Las fiestas navideñas tienen un componente consumista y un aire de felicidad impostada que desagrada especialmente a un perfil concreto de personas cuyas características analizamos con detalle desde el ámbito de la psicología positiva
«Pero, ¿por qué no te gusta la Navidad? Si es un momento de reencuentros, de emoción, de buenos sentimientos…». Si año tras año te hacen la misma pregunta y te sueltan la misma cantinela que te entra por un oído y te sale por el otro, esto te interesa.
Aunque lo habitual es ver la parte amable de las fiestas navideñas, lo cierto es que algunas personas sienten auténtico horror cada vez que se acercan y desean que pasen lo antes posible. Por un lado piensan que la Navidad no es otra cosa que una invención de los centros comerciales para gastar dinero y, por otro, no ven la necesidad de mostrarse contentos y felices simplemente porque toca estar así en estas fechas, ni tampoco creen que los reencuentros obligados con gente con la que apenas han tenido relación en todo el año sean un plato de buen gusto.
Efectivamente como apunta Dafne Cataluña, directora y fundadora del Instituto Europeo de Psicología Positiva, las fiestas navideñas tienen un componente consumista y un aire de felicidad impostada que desagrada especialmente a un perfil concreto de personas que tienen un talento psicológico muy particular: son capaces de detectar el lado oscuro de las cosas.
Lo más probable, según explica la experta, es que seas una de esas personas a las que se le da especialmente bien analizar y detectar el lado oscuro de las cosas. «¿Alguna vez te has preguntado por qué te resulta sencillo analizar las cosas que normalmente otras personas dan por sentado sin hacerse ningún tipo de preguntas?», plantea. La explicación está, según aclara Cataluña, en que esas personas poseen una fortaleza psicológica que en psicología positiva se denomina ‘Análisis‘ y que se caracteriza por ser capaz de tomarse su tiempo antes de actuar, evaluar la información y ser capaces de adoptar un pensamiento crítico con los datos que obtienen.
Una habilidad práctica
Esta habilidad puede ser útil cuando una persona se plantea, por ejemplo, un cambio importante en su vida, pues será capaz de analizar los pros y los contras con detalle, estudiar los efectos a medio y largo plazo y dar el paso solo cuando los datos objetivos apunten hacia cuál es la mejor decisión. Pero también es cierto, tal como alerta la psicóloga, que otro de los efectos de esa capacidad analítica es que a veces les cuesta disfrutar plenamente de las cosas desde la simplicidad, pues lo habitual es que esas personas tiendan a dar tres vueltas y media a cada cosa que pase por tu cabeza o busquen a menudo los tres pies al gato.
¿Pueden disfrutar en Navidad?
¿Qué pasaría si no te dejases llevar por el impulso consumista ni por el « buenrollismo» pero lograses encontrar la fórmula para beneficiarte personalmente de esta época del año? Encontrar una fórmula para que estas personas se beneficien de esta época del año sin caer en el impulso consumista ni en el ‘buenrollismo’ impostado es posible, según explica la fundadora del Instituto Europeo de Psicología Positiva . Para ello es necesario que combinen su fortaleza psicológica con otra fortaleza que es la curiosidad.
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Así, para lograr esta combinación la experta propone preguntarse qué puede tener esta época que te resulte atractivo y qué es posible hacer en estas fechas para que esas personas sientan que son productivas. «El reto está en analizar, sí, pero con el objetivo de encontrar opciones que te permitan obtener un resultado de la Navidad con el que te sientas identificado», propone.
En este sentido la psicóloga explica que para combinar eficazmente ambas fortalezas, la de análisis y la de curiosidad, es importante no dejarse llevar por el sesgo de la confirmación. Este sesgo, tal como explica, es un atajo que toma el cerebro para economizar el tiempo que dedicamos a pensar sobre algunas cosas, de modo que tendemos a buscar, interpretar y recordar la información que confirma nuestra hipótesis de partida. Y para que lo entendamos en el contexto del que estamos hablando pone un ejemplo: «Si mi hipótesis de partida es que la gente en Navidad es más amable de forma forzada, mi cerebro buscará todos los detalles que encuentra que corroboren lo que pienso, de modo que no dejo espacio para percibir otros detalles que sean contrarios a esta hipótesis».
¿Cómo interpretas lo que hacen o dicen?
Y ahora es donde viene el «trabajo de campo». El ejercicio que propone la psicóloga para que las personas que no tengan un especial interés ni cariño por estas fechas sean capaces de sacar el máximo partido a la Navidad es el siguiente: Lo primero que debemos hacer es «cazar el sesgo» pues aunque muchas veces lo hacemos de forma automática, la realidad es que es fácil analizar qué tipo de frases solemos decirnos a nosotros mismos cuando confirmamos nuestra hipótesis. Por ejemplo, ante la frase «mira qué sonrisa más forzada tiene el dependiente de la tienda porque es Navidad», la psicóloga aconseja atender a los detalles para analizar con la mente abierta qué es lo que te ha llevado a pensar eso y así generar otras posibles hipótesis que lo expliquen. Así, en el caso de la sonrisa del dependiente, caben otras valoraciones como: «puede ser que lo haga porque quiere caerme bien», o «puede que esté cansado pero no quiera que se note y esté intentando ser agradable» o incluso «puede que le hayan obligado a atender siempre con una sonrisa».
Como afirma Dafne Cataluña este proceso puede ayudar a esas personas a que contemplen diferentes posibilidades ante esos detalles que suelen interpretar de forma negativa, pues eso les ayudará a ser más objetivo, más creativo y además contribuirá a que no se dejen llevar por el sesgo de confirmación.
Por último la experta asegura que el uso estratégico de las fortalezas personales ayuda a ser más efectivos, más creativas y a plantear objetivos de forma más realista, además de que contribuye a que las personas se sientan más auténticas y disfruten más de lo que hagan
Fuente: ABC Bienestar