Y pensar que Puerto Morelos se había destinado para panteones, rastros y cárceles. ¿Cómo en una tierra así se proyecta lo peor? Durante mucho tiempo sus habitantes sufrieron abandono y desprecio porque sus atributos, “redescubiertos” recientemente, fueron minimizados por autoridades de Benito Juárez, quienes se conformaron con la zona hotelera y les otorgaron por años si acaso el uno por ciento de lo captado allí.
Esa situación cambió tras declararlo alcaldía, al detonar comercialmente la Ruta de los Cenotes y gracias al auge de la venta masiva de hectáreas entre Cancún y Playa del Carmen, las dos potencias turísticas nacionales que lo arropan. Apenas el Ejecutivo estatal anunció la semana pasada que enviará al Congreso la propuesta para convertirlo en municipio, la demarcación recobró notoriedad y valor.
Hoy la disputa no se debe a que si cumple o no los requisitos, o a la viabilidad técnica, sino a la delimitación geográfica hacia el norte; es decir, si la frontera con Benito Juárez sería Bahía Petempich -como supone la jurisdicción administrativa- o antes del Moon Palace, un corredor con riquezas incalculables sobre el que podrían edificarse miles de habitaciones hoteleras, condominios y comercios.
De hecho, poco antes de divulgarse el proyecto representantes de firmas habían expresado su interés por construir ya unos mil cuartos más en terrenos colindantes, los cuales se sumarían a los 10 mil contabilizados a la fecha, que son el principal sustento de la zona.
Es que de incorporar a dicho hotel captarían más de 25 millones de pesos por impuestos municipales como predial, derecho de espectáculos, basura, licencias de funcionamiento y otros, así como una cantidad nada despreciable en la Ruta de los Cenotes y Leona Vicario, población que sería absorbida.
Lo anterior significa que, por un lado, la estrategia es pretender conquistar al Moon Palace por cuartos de hotel y pago de impuestos, y por el otro, sumar a Leona a través de la Ruta, esa exuberante vía en medio de la selva convertida en bondadoso referente común, donde cenotes, cavernas y ríos subterráneos son atractivos del ecoturismo. Además, con Leona adentro podrían optar a Pueblo Mágico porque posee sitios arqueológicos, en tanto rebasan con holgura los más de 30 mil habitantes exigidos por la Ley de Municipios de Quintana Roo.
Insistir en incluir al Moon Palace se debe, pues, al pago cuantioso de recursos por múltiples conceptos, aunado a las facultades sobre las hectáreas adyacentes donde se puede construir a destajo, al tener que “negociar” otros planes de desarrollo, aun cuando innumerables ordenamientos legales podrían limitar la densidad o facilitar la protección de ecosistemas.
Puerto Morelos tiene los habitantes; la superficie es suficiente para cubrir sus necesidades y atender el futuro; sus recursos de desarrollo potencial garantizan posibilidades de autosuficiencia económica; tiende a incrementar los ingresos propios; los servicios públicos son adecuados; es envidiable la posición estratégica en la Riviera Maya con magnífico potencial; cuenta con el empuje de pioneros, gente con arraigo, exautoridades y miembros de “Reivindicación Histórica de Puerto Morelos”, así como con el apoyo de los Poderes Ejecutivo y Legislativo.
Lo que no se tiene es el conocimiento cabal de las condiciones, menos del área en discordia, porque pareciera que agarró desprevenidos a regidores, servidores públicos, políticos, empresarios y ciudadanos, quienes han admitido desconocer los detalles. Pese a ello, no pocos han activado una apurada campaña de posicionamiento en busca de cuotas electorales, recabando información para “invertir o aportar”.
La discusión comenzó en serio. Lo ideal, lo deseable, es que sea transparente y sobre todo útil para habitantes de los dos municipios vecinos, y también que lo definido resguarde todas sus bellezas para no cometer los errores de Cancún y Playa del Carmen, donde prevalecieron la ambición de inversionistas y la ineptitud de autoridades durante los primeros lustros de vida independiente. Están a tiempo de erigir un municipio modelo.