Minutos después de que entraran en vigor los más recientes aranceles del presidente Donald Trump, el gobierno chino dijo el martes que imponía sus propios aranceles generales a los alimentos importados de Estados Unidos y que, en esencia, paralizaría las ventas de 15 empresas estadounidenses.
El Ministerio de Finanzas chino impuso aranceles del 15 por ciento a las importaciones de pollo, trigo, maíz y algodón estadounidenses y del 10 por ciento a otros alimentos, desde la soja hasta los productos lácteos. Además, el Ministerio de Comercio dijo que 15 empresas estadounidenses ya no estarían autorizadas a comprar productos de China salvo con un permiso especial, entre ellas Skydio, que es el mayor fabricante estadounidense de aviones no tripulados y proveedor del Ejército y los servicios de emergencia estadounidenses.
Lou Qinjian, portavoz de la Asamblea Popular Nacional de China, reprendió a Estados Unidos por violar las normas de libre comercio de la Organización Mundial del Comercio (OMC). “Al imponer aranceles unilaterales, Estados Unidos ha violado las normas de la OMC y ha perturbado la seguridad y la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro mundiales”, dijo.

El presidente Trump ha sostenido que sus aranceles son esenciales para detener el flujo de entrada en Estados Unidos de fentanilo, un opioide sintético que ha ocasionado cientos de miles de muertes por sobredosis.
Pero la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos “supondrá un duro golpe para el diálogo y la cooperación antinarcóticos”, dijo Lin Jian, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, en una rueda de prensa.
Desde su toma de posesión en enero, Trump ha impuesto aranceles adicionales del 20 por ciento a casi todos los productos procedentes de China. Anunció aranceles del 10 por ciento el 4 de febrero y otra ronda el martes. También avanzó el martes en la imposición de aranceles del 25 por ciento a México y Canadá, tras un retraso de un mes.
China había respondido a los aranceles de febrero anunciando inmediatamente que empezaría a cobrar, seis días después, aranceles adicionales sobre el gas natural licuado, el carbón y la maquinaria agrícola procedentes de Estados Unidos. Pero esos aranceles combinados solo afectaban a una décima parte de las exportaciones estadounidenses a China, por lo que eran mucho más limitados que los extensos aranceles de Trump.
La acción del martes fue mucho más amplia. China es el principal mercado exterior para los agricultores estadounidenses, y ejerce una influencia considerable sobre los precios y la demanda en los mercados de materias primas del Medio Oeste.
Al dirigirse a las importaciones de alimentos, Pekín repitió su respuesta a los aranceles que Trump impuso durante su primer mandato. China impuso aranceles a la soja estadounidense en 2018 y trasladó gran parte de sus compras a Brasil.
Pero, en ese entonces, la estrategia resultó contraproducente: Trump respondió imponiendo más aranceles a los productos chinos. Como China vende a Estados Unidos mucho más de lo que compra, se quedó rápidamente sin productos estadounidenses a los que imponer aranceles. Y los agricultores estadounidenses tuvieron cierto éxito al encontrar otros mercados para sus cosechas.

Los aranceles de China en 2018 también tuvieron menos impacto político en Estados Unidos de lo que esperaban los dirigentes de Pekín. En las elecciones al Senado de 2018 en tres de los principales estados exportadores de soja, los votantes dieron pocas muestras de que le reclamaran a Trump o al Partido Republicano las medidas chinas. Los senadores demócratas de los tres estados fueron sustituidos por republicanos ese año, ya que las cuestiones sociales resultaron más atractivas para muchos votantes que las disputas comerciales.
Sin embargo, China tiene armas comerciales potenciales que van más allá de los aranceles sobre los alimentos. A principios de febrero, Pekín aplicó restricciones a las exportaciones a Estados Unidos de ciertos minerales críticos, que se utilizan en la producción de algunos semiconductores y otros productos tecnológicos.
Bloquear la llegada de materiales clave a Estados Unidos, una táctica conocida como guerra de la cadena de suministro, conlleva riesgos considerables para China. Pekín está luchando por atraer inversiones extranjeras. Los dirigentes chinos también han declarado que es prioritario intentar reforzar la economía nacional del país, cargada de las secuelas de una devastadora desaceleración inmobiliaria.
Pekín podría dificultar aún más que las empresas estadounidenses hagan negocios en China, pero eso también podría perjudicar a la inversión extranjera. Además de impedir que 15 empresas compren productos chinos, el Ministerio de Comercio chino añadió el martes otras 10 empresas estadounidenses a lo que denomina una “lista de entidades no fiables”, lo que les impide hacer cualquier tipo de negocio en China.
Muchas de las empresas que China sancionó el martes son contratistas militares. Pero el Ministerio de Comercio también bloqueó las importaciones de la empresa biotecnológica Illumina. Acusó a Illumina, con sede en San Diego, de violar las normas sobre transacciones comerciales y discriminar a las empresas chinas.

