Durante la Conferencia Imperial del 6 de septiembre de 1941, el emperador Hirohito intentó poner paños fríos a las ansias belicistas de gran parte del gabinete japonés, que ya había establecido una alianza con la Alemania nazi y la Italia fascista. Preguntó por alguna salida diplomática posible ante la inminencia del ataque a Pearl Harbor y pospuso, de acuerdo a historiadores, la guerra global -que por entonces sólo se desarrollaba mayormente en Europa- por tres meses.
Poco tiempo después, los aviones japoneses bombardearían la base norteamericana en Hawai, plan al que finalmente el emperador divino no pudo oponerse pese a ser la máxima autoridad del país. La historia no exculpó a Hirohito. Pero colocó a otro personaje del gobierno como el mayor responsable de los crímenes cometidos por Japón durante la Segunda Guerra Mundial: Hideki Tojo, primer ministro, cerebro militar y defensor de las conquistas imperiales japonesas en todo Asia.
En las últimas semanas, las comparaciones de los personajes actuales con los históricos fueron recurrentes. El pasado 13 de junio, Odd Arne Westad, historiador noruego en la Universidad de Yale, publicó en Foreign Affairs un análisis detallado en el realizaba un paralelismo entre la China de Xi Jinping y la Alemania previa a la Primera Guerra Mundial. Particularmente, resalta la figura de Otto von Bismarck, canciller alemán.
“China muestra hoy muchos de los mismos signos de arrogancia y miedo que Alemania exhibió después de la década de 1890. Los dirigentes del Partido Comunista Chino (PCC) se enorgullecieron enormemente de haber guiado a su país a través de la crisis financiera mundial de 2008 y sus secuelas con más habilidad que sus homólogos occidentales. Muchos funcionarios chinos vieron la recesión mundial de aquella época no sólo como una calamidad made in USA, sino también como un símbolo de la transición de la economía mundial del liderazgo estadounidense al chino”, señala el autor, recordando el desafío alemán al Reino Unido de entonces.
La figura de Tojo -y el ímpetu imperial del Japón de entonces- sumada a la Alemania de Otto von Bismarck -y su necesidad de erigirse como la máxima potencia europea hacia finales del siglo XIX- podrían explicar las ansias de Xi Jinping de predominar en el Indo-Pacífico, donde mantiene un conflictivo presente con Filipinas, Taiwán, Vietnam, Corea del Sur y Japón. La referencia japonesa, incluso, se explica además por las alianzas que selló en aquella era el archipiélago asiático: nazis y fascistas en Europa.
En la Cumbre de la Paz celebrada en Suiza y finalizada este domingo, Volodimir Zelensky usó el nombre de Adolf Hitler para hablar de Vladimir Putin, el aliado “sin límites” de Xi. No fue la primera vez que lo hizo. Fue no tanto por las atrocidades y crímenes contra la humanidad que cometen las tropas rusas en Ucrania desde hace más de dos años, sino como referencia histórica por los conceptos e ideas que el jefe del Kremlin tiene sobre Europa. “Se trata del renacimiento del nazismo. Es una nueva ola de este nazismo ruso. Todo lo que Putin dice, de darles parte de nuestros territorios que han ocupado e incluso no, son los mismos mensajes que usó Hitler”, dijo el presidente ucraniano.
“No nos podemos creer en estos mensajes. Hoy (Putin) habla de cuatro regiones, antes sólo existían Crimea y Donbás”, señaló Zelensky a la cadena italiana Sky TG24, en relación a las pretensiones de Putin para que Ucrania se retire de Donetsk y Lugansk, Kherson y Zaporiyia.
Este martes, Putin está viajando a Corea del Norte. Desde el 2000, año en el que asumió, que no viajaba a ese país distópico. “Kim Jong Un tiene un nuevo mejor amigo”, ironiza The Economist en su edición de hoy. En un mensaje a su homólogo ruso, el dictador norcoreano dijo que tenían “relación inquebrantable de camaradas de armas”. Pyongyang fue uno de los principales proveedores de Moscú en su invasión a Ucrania. China, su máximo financista.
Allí, en aquella península la tensión crece. Tropas surcoreanas efectuaron disparos de advertencia para repeler a los soldados norcoreanos que cruzaron brevemente la frontera terrestre fuertemente fortificada de sus rivales este martes por segunda vez en junio, informó el ejército del Sur. Se cree que ambas incursiones no fueron intencionadas. Pero una chispa podría desatar un infierno en Asia.
“Aunque la guerra de Ucrania es ahora la que más tensiones está provocando, Taiwán podría ser el Balcanes de la década de 2020″, cree Westad. “Los líderes pueden aprender del pasado tanto en sentido positivo como negativo, sobre qué hacer y qué no hacer. Pero primero tienen que aprender las grandes lecciones, y la más importante de todas es cómo evitar guerras horrendas que reduzcan a escombros los logros de generaciones”, concluye el autor.
FUENTE:INFOBAE