El discurso del presidente municipal de Solidaridad, Mauricio Góngora Escalante, fue el más político de los informes cuando se compara con los de Paul Carrillo de Cáceres y Eduardo Espinosa Abuxapqui, sus otros homólogos priistas mencionados entre los aspirantes a gobernador. Porque aun cuando tanto el cancunense como el chetumaleño también obtuvieron buena calificación, el playense no titubeó al confrontar a rivales ni al reconocer sus posibilidades.
Haber sido el último en rendir cuentas le facilitó cumplir, por un lado, el propósito de la alta expectativa generada en su entorno, y por el otro, a expresar lo que otros no: cerró filas con el gobernador contra la división sembrada, retó a contrincantes con o sin partido, y se declaró listo para lo que sigue, en referencia a las elecciones de 2016. Estas aristas, bien manejadas por su equipo, le permitieron cerrar con “broche de oro”.
El clímax en la exhibición del primero en mención se alcanzó cuando sostuvo: “Creemos que el trabajo es la herramienta para transformar nuestra realidad, codo a codo, sin espacio para los enfrentamientos o los protagonismos; por eso aquí no hay lugar para falsos redentores, que dicen, en la distancia, tener fórmulas mágicas para gobernar”. Luego remató: “Soy un hombre que no acepta cuentas de cristal ni espejismos de poder; aquí hemos vivido siempre, aquí vamos a seguir viviendo, aquí estaré siempre para servir a los quintanarroenses. Estoy listo para seguir sirviendo a Quintana Roo”.
Con estas frases Góngora dio un tremendo paso en el proceso interno a pocos meses de que definan al candidato, ventaja que sin duda apuntalará su esposa Cinthya Osorio Rosas al ofrecer también su informe en los próximos días, ya que los otros en carrera no podrán aprovechar con la misma intensidad dicha oportunidad. Al calificarla como “la trabajadora más dinámica del municipio”, el jefe del Ayuntamiento le otorga un valor específico a las acciones de la presidenta honoraria del DIF, lo cual redunda en una labor más completa provista por ambos.
Así las cosas, tanto Paul Carrillo como Eduardo Espinosa y Mauricio Góngora (en el orden cronológico de los presentaciones) ganaron puntos sobre Gabriel Mendicuti Loría, José Luis Toledo Medina y Raymundo King de la Rosa, quienes no tuvieron la chance de lucirse frente a miles de invitados. Quizás solo el último se reivindique como líder activo del partido hegemónico, pues el primero deberá sortear la recta final de la administración estatal desde la Secretaría de Gobierno –tarea nada fácil–, mientras el segundo empieza a despachar en la capital del país.
Peor escenario es para Carlos Joaquín González, quien también sueña con la candidatura, aunque no levante la voz. Alejado de los actos públicos multitudinarios, organizando encuentros paralelos sin difusión, estableciendo diálogo con opositores, sin un discurso claro, ni apoyado por las autoridades -menos por la base-, al subsecretario federal de Turismo le ha faltado lo que a Góngora le sobró la noche del sábado.
A estas alturas se percibe que la pinza se cierra, con lo cual se descarta a algunos y se fortalece a otros. Paul y Mauricio fueron los ganadores indiscutibles de una etapa ideal para desplegar todos los recursos a disposición, porque las condiciones así lo establecen. No hubo discursos triunfalistas, aunque sí ocasión para dejar en claro que las circunstancias favorecen al PRI en ausencia de una oposición articulada, y a sus gobiernos, gracias a un desempeño eficaz entre niveles.
Tras el discurso de Paul en el Cancún Center escuché a servidores públicos de todos los poderes referirse en aceptables términos al primer edil de Benito Juárez. Tras el de Mauricio, escuché a Francisco José de la Vega Aragón, representante del Presidente Enrique Peña Nieto, afirmarle al de Solidaridad que el primer mandatario de la nación estaba “encantado”. Así, textual.