Su enorme labor traspasó las fronteras y ahora fue nominado para obtener el mayor reconocimiento.
La falta de recursos y el hacinamiento son problemáticas que aquejan a gran parte de la población mundial. Todos lo sabemos pero no todos hacemos algo para cambiarlo. La historia del sacerdote que ha convertido un basurero en Madagascar en una ciudad, ha conmovido al mundo y hoy te la contamos.
“Si están dispuestos a trabajar, yo los voy a ayudar”, fue la frase con la que Pedro Opeka anticipó lo que se transformaría en una incansable labor humanitaria para un pueblo africano que vivía en la extrema pobreza. Opeka apeló al trabajo en equipo para rearmar de entre las cenizas a una comunidad y cambiar su destino.
En los años 70, el padre Opeka conoció las condiciones en las que vivían un grupo de habitantes de la ciudad de Madagascar y tomó cartas en el asunto. “Acá no hay que hablar porque sería una falta de respeto hacia ellos, sino que debemos ponernos a trabajar” dijo en una entrevista.
Apoyado por la fundación France Libertés, este sacerdote desarrolló con la ayuda de voluntarios y los habitantes, un tremendo trabajo que consiguió proporcionar un total de 4.000 casas a familias sin hogar y ayudó a educar a 13.000 chicos y jóvenes.
En los ultimos años, su trabajo humanitario ha tomado mayor relevancia a nivel mundial, como consecuencia de la visita del papa Francisco en 2019 al barrio que este revolucionario sacerdote, ayudó a reconstruir.
En su visita, el papa Francisco contó a quienes no conocían la historia que ese barrio había sabido ser un basurero para construir entre todos lo que sería luego llamado como la “Ciudad de la amistad” de Opeka, otro argentino que dejó su país para acudir al auxilio de quienes más lo necesitaban.
Hoy en día, este sacerdote que nació en el Gran Buenos Aires y dedicó toda su vida a servir, ha sido nominado al Premio Nobel de la Paz 2021.
¡Más que merecido!
FUENTE: Quinta Fuerza