sacar, con cuidado, las hojas que quedan en el tallo de la flor, justo antes de que queden hundidas en el agua. En general, ese follaje dura menos que las flores, dejando el agua turbia y disminuyendo la duración de tu arreglo.
6. Elige bien sus plantas
Si vas a comenzar (o renovar) tu jardín o colección vegetal. Vale la pena pensar bien cuáles serán las plantas elegidas. Hay especies que se dan mucho mejor con el calor que otras y eso puede hacer toda la diferencia. Una buena idea, por ejemplo, son las orquídeas mariposa (phalaenopsis), que logran sacar provecho de la humedad del ambiente o incluso del agua en la base de tu maceta. Otras opciones interesantes son las bromelias, bastante resistentes por naturaleza, y algunas suculentas, que son verdaderas fans del sol. Lo mismo aplica si tu espacio no es muy luminoso, investiga las plantas que se acomodan a este tipo de condiciones.
fuente: AD México