La refriega acaecida en Puerto Juárez en la que un grupo de criminales masacraron a varios policías ministeriales dejando un saldo de cinco muertos y tres heridos –los sicarios no tuvieron bajas–, a reserva de que algún día las indagatorias arrojen resultados, solo pueden verse como reacción y advertencia a las medidas de refuerzo de la seguridad que el gobernador Carlos Joaquín González ha venido anunciando. (Después de enviada a la Redacción de Novedades esta columna la FGE reveló que había indicios de que los sicarios formarían parte del Cartel Jalisco Nueva Generación).
El mandatario dijo hace poco que ya se cuenta con una estrategia de trabajo definida de los tres niveles de gobierno para disminuir el índice delictivo y con mayor número de elementos. A partir de octubre, recordó Carlos Joaquín, se pondrá en acción la Policía Militar, con más de tres mil 200 elementos y recordó que ya está en construcción de una base para este cuerpo castrense en Cancún, que permitirá tener a esta cantidad de efectivos.
Esa sin duda es una amenaza para los criminales y pretenden mostrar su mortífero músculo antes de que la militarización de la policía en Cancún entre en funciones, pues aunque nuestra ciudad más poblada no se ha mencionado entre los reacomodos de los 15 principales carteles delincuenciales hechos como el anterior dejan más que claro que su presencia no es parte del imaginario colectivo y de la prensa.
Por lo pronto tendrá que suceder algo a lo que no estamos acostumbrados: que la Fiscalía General del Estado a cargo de Miguel Ángel Pech Cen realice investigaciones efectivas y expeditas, lo suficientemente contundentes para que el mensaje a los delincuentes no sea que se salieron con la suya.
En localidades como Tijuana y Ciudad Juárez, que incluso prestan nombre a dos de las principales organizaciones criminales del país –e incluso del mundo–, acciones como las que anunció Carlos Joaquín sirvieron para reducir drásticamente los niveles de inseguridad y los delitos de alto impacto. Eso lo saben los malhechores y no sería raro que aumenten sus ataques violentos en los próximos días.
También influye en el nerviosismo de los felones de las bandas locales, hay que decirlo, una intensa actividad de la policía estatal, que ha asestado golpes importantes al crimen y lo ha hecho con frecuencia. El sábado fuimos informados que, en un hecho al estilo de las mafias más macabras, dos sujetos que arrastraban por las calles de Cancún un cuerpo que cayó de su cajuela por unos 100 metros; fueron detenidos luego de una espectacular persecución. También, como parte del operativo Sellamiento Tulum, la policía estatal asestó un golpe a la delincuencia al detener a dos personas con 109 dosis de presunta droga y dos armas de fuego. Las acciones, se dijo, forman parte de las estrategias de vigilancia y prevención del delito instruidas por el secretario de Seguridad Pública, Rodolfo del Ángel Campos.
A ver cómo nos va.
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