Así lo expuso Francisco Madrid Flores, director de la consultora Starc en Cancún, quien subrayó la necesidad de regular estos centros de hospedaje para garantizar condiciones equitativas con la hotelería tradicional.
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Un negocio en crecimiento
El estudio arrojó que, durante 2024, se registraron 21,750 unidades activas que alojaron visitantes al menos una vez al mes. De estas, 7,500 pertenecían a un solo propietario, lo que, según Madrid Flores, desvirtúa el concepto de autoempleo en el que supuestamente se basa Airbnb.
«No es economía colaborativa, es un negocio. Si un solo propietario genera más de 2.7 millones de pesos en ganancias, es claro que se requiere una regulación más estricta», sostuvo.
Regulación y controversia
Las modificaciones a la Ley de Turismo de Quintana Roo establecen que los anfitriones de Airbnb deben:
✅ Pagar un 6% de impuesto al Hospedaje.
✅ Tramitar una licencia de funcionamiento.
✅ Inscribirse en un registro estatal.
No obstante, actualmente muchos inmuebles operan sin cumplir con estos requisitos y se construyen sin estudios de impacto, lo que genera preocupación en el sector turístico formal.
Por su parte, Airbnb ha interpuesto un amparo contra la restricción del 50% de las noches al año para anfitriones, argumentando que la regulación no considera el impacto económico que esta actividad tiene para ciudadanos que dependen de estos ingresos.
¿Hacia dónde va el turismo en Q. Roo?
La discusión sobre la regulación de Airbnb ya tomó fuerza en Ciudad de México, donde en octubre de 2024 se aprobó una normativa similar. En Quintana Roo, el tema sigue sobre la mesa, con el desafío de encontrar un equilibrio entre el turismo digital y la competencia justa con el sector hotelero tradicional.
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