El reconocimiento formal por el Colegio Electoral este lunes de la victoria de Joe Biden ha adquirido un significado inusual este año, por la negativa obstinada del actual presidente Donald Trump de admitir su derrota.
Los resultados de la elección del 3 de noviembre han sido certificados por cada uno de los 50 estados y el Distrito de Columbia.
El demócrata ganó con un total de 81.3 millones de votos, 51.3% de los sufragios emitidos, frente a 74.2 millones (46.8%) del magnate republicano.
Pero en Estados Unidos el ocupante de la Casa Blanca es elegido por sufragio universal indirecto, y cada estado dispone de un número determinado de grandes electores en base a su población.
Biden se alzó con 306 de los 538 grandes electores, y Trump con 232. Para ganar la elección eran necesarios al menos 270.
En la noche Biden pronunciará un discurso para celebrar la última confirmación de su victoria y «la fuerza y la resistencia» de la democracia estadounidense.
SIN CONCESIÓN DE TRUMP
Aunque en los últimos años ha habido algunos «electores infieles», que votaron por un candidato que no ganó en su estado, su número nunca ha sido suficiente para cambiar el resultado de una elección.
Pero Trump ha seguido haciendo afirmaciones infundadas de que la elección de noviembre fue la «más corrupta en la historia de Estados Unidos», como tuiteó una vez más el domingo.
No obstante, su campaña no ha podido probar ningún fraude, y sus impugnaciones legales a la votación, examinadas por decenas de jueces, han sido desestimadas, con una sola excepción.
La propia Corte Suprema, a pesar de contar con una mayoría conservadora gracias a las designaciones de tres de sus integrantes por Trump, se negó el viernes siquiera a considerar dos demandas de los republicanos.
Gran número de legisladores republicanos respaldan las afirmaciones de fraude de Trump, pero algunos estarían dispuestos a reconocer la victoria de Biden una vez que el Colegio Electoral la ratifique.
Sin embargo, como según encuestas tan solo uno de cada cuatro votantes republicanos acepta los resultados de las elecciones como válidos, no se espera que Trump ceda en el corto plazo.
Este fin de semana, cuando Fox News le preguntó si asistiría a la toma de posesión de Biden el 20 de enero, como lo exige el protocolo y siglos de tradición, Trump se limitó a contestar:
No quiero hablar de eso».
Algunos aliados de Trump han especulado con la posibilidad de impugnar el resultado el 6 de enero, cuando el Congreso valide formalmente el recuento del Colegio Electoral.
Aunque sus posibilidades de éxito son prácticamente nulas, sería una muestra más del estado de profunda división con que Biden comenzará su Presidencia.
FUENTE: Excelsior