DESTRIPACUENTOS Por Antonio Callejo
- Encabezaba la extraña venta de un costoso predio de la Sedena, para un mega desarrollo residencial de más de mil millones de dólares
- Antes de su muerte, advirtió a sus superiores que era necesaria una `conciliación política de superior nivel´ para desatorar el proyecto
Cancún, Quintana Roo .- Su muerte fue contada como una más de las muchas que ocurren en esta ciudad turística, donde la depresión suele acompañar a más empleados de la industria turística, en comparación con otras zonas del país.
Sin embargo, su perfil era completamente distinto. Su trayectoria, más que exitosa.
No trabajaba en ningún negocio turístico. Es más, ni siquiera pertenecía a esta ciudad. Su presencia aquí, se debía a un importante proyecto que surgió de un acuerdo entre el gobierno que encabeza Carlos Joaquín González, y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), para la cual trabajaba hacía muchos años.
Punto y aparte, ese no era por mucho el proyecto más importante en el que participaba. Simultáneamente, se hallaba en medio de una gran presión, en un entuerto que involucraba el futuro del desarrollo inmobiliario más grande del país y, probablemente, de Latinoamérica.
Un asunto donde estaban en juego (o aún están), más de mil millones de dólares.
Se trata de quien fuera Coronel Sergio Gallardo Bonilla, un ingeniero constructor del Ejército Mexicano.
El cuerpo lo descubrió su esposa, Bertha Liliana García, cuando el pasado seis de febrero regresó a la casa donde vivían juntos aquí, alrededor de las tres y media de la tarde. Pendía de una soga en el cubo de la escalera, en esa residencia del fraccionamiento Cantabria.
Los medios de información locales presentaron el hecho como un probable suicidio. Y nunca más se investigó, por ese hábito que se ha vuelto costumbre, de contar muertos, sin contar historias.
Y esta, por cierto, da para una novela.
El coronel Sergio Gallardo estaba en activo. Era el Comandante del Séptimo Batallón de Ingenieros de Combate, con sede en la 32 Zona Militar. Su jefe era el General de Brigada Miguel Hurtado Ochoa.
Estaba en Cancún temporalmente, enviado por la Sedena, para dirigir las obras de construcción de lo que será en nuevo Cuartel de la Policía Militar. Un proyecto también conocido como la `Ciudad Militar´, en el que se invierten unos 600 millones de pesos.
La obra forma parte del proyecto de seguridad del gobierno de Carlos Joaquín González, quien firmó un acuerdo mediante el que se donaron 350 hectáreas en la zona norte del estado, y a cambio la Sedena construiría y operaría esta sede para una brigada de la Policía Militar. La obra reporta un avance del 40 por ciento.
En el entretanto de esta nueva responsabilidad fuera de la Ciudad de México, donde residía formal y permanentemente, a la distancia era partícipe de un creciente escándalo, con sospechas de una grave corrupción, que trataba de atajar sin mucho éxito.
Este año fue designado para un extraño proyecto que incluyó un proceso para dar de baja un costoso predio en la zona más cotizada de la Ciudad de México, en la delegación Cuajimalpa. La parte inexplicable, que ahora está saliendo a la luz, es que ese terreno fue declarado de `nulo interés´ para la Sedena.
Y en contraparte, aún antes de su desincorporación, ya tenía como destino el de convertirse en un mega conjunto residencial de gran lujo, con aparentes compradores y desarrolladores.
Él era el “Coordinador del Equipo de Trabajo Interinstitucional para consolidar la venta del predio del Campo Militar 1-F, en Santa Fe”.
Documentos que se han revelado en `blog´s´ relacionados con la Sedena, se reveló que
“El 11 de agosto de 2017, en un oficio dirigido al Jefe de la Sección Cuarta (S-4, Logística) del Estado Mayor de la Defensa Nacional, el coronel Sergio Gallardo informaba los avances en el proceso de desincorporación y venta del predio del Campo Militar 1-F, el cual está vinculado al proyecto de Transformación y Modernización de la Industria Militar con el que esta rama productiva de la Sedena se mudará al parque industrial La Célula, en el estado de Puebla”.
Pero surgió un `nudo´ en este proceso. Un inconveniente que frenó de tajo este proceso de venta y luego de construcción de ese mega proyecto.
El gobierno de la Ciudad de México, se abstuvo de otorgar los permisos. La Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) polemizó, incluso vía oficios, con el Coronel Gallardo.
El problema fue que para realizar el proyecto, era necesario un cambio de `Uso de Suelo´. El diario Reforma reveló recientemente que los vecinos presentaron quejas formales cuando detectaron esa intención.
Y mientras tanto, revela el blog en comento, “Gallardo indicaba que los procesos de desincorporación del Campo 1-F seguían adelante y en comunicación constante con autoridades de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (SEDUVI), del Gobierno de la Ciudad de México, con la que se avanzaba hasta cierto punto en aspectos técnicos y de definición para hacer posible el cambio de uso de suelo”.
Y aquí aparece un dato más que interesante.
Atrapado, sin poder avanzar desde su área de influencia, que era muy amplia, el propio Coronel Gallardo informó a sus superiores que era necesaria una `conciliación política´, pero no cualquiera.
Así la describió:
“El coronel Gallardo Bonilla advirtió en su escrito que el tema de la movilidad en el entorno del Campo 1-F “es un problema del Gobierno de la Ciudad de México, no del predio, sin embargo, se considera que al realizar un desarrollo inmobiliario en el inmueble se va a incrementar la problemática de movilidad en el área adyacente al predio”.
Tras considerar que la SEDUVI estaba tratando de imponer condicionantes para el cambio de uso de suelo, el coronel señalaba que era posible hacerle frente a esta situación “con una conciliación política de superior nivel a este comité (sic)…”
Una “conciliación política de superior nivel a este comité”, deja un espacio para muchas dudas y para especular sobre varios personajes de los gobiernos, tanto federal como el de la CDMX. Y la propia Sedena.
El terreno apuntaba a una elevación monumental de precio, que no se dio hasta ahora.
Esto revela el blog:
“Uno de los temas que causó problemas en el proceso de desincorporación fue el del abasto de agua y la movilidad crítica en la zona colindante al Campo 1-F. Estos eran factores delicados para lograr el cambio de uso de suelo y la consiguiente elevación en el precio del predio militar”.
“El coronel Gallardo Bonilla advirtió en su escrito que esa conciliación, en caso de aceptarse, debería realizarse “lo más pronto posible, para no afectar los tiempos estimados en la ruta crítica para el proyecto de Transformación y Modernización de la Industria Militar e Infraestructura Militar”.
Gallardo Bonilla no llevó a feliz término esa misión de vender y agilizar los permisos para la realización de este conjunto residencial, en una zona donde el metro cuadrado con construcción, ronda entre cinco mil y siete mil dólares. Muy similar a los precios de Puerto Cancún.
Ya no tendremos la versión del Coronel Sergio Gallardo Bonilla. No escribirá más sobre el tema. Pero este escándalo sí que dará aún más de qué hablar.
Militar estratégico
“En los últimos años Gallardo Bonilla tuvo cargos y funciones relevantes en la Sedena. Tras alcanzar el grado de coronel en el año 2011, participó en la construcción de diversas obras en todo el país. Hace dos años, como Subdirector de Ingenieros Militares de la Sedena, participó en la Comisión Intersecretarial para la Atención de Sequías e Inundaciones representando a la institución”.
(Con información de Expansión, Reforma y de Jorge Medellín en el Blog: Estado Mayor). @AntonioCallejo