Acapulco.— Rogelio Tornes Gallardo perdió su casa de madera y su coche, el cual le llevó siete años comprar, por las inundaciones severas que dejó la tormenta tropical John, pero no sus ganas de trabajar y salir adelante en medio de la tragedia.
De oficio albañil y pescador, Pelé, como lo llaman sus amigos, por su marcada afición al futbol, aprovechó la emergencia para autoemplearse transportando a sus vecinos de la colonia Unidad Habitacional Vicente Guerrero 2000 en su lancha de motor.
Durante un recorrido a bordo de su lancha por las calles y casas inundadas de la colonia, el señor de 62 años relata que el miércoles la mayoría de los vecinos se querían salir de su departamento ante la torrencial lluvia que mantiene inundada una parte de la Zona Diamante.
Al pasar sobre su casa, ubicada casi al pie de la laguna de Tres Palos, casi cubierta por el agua, y con dos mascotas en el techo, Tornes Gallardo señala con la voz entrecortada: “Ni para llorar al ver mi casa así. Hay que aguantar y esperar a salir. Ya salimos de una, hay que salir de esta. Yo digo que todos estamos haciendo lo mismo. Hay que esperar la ayuda y si no nos ayudan, ni modo, nosotros mismos”.
Siente tristeza, dice, “pero hay que aguantarse; se tiene uno que aguantar a ver si nos ayudan”. Mientras conducía la lancha, recuerda que le llevó dos semanas construir su casa de madera, trabajó día y noche con el apoyo de su esposa Victoria y sus hijas.
“Me llevó construir mi casa 15 días. Yo tengo 35 años viviendo aquí. Mi trabajo es de obra, pero tengo aquí pescando unos 15 años”, comenta el ahora lanchero.
Durante un trayecto, revela que en sus tiempos libres, cuando no pesca, practica el futbol y juega de delantero en un equipo de veteranos. “Descanso los miércoles y jueves y los aprovecho para ir a jugar. A mi familia le gusta el deporte y como juego me dicen Pelé”.
Don Rogelio agrega que al lado de su casa tiene un restaurante en el que vendía camarones y también se encuentra inundado.
Originario de Cruz Grande, Oaxaca, Tornes Gallardo señala que su colonia es una de las más afectadas por las inundaciones y, por eso, contribuye a sacar y regresar a su casa a los vecinos afectados.
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“Ayer [el viernes] me eché como unos ocho viajes de a 200, le cobro 25 pesos a cada persona por llevarla y traerla. Cuando llueve y crece la laguna yo les echo la mano a todos”, refiere.
Explica que los vecinos lo llaman cuando quieren salir para comprar alimentos o para trasladar cosas de su casa para llevarlas a donde se están refugiando.
Desde el pasado domingo presta el servicio con su lancha y debido a que no ha parado de trabajar desde ese día, el motor le ha comenzado a fallar, pero no se desanima.
Al escuchar a uno de sus compañeros decir que “al mal tiempo buena cara”, el señor Rogelio Tornes afirma que esa palabra significa no darse por vencidos. “En vez de que te pongas a llorar, ríele a la vida, hay que reírle para que siga, si no, no”.
Calcula que si no sigue lloviendo en Acapulco, el nivel del agua en su colonia bajará en una semana en la unidad habitacional y en un mes en la zona donde vive. “Llueve por ratos, pero desde el viernes comenzó a caer menos”, agrega.