A principios de febrero, los reguladores del mercado chino dijeron, después de que Trump impusiera los aranceles, que habían iniciado una investigación antimonopolio sobre Google. La empresa ha estado bloqueada en internet en China durante más de una década, pero esta medida podría perturbar las relaciones de Google con compañías chinas.
Lou, portavoz de la Asamblea Popular Nacional, señaló la nueva estrategia de su país para hacer frente a los aranceles de Trump abogando por estrechar las relaciones comerciales con Europa.
“China y Europa pueden complementar sus puntos fuertes y beneficiarse mutuamente en muchas áreas de cooperación”, dijo en una conferencia de prensa previa a la apertura, el miércoles, de la sesión anual de una semana de duración de la asamblea legislativa china.
Pero Europa tiene sus propias disputas comerciales con China, sobre todo en relación con los vehículos eléctricos. Los políticos y empresarios europeos han expresado su preocupación sobre cómo enfrentar una nueva avalancha de exportaciones que se espera este año de China, que se ha embarcado en un programa de construcción de fábricas de gran alcance.
Desde el 2000, el rápido ascenso de China a la preeminencia mundial en el sector manufacturero, con un tercio de la producción global, se ha producido en gran medida a expensas de la cuota estadounidense en la producción industrial mundial, según datos de Naciones Unidas. Los países europeos se han mostrado cautelosos a la hora de cerrar fábricas y depender de las importaciones de bajo costo procedentes de China.
Durante su segundo mandato, Trump ha actuado mucho más rápido en materia de aranceles a China que en el primero. En 2018 y 2019, impuso aranceles de hasta el 25 por ciento, por etapas, a importaciones por valor de unos 300.000 millones de dólares al año. Posteriormente, en enero de 2020, firmó un acuerdo comercial con China, en virtud del cual se mantuvieron los aranceles del 25 por ciento sobre muchos productos industriales, se redujeron al 7,5 por ciento los aranceles del 15 por ciento sobre algunos productos de consumo y se anularon algunos otros aranceles.
En cambio, ahora Trump ha impuesto aranceles del 20 por ciento a todos los productos que Estados Unidos importa de China, por valor de unos 440.000 millones de dólares al año. Eso incluye algunos productos, como los celulares, que omitió durante su primer mandato.
Las medidas adoptadas por Trump este año han elevado los aranceles medios sobre las importaciones chinas afectadas al 39 por ciento, frente a solo el 3 por ciento antes de que asumiera el cargo en 2017. Aparte de China, Canadá y México, Estados Unidos impone aranceles medios de alrededor del 3 por ciento a la mayoría de sus socios comerciales.
Los aranceles medios de China sobre los productos de la mayor parte del mundo son del doble, y mucho más elevados sobre las importaciones procedentes de Estados Unidos.

Durante el primer mandato de Trump, el gobierno chino redujo los impuestos que cobra a los exportadores del país. Eso les dio margen para recortar los precios y compensar al menos en parte los aranceles para sus clientes, entre los que se incluyen muchas pequeñas empresas estadounidenses, así como grandes minoristas como Wal-Mart, Amazon y Home Depot.
Como otra manera de eludir los aranceles, algunos exportadores chinos trasladaron el ensamblaje final de sus productos a países como Vietnam, Tailandia o México, manteniendo la producción de los componentes básicos en China. Trump intenta ahora detener parte del comercio a través de México, que los críticos de las exportaciones chinas consideran una puerta trasera al mercado estadounidense.
Muchos exportadores chinos recurrieron a la llamada excepción de minimis a los aranceles: dividir los envíos en muchos paquetes, cada uno con un valor inferior a 800 dólares. Cada envío queda entonces exento de aranceles y tasas de tramitación aduanera y, en su mayor parte, es omitido por las inspecciones aduaneras y los datos sobre importaciones estadounidenses.
Al menos 1 de cada 6 dólares de importaciones estadounidenses procedentes de China ahora llegan a través de estos envíos de minimis.
A principios de febrero, Trump emitió una orden por la que suspendía brevemente la exención arancelaria de minimis para las mercancías procedentes de China, México y Canadá. Después de que los paquetes se acumularan rápidamente en los aeropuertos estadounidenses, retrasó la orden para los envíos procedentes de China hasta que pudieran desarrollarse procedimientos para gestionarlos, y pospuso un mes su orden para las importaciones de minimis procedentes de Canadá y México. El domingo, volvió a retrasar la acción sobre esas importaciones procedentes de Canadá y México.
Wu Xinbo, decano del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad Fudan de Shanghái, dijo que, al tomar represalias ahora, “China envía una señal clara al gobierno de Trump de que un arancel unilateral no funciona: hay que sentarse a hablar y negociar con nosotros”.
FUENTE: BBC