La historia de Yoko Ono y su hija Kyoko es una de las más dolorosas y poco conocidas de la vida de la artista y su difunto esposo, John Lennon. La desaparición de Kyoko, secuestrada por su padre en 1971, desató una larga y difícil batalla legal que, según el nuevo documental One to One: John & Yoko del director Kevin McDonald, mantuvo a la pareja ocupada durante años en una angustiosa búsqueda.
El comienzo de la tragedia: un secuestro que cambió todo
Antes de casarse con Lennon, Yoko Ono tenía una hija, Kyoko, fruto de su matrimonio con el cineasta Anthony Cox. En 1971, Cox desobedeció una orden judicial y se llevó a la niña a los Estados Unidos, desapareciendo sin dejar rastro. Esa misma año, Lennon y Ono se mudaron a Nueva York, donde comenzaron una nueva etapa de sus vidas. Sin embargo, el traslado no fue solo para comenzar una nueva vida, sino también para continuar la búsqueda de Kyoko.
El costo de esta investigación fue significativo: Lennon y Ono gastaron lo que hoy equivale a 1.5 millones de dólares en un intento desesperado por localizar a la niña. A lo largo de este proceso, Yoko Ono no pudo ver ni comunicarse con Kyoko durante 23 años, lo que dejó una huella emocional profunda en ella.
El dolor de Yoko Ono
En 1972, Lennon compartió públicamente la angustia de Ono en una entrevista televisiva: Yoko no ha visto a su hija en dos años. Durante dos años los hemos estado persiguiendo por todo el mundo. En una llamada privada, también incluida en el documental, Ono expresó su sufrimiento: John y yo estábamos viendo la televisión y aparecía un niño o algo relacionado, no puedo soportarlo, porque me recuerda a Kyoko”
La historia del secuestro y la posterior separación de madre e hija es desgarradora, y a medida que los años pasaban, Ono experimentaba una angustia que nunca pudo superar por completo.
Perder a mi hija fue un dolor muy serio”
La relación con Anthony Cox y la huida
Ono y Cox se casaron en 1963, y Kyoko nació poco después. Sin embargo, la relación de pareja se desmoronó a medida que Ono comenzaba a ganar notoriedad en la escena artística de Nueva York. Durante este tiempo, Kyoko pasó mucho tiempo con su padre, quien se encargaba más de su cuidado, mientras Ono se dedicaba a su carrera artística.
Cuando la pareja se separó en 1969, no se presentó un acuerdo formal de custodia sobre Kyoko, lo que facilitó que Cox se llevara a la niña sin previo aviso. El primer conflicto ocurrió en 1971 cuando, tras una serie de incidentes legales y visitas, Cox y Kyoko se mudaron a la isla española de Mallorca, donde se unieron a un grupo religioso que predicaba la meditación trascendental.
La búsqueda sin descanso de Kyoko
Después de recibir un aviso de que Cox y Kyoko se encontraban en los Estados Unidos, Lennon y Ono se trasladaron allí para seguir con su investigación. En varias ocasiones, intentaron localizar a la niña, sin éxito. En un caso, Ono irrumpió en un edificio de apartamentos en San Francisco tras recibir un consejo sobre dónde podría estar Cox, pero la búsqueda fue infructuosa.
Por otro lado, Ono vivió bajo la constante amenaza de deportación debido a la condena por narcóticos de Lennon en 1968, lo que complicaba aún más su situación. En este contexto, Ono expresó: Estoy en una posición en la que tengo que elegir entre mi esposo y mi hija”
La música como medio para comunicarse con Kyoko
En un intento desesperado por comunicarse con Kyoko, Ono y Lennon utilizaron la música. Canciones como “Don’t Worry Kyoko (Mummy’s Only Looking for Her Hand in the Snow)“ y “Happy Xmas (War Is Over)“, en la que Ono susurra “Feliz Navidad Kyoko”, eran mensajes dirigidos directamente a la niña. A pesar de estos esfuerzos, nunca se supo si Kyoko o su padre escucharon estos mensajes.
La separación definitiva y el reencuentro
La batalla por Kyoko culminó en diciembre de 1971, cuandoCox fue encarcelado por desacato a la corte después de negarse a entregar a la niña. Sin embargo, tras su liberación, Cox huyó nuevamente, y esta vez con éxito. El rastro de la familia Cox se desvaneció por completo, y Kyoko no volvería a ver a su madre hasta más de dos décadas después.
Durante ese tiempo, Cox vivió en el anonimato junto con Kyoko, bajo diferentes identidades y en un refugio religioso. En 1986, Cox apareció en público por primera vez con un documental en el que detallaba su vida oculta con Kyoko, quien había crecido dentro de una secta religiosa.
El dolor de Yoko Ono fue insostenible durante esos años, pero en 2003, cuando Kyoko ya era adulta, finalmente se reunieron. Aunque las circunstancias fueron trágicas y llenas de sufrimiento, el reencuentro fue, para Ono, un alivio después de años de angustia.
Fuente: El Imparcial