La agencia espacial japonesa afirma que lanzó con éxito su cohete espacial insignia H3, un año después de que su primer intento acabara en fracaso.
El H3 partió del Centro Espacial de Tanegashima, en el sur de Japón, a las 9.22 hora local del sábado, informó la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) en un comunicado.
El organismo espacial dijo que había confirmado que la combustión del motor de la segunda etapa se había completado y que el cohete había alcanzado la órbita según lo previsto.
Según la JAXA, el H3, sucesor de los cohetes japoneses H-2A y H-2B, está diseñado para ser más económico gracias al uso de productos comerciales disponibles en el mercado en lugar de componentes aeroespaciales exclusivos.
JAXA espera que el H3 pueda lanzar misiones tanto gubernamentales como comerciales en el futuro y, si tiene éxito, la agencia espacial tiene previsto lanzarlo hasta seis veces al año durante las próximas dos décadas.
El éxito del lanzamiento del sábado es la segunda victoria de JAXA en tan solo dos meses, después de que su explorador robótico «francotirador lunar» aterrizara en la superficie de la Luna en enero.
JAXA calificó ese momento de «logro significativo para la futura exploración lunar y planetaria», a pesar de los contratiempos técnicos que dejaron inoperativo el Smart Lander for Investigating Moon (SLIM) durante varios días tras el aterrizaje.
La nave aterrizó orientada en la dirección equivocada, lo que impidió que sus células solares generaran energía. Sin embargo, 10 días después despertó.
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JAXA también había utilizado una nueva tecnología de precisión para demostrar un aterrizaje «milimétrico» a menos de 100 metros del objetivo del SLIM.
Japón es el quinto país que pone una nave espacial en la Luna de forma segura, tras el éxito de India con su Chandrayaan-3 el pasado agosto. Estados Unidos, la antigua Unión Soviética y China también han llevado naves espaciales hasta la Luna.
La nueva carrera espacial está impulsada en parte por el deseo de los países de acceder al agua atrapada en forma de hielo en las regiones permanentemente ensombrecidas del polo sur lunar. Según los expertos, esta agua podría utilizarse como agua potable o como combustible cuando la humanidad amplíe los límites de la exploración espacial en el futuro.