El tema de Aguakán, que dispara a diestra y siniestra culpas hacia los gobiernos de Solidaridad, tuvo una cómplice perversa que hoy trata de sacarse la daga imputándoselo a Cristina Torres Gómez para hacerse en esta elección del gobierno de Solidaridad, el municipio más próspero de Quintana Roo.
Fue un gran moche: el presidente municipal, los regidores y muchos operadores se enriquecieron comprometiendo las finanza municipales, y ahora le echan la roca a Cristina, quien desde que asumió la presidencia municipal ha tratado de liberar al ayuntamiento de esa ignominiosa asignación que lacera sobre todo a los habitantes de Playa del Carmen por los legendarios abusos de Aguakán.
En su momento, Laura Beristain Navarrete recibió su moche por que quedara aprobada la concesión de Aguakán, de la mano de 14 regidores más que fueron compinches de Mauricio Góngora Escalante en la administración pasada. Sin embargo sabiendo que en el precabildeo todos aprobarían dicha concesión tomó la mustia decisión de no acudir el día de la sesión de cabildo.
En otras palabras: ella cobró por hacerse la occisa perpetrando uno de los principales males que sufren los solidarenses y cuando tuvo la oportunidad de votar en contra no lo hizo. En el extremo de la impostura, ahora enarbola el asunto como causa para su campaña política. ¡Qué cinismo!
El tema Aguakán es corrosivo, sí, pero los más implicados son esos opositores que brincan de partido a partido porque jamás han tenido convicciones: ahora el PRD se libró de un tremendo lastre que fue a parar a Morena y es tan tóxico que terminó destruyendo por completo el partido desde sus entrañas en Solidaridad.
Cristina Torres inició un proceso legal en contra de Aguakán después de una consulta ciudadana para darle fundamento y curso para una verdadera revocación. Pero no es tan fácil: los millones de dólares de la empresa tienen la capacidad de “pavimentar” muchas vías. Cristina no ha cedido.
En una administración atípica de sólo dos años, si se tratara de un semáforo para quienes denuestan la labor de Cristina Torres, se vería que solo quieren hacer ver que se trata de dos luces, verde y roja, y a pesar de que todas las demás promesas de campaña se encuentran en luz verde ellos se enfocan en la única promesa que no se ha cumplido al cien por ciento, pues se enfrenta a un monstruo capitalista, capaz de comprar a todo tipo de conciencia que se deje, como la de la Beristain.
No obstante está en curso el salvataje para los solidaridenses, pues la realidad es que el semáforo tiene tres luces que son verde, amarillo y rojo, y la situación de Aguakán se encuentra en amarillo, que significa en proceso. Sin lugar a dudas se vería la culminación de la revocación de la concesión de Aguakan si se respetaran los tiempos que tomarían más de dos años, –año y medio si descontamos el proceso electoral–, pero sí queda claro que Cristina sería capaz de solventarlo.
A la hipocresía de Laura Beristain, que hinchó su cuenta a costas de Aguakán pero sobre todo del sufrimiento de los solidarenses, especialmente ahora que toma el tema tratando de armar un negativo para Cristina Torres, habría que hacerle un cargo electoral: A más de falsaria e hipócrita, se vende sin pudor alguno al que tiene el billete.
GRILLOGRAMA
Dadivosa…
Ahí vemos, tocando sones
Por esa Laura traviesa
A ver a qué nueva empresa
Va y le regala los cho…
