Esta semana, millones de ciudadanos en Rusia salieron a votar en una consulta nacional para aprobar más de 200 enmiendas constitucionales que el gobierno de Vladimir Putin había presentado en tiempos recientes. Entre estas enmiendas destacaba la inclusión de Dios en la Constitución y una ley que dicta que el matrimonio solo puede ocurrir entre un hombre y una mujer.
Fue un triunfo para el voto conservador pero también un montaje típico del Kremlin, según varios críticos del presidente Putin. Bajo la fachada de un plebiscito que se vendía como la reivindicación de valores morales, el paquete pavimentó el camino para que el señor Putin se pudiera perpetuar en la silla presidencial.
Muchas de las presuntas propuestas que fueron sometidas a consulta eran leyes que el gobierno de Putin pasó en su momento sin tomarse la molestia de buscar la aprobación de la ciudadanía. Con este plebiscito, el mandatario ruso solo intentaba ponerle a su legado el sello de la voluntad popular, justo cuando el señor Putin tiene todas las piezas en su lado del tablero.
De acuerdo a la oposición, Moscú recurrió a toda su fuerza propagandística para comunicar los beneficios de su agenda conservadora. El Kremlin contó con el apoyo de empresas y celebridades para movilizar a los votantes, y cortó todas las avenidas para que el bando opositor pudiera ofrecer una alternativa.
“Rusia está triplicando sus ataques contra los derechos humanos básicos y la dignidad de las personas LGBT al agregar prohibiciones constitucionales contra la igualdad matrimonial. Putin y su administración utilizaron folletos de propaganda previos a las elecciones que prometían un retorno a los ‘valores familiares tradicionales’, utilizando el matrimonio entre parejas amorosas como una cuña para impulsar su agenda nefasta. Es vergonzoso, manipulador y malicioso”.
Expresó Alphonso David, presidente de una organización que defiende los derechos de la comunidad LGBT, Human Rights Campaign.
El gobierno de Vladimir Putin se ha caracterizado, entre otras cosas, por la represión de los derechos LGBT. En años recientes ha prohibido todo evento relacionado a la celebración del orgullo gay y ha rechazado a todos los grupos LGBT que han intentado registrarse, prácticamente sofocando las voces de este sector de la población.
En una encuesta de 2019, más de la mitad de las personas LGBTQ afirmaron haber experimentado al menos un tipo de violencia o abuso debido a su identidad de género, orientación sexual o ambas. También se han registrado numerosos casos de detención, violencia y tortura patrocinadas por el gobierno contra hombres homosexuales y bisexuales en Chechenia, una región rusa semiautónoma.