La cuenta ya no da: los dirigentes de los países del G7 llegan este viernes a Canadá para una cumbre que debería llamarse «G6+1», a juzgar por el tono de las declaraciones de los líderes que pierden la paciencia ante la defensa a rajatabla de los intereses estadounidenses por parte del presidente Donald Trump.
La ruptura podría expresarse en un comunicado firmado por Canadá, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y Japón, al término de la cumbre a celebrarse el viernes y sábado en La Malbaie, provincia de Quebec.
El presidente francés, Emmanuel Macron, aseguró el jueves que los seis «no estaban dispuestos a acordar en todo para obtener la firma» de Trump en una declaración final. Sería «un error», agregó en una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, en Ottawa.
Trudeau calificó de «risible» el argumento invocado por el presidente estadounidense para justificar su ofensiva proteccionista, referida a preservar la «seguridad nacional» de Estados Unidos.
Más tarde Trump respondió en un tuit: «Por favor, díganle al primer ministro Trudeau y al presidente Macron que están cobrándole aranceles masivos a EEUU y creando barreras no monetarias. El superávit comercial de la UE con EEUU es de 151.000 millones de dólares, y Canadá mantiene alejados a nuestros agricultores y otros».
«Espero ansiosamente verlos mañana», agregó.
Y, por si no fuera suficiente con las tensiones desatadas por la guerra comercial, Trump ha tensado toda vía más la situación al proponer que el grupo de países industrializados vuelva a convertirse en el G-8 con la inclusión de Rusia, que fue expulsada tras la anexión de la península ucraniana de Crimea en 2014.
Reunión antes de la cumbre
Con el fin de mostrar unidad, Macron anunció que los dirigentes europeos se reunirán el viernes a la mañana, horas antes de la apertura de la cumbre.
Los líderes del G7 no deben tener temor de alcanzar acuerdos sin el presidente de Estados Unidos, aunque la unanimidad es siempre preferible, había expresado más temprano el mandatario francés en Ottawa.
«Habrá temas en los que el presidente (Trump) no estará totalmente en sintonía con los otros, pienso por supuesto en el cambio climático y el comercio», sostuvo.
Macron y Trudeau, que se reunieron en Ottawa antes de dirigirse a Quebec para la cumbre de dos días con el Grupo de los 7, subrayaron que los aranceles a las importaciones de acero y aluminio también afectarán a los trabajadores estadounidenses.
Antes de la elección de Trump, era de buen gusto criticar los peligros del «proteccionismo» en el comunicado final del G7, en un lenguaje también duramente negociado, y alabar la cooperación internacional en materia de diplomacia y de protección del medio ambiente.
¿Cómo imaginar entonces que los canadienses, europeos, japoneses y estadounidenses encuentren un vocabulario común, luego de que Trump abandonara el acuerdo de París sobre el clima, denunciara el pacto sobre el programa nuclear iraní e impusiera aranceles a las exportaciones de acero y aluminio de sus aliados?
Fue esta última ofensiva proteccionista la que colmó el vaso de los socios tradicionales de Washington.
Primero el bilateralismo
«Trump va utilizar todos sus recursos para dividir a los otros seis, para que se quiebren y hagan lo que él quiere, es decir negociaciones bilaterales», dijo Laurence Nardon, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales. «Hasta ahora los seis han resistido, pero Trump no ha acabado».
Trump dio la bienvenida el jueves al primer ministro japonés Shinzo Abe en la Casa Blanca, para conversar sobre Corea del Norte.
El autor de «El arte de la negociación» demostró, en más de 500 días en el poder, que está poco inclinado a dejarse enternecer.
«La tendencia del presidente cuando es criticado es de contraatacar», recuerda William Alan Reinsch, del centro de reflexión CSIS en Washington.
Paradójicamente, la cumbre de Singapur del 12 de junio entre Trump y el dirigente Kim Jong Un se anuncia más amistosa que con sus «amigos» del G7…
FUENTE: YAHOO NOTICIAS