¿Yo qué iba a hacer?, ¿a qué vine a la cocina?, ¿Dónde dejé las llaves?, son algunas preguntas que frecuentemente se hacen las personas con mala memoria o que han comenzado a perderla, no obstante, expertos han descubierto que dicha situación podría llegar a ser reversible si se realizan algunas actividades que contribuyen a mejorar las condiciones cerebrales responsables de dicha tarea.
Sobre el particular, el pasado 11 de enero, expertos revelaron un estudio a través del medio especializado The Journal of Physiology, en el que se precisa que realizar al menos 6 minutos diarios de ejercicio al día, en intervalos de alta intensidad podría contribuir a que se mejore la memoria, o por lo menos se combata la pérdida de esta, gracias a que la actividad física permite aumentar en la sangre una proteína relacionada con el aprendizaje y la memoria.
El estudio refiere que el ejercicio faculta la mejora del flujo sanguíneo como factor determinante para la memoria, además que favorece la llamada conectividad cerebral.
Sobre la referida proteína relacionada con el aprendizaje, el estudio se refiere a la llamada BDNF, también conocida como el factor neurotrófico, la cual favorece la neuroplasticidad y la formación de nuevas conexiones cerebrales, aumentando además la supervivencia neuronal, lo que refiere una mejor actividad cerebral, favoreciendo a su turno la formación y almacenamiento de recuerdos, y ayudando a un mejor desarrollo cognitivo.
Según recogen medios especializados, algunos estudios referidos al uso de algunos fármacos en animales han resultado efectivos para la protección del BDNF, no obstante, los resultados en humanos de momento no han resultado igual de efectivos, en declaraciones entregadas por uno de los investigadores de la Universidad de Otago en Nueva Zelanda como el fisiólogo Travis Gibbons, autor principal del nuevo estudio.
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Si bien, esos experimentos o ensayos clínicos de generar protección del BDNF a través de medios alternativos aún está en prueba para lograr el tratamiento de personas con deterioro cognitivo leve e incluso de Alzheimer, los expertos han señalado que existirían métodos más sencillos y efectivos relacionados con la actividad física.
Así, una forma ‘natural’ de aumentar el llamado BDNF, según recoge Gibbons, se refiere a la práctica de actividad física, que a su vez repercuta en la formación o aumento de producción de esa proteína, sin que sea necesario recurrir a las alternativas farmacológicas.
En el estudio referido, a cargo de expertos de la Universidad de Nueva Zelanda, los expertos precisaron que seis minutos de ejercicio en máquinas como la bicicleta estática lograban ser efectivos para el aumento de la proteína en la sangre, advirtiendo que el ejercicio en ese caso tiene que ser intenso.
Por el contrario, en el caso en que el ejercicio es leve, los mismos resultados podrían lograrse incluso con una práctica deportiva de hasta 90 minutos.
Si bien se ha encontrado que el ejercicio puede resultar efectivo en la generación de la referida encima, en el caso de los estudios que han buscado establecer si la actividad física ayuda a revertir, ralentizar o prevenir el Alzheimer, los resultados han sido dispares.
No obstante, frente al particular, los expertos han referido que no existe gran precisión frente a ello en tanto los estudios clínicos no cuentan actualmente con el suficiente sustento o número de muestras y pacientes en observación que permitan establecer un parámetro o modelo que permita llegar a conclusiones.
Así, los expertos también han afirmado que hay evidencias de que algunos factores, actividades o hábitos que refieren peligro para la salud cardiaca como el tabaquismo, la inactividad física y la mala alimentación, también tiene efectos adversos en la salud del cerebro.