El periodo crítico de incendios forestales en Quintana Roo concluyó con un balance preliminar de 28 mil 510 hectáreas de cobertura forestal siniestradas durante los primeros seis meses del año.
Los daños por las llamas representan un aumento superior al 360% respecto al mismo periodo de 2023, cuando los incendios destruyeron seis mil 152 hectáreas. Y aunque las lluvias representan un respiro para la selva quintanarroense, en agosto se espera otro periodo de sequía por la canícula.
De acuerdo con la información de la Comisión Nacional Forestal, los municipios más afectados fueron los municipios de Bacalar y Benito Juárez. El municipio del sur concentró 21 de los 56 incendios forestales reportados este año, con una afectación de 10 mil 916 hectáreas.
En el caso del municipio del norte reportó únicamente tres incendios forestales, sin embargo, fueron de las más grandes. Las llamas consumieron en Benito Juárez seis mil 120 hectáreas.
En comparación con el mismo periodo del año pasado, el aumento casi alcanza también el 2000%, luego de que en 2023 el fuego destruyó únicamente 298 hectáreas.
Otros municipios con importantes afectaciones fueron José María Morelos. Aquí se siniestraron cuatro mil 210 hectáreas de cobertura vegetal a través de nueve incendios.
Para José Javier May Chan, con la llegada de la temporada de lluvias y huracanes concluye el periodo crítico del fuego, aunque tras las lluvias habituales de junio y julio, llega en agosto el periodo conocido como la canícula.
Este fenómeno propicia el aumento de las temperaturas, lo que por ende aumenta también las probabilidades de que se generen chispas o fuego que pudiera terminar en incendios forestales.