Es un problema cultural y de piratería farmacéutica que se mantiene visible en la red social y nadie hace nada para controlarlo.
Clonazepam y alprazolam, dos fármacos controlados para el tratamiento de la ansiedad y el manejo de crisis de pánico, están al alcance de un clic. Aunque su venta requiere obligatoriamente de una receta médica, estos y otros medicamentos se venden libremente en Facebook, sin restricciones de parte de la plataforma.
Esto que leerás a continuación debe tomarse seriamente como una alerta, debido a los riesgos que conlleva el adquirir fármacos sin haber sido prescritos por un profesional de la salud. Este artículo, de ninguna manera, es una invitación a hacerlo.
Tianguis de fármacos
La venta de medicamentos controlados en Facebook es tan sencilla como peligrosa. Basta escribir en el buscador el nombre del fármaco o palabras clave como “antibióticos” o “medicamentos”. Sin ningún filtro, el buscador mostrará las ofertas en grupos de ventas locales. Algunos usuarios lo escriben, sin cautela, como post.
“Buenas noches, alguien que venda alprazolam o tafil por favor”, postea la usuaria Carmelita Rivera, quien recibe de inmediato mensajes públicos y privados. Otros comentan con puntitos para que la publicación se mantenga vigente y amplíe su alcance.
“Urge conseguir alprazolam, medicamento para el sistema nervioso. Gracias por compartir amigos”, escribe en un post el usuario Cristian Trinidad, 22 veces compartido y un montón de mensajes. “Yo tengo”, le dice una usuaria. Otra le ofrece fenitoína, “por si la necesita”. La fenitoína es fármaco aprobado para su uso en ansiedad y convulsiones.
Facebook es el primer contacto de Rafael, un vendedor de mostrador de una farmacia en Cancún que desde hace tiempo se ha dedicado a la venta de medicamentos controlados en esta red social, lo que significa que los extrae de los anaqueles.
Su venta es completamente ilegal, pero sabe que hay usuarios que los necesitan con urgencia y sin receta. Por eso los cita en distintos puntos —centros comerciales, parques o a domicilio— y en todos los casos el pago siempre es en efectivo.
El rango de precios de los medicamentos varía. Algunos triplican su valor. Por ejemplo, los medicamentos para suprimir el apetito, que tienen un precio de 238 pesos en las farmacias, Rafael los vende en 800 pesos. Los medicamentos para la ansiedad, que tienen un costo de 139 pesos en las farmacias, alcanzan los 350 pesos.
Facebook, que se ha convertido en un tianguis ilegal de fármacos, también permite la venta de fermentina, somatropina, linagliptina y clobenzorex, prescritos para el control de peso; alprazolam, clonazepam, diazepam y metilfenidato, que actúan en el sistema nervioso para el control de ansiedad, también están a la venta libre. De la misma manera, fentanilo y oxicodona, empleados médicamente para el tratamiento del dolor.
En riesgo la salud de las personas
Facebook se ha destacado por su reputación en el control estricto de las publicaciones, pues sanciona palabras ofensivas o contenido sensible. Incluso puede desactivar cuentas por esto. Sin embargo, ha pasado por alto la libre venta de medicamentos controlados que llevan a cabo algunos usuarios, poniendo en riesgo la salud de las personas.
El presidente del Colegio de Médicos de Quintana Roo, Francisco Lara, reconoce que esta problemática ha incrementado con el paso del tiempo y representa un impacto negativo en quienes recurren a este mercado ilegal de medicamentos.
Afirma que se han identificado dos tipos de personas que buscan medicamentos controlados en estas páginas: por un lado, están los pacientes que necesitan tratamientos costosos y encuentran opciones más económicas en estos sitios; por el otro, están aquellas personas que, por recomendaciones de terceros, buscan medicamentos específicos.
“En ambos casos, el riesgo a la salud aumenta, porque no sabemos si el medicamento está respaldado por una fórmula precisa para cierto padecimiento. Hay casos en donde las personas compran el medicamento no necesariamente por un padecimiento. Un ejemplo son los medicamentos para bajar de peso, pues una persona libremente los consigue, pero no los necesita y esto pudiera agravar el tema de su peso”, señala el médico.
Entre los principales riesgos se encuentra el consumo de placebos. Estos son medicamentos que se parecen en apariencia a la fórmula original, pero no tienen ningún efecto farmacológico en el organismo, lo que puede ocasionar que en pacientes que necesitan un tratamiento continuo, en lugar de mejorar su estado de salud, podría empeorarlo.
“Es algo muy delicado que pone en riesgo la vida de la persona. Te podrían vender píldoras de azúcar y tú no lo sabes, lo que podría generar un problema sobre todo a quienes requieren de tratamientos para el cáncer o para infecciones graves y que, por creer que lo van a comprar más barato, se arriesgan”.
Un problema cultural
De acuerdo con el presidente del Colegio de Médicos, esta es una situación que no solo se replica a nivel estatal o federal, sino que se extiende a América Latina y que ha derivado de la falta de educación y principios por parte de quienes contribuyen a este mecanismo de compra en redes sociales.
El primer problema al que se enfrentan las personas que se automedican son los efectos adversos de los fármacos, que pudieran ocasionar reacciones graves o la muerte.
“Los efectos secundarios es lo que desconocen las personas que compran los medicamentos, incluso pueden ser inmediatos. Siempre estamos expuestos a los contras de los medicamentos que nos van a ayudar a un problema, pero que nos podrían ocasionar otros si no tenemos la supervisión de un médico”.
Piratería en fármacos
La venta ilegal de medicamentos en las redes sociales se ha convertido en un problema que crece constantemente y que, aun con el monitoreo del gobierno federal y de la Comisión Federal del Riesgo Sanitarios (Cofepris), sigue encontrando la forma de mantenerse vigente.
Es por ello que el presidente del Colegio de Médicos de Quintana Roo considera necesario que Facebook desarrolle mecanismos que garanticen la detección de este comercio y se tomen las medidas pertinentes. Además, señala que es tarea de la población hacer consciencia sobre los riesgos a los que se expone.
“Es tan inmenso el universo y en las redes sociales es tan rápido cómo se mueven las cosas que las personas van a seguir vulnerables mientras no tengan ese recurso de la educación y moral para no recurrir a estas prácticas”, dice.
FUENTE: LA VERDAD NOTICIAS