Ciudad de México.- Si algo sobra en este maravilloso país son bellas poblaciones en donde los viajeros pueden darse una escapada y así, cuando lo consideren seguro, apoyar a reactivar la industria turística nacional. Los hay para todos los gustos, aquí te presentamos una decena.
Izamal, Yucatán
Este Pueblo Mágico vistió sus fachadas en blanco y amarillo ocre –los colores de El Vaticano– para honrar la visita del Papa Juan Pablo II, en 1993, provoca, sobre todo, un insaciable apetito por tomar fotografías. Lo cual no impide encontrar delicias mayas en cualquier esquina.
Es imperdible visitar Kinich: un templo gastronómico donde se le rinde culto a la cocina maya. Tacos de cochinita, papadzules, empanadas de chaya y salsas de habanero son algunas de las delicias.
Nadie debe irse sin ir al Ex Convento de San Antonio de Padua, que los misioneros franciscanos construyeron sobre las ruinas de un adoratorio prehispánico. Su amplísimo atrio está flanqueado por 75 arcos, ahí los peregrinos toman un respiro antes de entrar al templo de la Purísima Concepción y pedir un favor a la Virgen de Izamal.
San Pancho, Riviera Nayarit
Es uno de los 23 microdestinos que conforman la Riviera Nayarit y, visitarlo, es todo un agasajo. Dicen los que saben, que no hay como ver un amanecer en la playa de «San Pancho» -como le llaman de cariño los pobladores a su terruño- ya sea montando un caballo o caminando, pero siempre a la orilla del mar.
Tras saborear un almuerzo, se puede caminar por las calles del destino, para notar que ahí casi todos se conocen, son solidarios y presumen varios proyectos.
Ixtapan de la Sal, Edomex
Este poblado del Estado de México es favorito de quienes gustan practicar el turismo de bienestar. Se puede disfrutar de un baño termal en el Balneario Municipal o en el Balneario Termal del Parque Acuático Ixtapan. Además, los viajeros aprovechan para dar un paseo a lomo de caballo.
Su centro es muy pintoresco y en torno al quiosco la gente se suele reunir para probar una nieve o tamal canario. Imperdible es probar delicias como tacos de cabeza de res, gorditas de haba o carne de cerdo en salsa verde con verdolagas.
Mazunte, Oaxaca
Atraídos por las playas vírgenes, su atmósfera relajada y los centros que proponen retiros espirituales, viajeros de todo el mundo confluyen en Mazunte, el Pueblo Mágico de la costa oaxaqueña.
Este rincón frente al Pacífico mexicano –al igual que sus vecinos Zipolite, San Agustinillo y Puerto Ángel– destaca por la ausencia de grandes resorts, pero no está exento de proyectos que ofrecen experiencias personalizadas, ideales para quienes huyen del turismo masivo.
En Mazunte, los días inician temprano. Al amanecer, lo más común es ver gente que medita o practica yoga en la playa mientras los pescadores alistan sus redes, o un grupo de visitantes aborda una lancha con la esperanza de ver ballenas jorobadas o tortugas marinas. Al atardecer, la experiencia más conmovedora aguarda en Punta Cometa.
Taxco, Guerrero
Con sus callejones –tan empinados como empedrados– Taxco de Alarcón, en Guerrero, presume parte de su tradición en la Mina Prehispánica de Taxco. Nadie debe irse de esta mágica población sin comprar algún recuerdo de viaje en sus platerías.
Antes de escaparte a alguno de los destinos que aquí mencionamos, asegúrate de investigar en sus páginas oficiales si ya han reabierto y en qué horarios. Seguro, cuando realices tu viaje, atesorarás grandes momentos.
Real del Monte, Hidalgo
Su clima, por lo general bastante fresco se presta para el romance. Pero además, es rico en historias y sabores. Real del Monte, en Hidalgo, puede constatar su legado en sitios como las Minas de Acosta y La Dificultad y el Museo de Medicina Laboral. Además, no hay aventurero que se vaya sin visitar el Panteón Inglés y probar los deliciosos pastes.
Cuetzalan, Puebla
Los que saben del arte de pasear por poblados dicen que éste, además de mágico es uno de los más bonitos. Localizado en la Sierra Norte de Puebla, el destino invita a caminar a todas horas por sus calles empedradas. Que nadie se vaya sin escuchar sus historias y leyendas, al calor de una taza de café.
Isla Aguada, Campeche
Las historias y el ambiente hacen de éste, un destino muy acogedor. Pronto, los amantes del ecoturismo muestran entusiasmo al ver que, además de hermosos paisajes, existe la posibilidad de practicar varias actividades, como abordar un kayak e ir rumbo a la Isla de Pájaros.
Bien vale vivir esta experiencia, pues además de remar se pueden ver varias aves y realizar pesca deportiva. Sin embargo, la joya de la corona, por la que varios viajeros llegan hasta esta zona, es para abordar una lancha hacia la reserva natural de Laguna de Términos, para avistar en el trayecto a los delfines nariz de botella. Una visita a Isla Aguada bien vale la pena.
Además, su gastronomía es espectacular. A la orilla del malecón hay sitios que sirven el pan de cazón, así como camarones, pescado y pulpo.
Todos Santos, Baja California Sur
Casi todos los viajeros que visitan este destino, llegan buscando al famoso Hotel California, debido al mito que existe en torno a que la canción de Eagles, «Hotel California», se inspiró en este rincón mexicano.
Por cierto, el hotel ahora está cerrado al hospedaje pero sí abierto el restaurante y la tienda. Pero además, esta mágica población presume sus fachadas en blanco y ese toque inspirador del desierto.
Angangueo, Michoacán
Este pueblo montañés, mágico y minero es tomado por varios viajeros como punto de partida para internarse en el Santuario El Rosario y observar uno de los grandes espectáculos de la naturaleza: el avistamiento de la Mariposa Monarca.
Millones de ellas emigran cada año desde Canadá y EEUU para pasar el invierno en las zonas protegidas que están entre Michoacán y el Edoméx y que juntas conforman la Reserva de la Biósfera Mariposa Monarca.
FUENTE: Sipse