Un despacho de abogados, entre primos, que empezó la tía, pero también trabaja un amigo, el hijo del compadre y un asistente. O una tortillería familiar, donde hay dos ayudantes, pero que también atienden madre e hijos. Ambas tienen algo en común: se tratan de microempresas (Mipymes) familiares que por el número, diversidad y especificidad de los puestos de los empleados, están en vías de convertirse en pequeñas empresas.
Pero para dar ese paso requieren recursos. Aunque tratándose de negocios tan distintos, ¿qué producto financiero necesitan? Esa es la respuesta que busca un nuevo estudio que realizará Solliv, consultora especializada en capacitación sobre inclusión financiera y fortalecimiento de estos negocios.
Se trata de la segunda fase de su investigación “Necesidades y uso de servicios financieros en la Mipymes mexicanas“, presentada en junio de 2019, y con la que buscarán además generar productos financieros adecuados para este segmento que, hasta el anterior censo económico de 2014, abarcaba a cerca de 266,000 de las 4.2 millones de unidades económicas en el país, es decir, 6.3%, algo así como 1 de cada 16 negocios.
El estudio se enfocará en conocer los proyectos y perfiles de crecimiento cuantitativo (mayor producción, empleados o clientes) y cualitativo (mejores productos, agilizar procesos, fidelidad de recursos humanos) de las mipymes.
Para ello, se estudiarán a profundidad 20 microempresas del centro del país (CDMX, Edomex, Puebla), empresas familiares de 6 a 15 personas que tienen alrededor de una década de existencia y que emplean a personas más allá de los círculos de parentesco, que pueden ser de distintos giros: comerciales, de servicios o manufactura.
Otras de las variables serán la facturación, que oscila entre 4 y 9 mdp para este sector; los propietarios, mujeres u hombres, con distintos niveles de estudios, de acuerdo con Ursula Heimann, directora del despacho Solliv.
“Otra parte importante es que son empresas que no están hechas por un ratito sino que son proyectos de vida, incluso son empresas que se proyectan a la siguiente generación, tienen una estructura organizacional diferenciada, una descripción de puesto. Y tienen un patrón muy específico de usar servicios financieros: usan tecnología en mucho mayor medida que las microempresas, ya están más estables, tienen una contabilidad más desarrollada”, refirió la encargada del proyecto en entrevista con Forbes.
La primera etapa consistirá en investigación a profundidad con estas agrupaciones, a la par de diálogos con 4 instituciones financieras, desde empresas fintech hasta sofomes, con el fin de conocer sus propuestas para acercar servicios como créditos, tarjetas, cuentas de ahorro o de nómina, a las mipymes. Incluso, se contempla una mesa de diálogo entre ambas partes en busca de confrontar sus posturas.
De inicio, se observa un obstáculo principal: los elevados costos por comisiones y tasas de interés, derivado del riesgo que representa hacer préstamos a estas compañías. Por ello, la mayoría intenta utilizar sus propios fondos o ahorros, incluso préstamos familiares, para financiarse antes de acudir a instituciones de crédito.
“Las financieras siguen trabajando del modo tradicional al revisar los históricos y en eso basar la decisión del monto y el plazo al que le van a prestar a las mipymes”, aseguró Luis García, representante de una de las financieras que están en evaluación para participar del proyecto.
En la segunda mitad de 2020 cuando finalice el estudio, que será patrocinado por la Fundación MetLife México y contará con la colaboración del Centro de Competitividad de México, se buscará que las 4 financieras asociadas desarrollen un producto adecuado a las necesidades de las mipymes y se haga un pilotaje de cómo funciona y se adapta a los clientes, que será evaluado 3 meses después. Esa será la segunda etapa de la investigación, a desarrollarse aproximadamente en los primeros meses de 2021.
“No queremos decir que no haya atención para este sector, pero queremos contribuir que sea adecuada para este segmento”, insistió Heimann.
FUENTE: Forbes