Y llegaba la hora de la reconstrucción amarrando todas las fuerzas. La fuerza de todos era invencible. Y las casas derruidas se levantaban de nuevo, se embellecían de nuevo los templos, y se recuperaban los cultivos en medio de la selva golpeada.
El espíritu solidario de los mayas era inmanente a su naturaleza humana. Fray Diego de Landa, el memorioso fraile testigo de la Conquista, narra su asombro por este espíritu comunitario.
Reunidos y ordenados, los mayas protagonizaban arduas jornadas para construir y reconstruir viviendas.
Las sólidas construcciones de los mayas soportaron los embates de huracanes violentos, a través del tiempo. En la parte más alta de Isla Mujeres, los mayas edificaron un templo a Ixchel, la luz de la vida, un valladar frente a Huracán.
Pasa el rugir del viento, se calman las aguas. Y al amanecer brilla Kinich Kakmó, el sol, igual que antes, igual que en los días buenos, para continuar la vida sobre la tierra y para que los niños puedan seguir soñando sin sobresaltos. Dice el Popol Vuh: Se alegraron todos los animales; las aves tendieron sus alas, y todos dirigieron sus miradas hacia donde nace el sol.
Los que vivimos en el norte del estado, muchos llegados de distintas partes del país y del mundo, debemos pensar en la fuerza y el espíritu de quienes habitaron estas tierras antes que nosotros.
En los viejos tiempos cuando sobre la tierra, en los cielos y en el inframundo sólo reinaban los dioses mayas, los edificios que todavía hoy nos asombran y estremecen resistieron la furia de Huracán. Por qué los mayas fueron exactos en muchos de sus conocimientos sobre el universo, igual o más que otras civilizaciones de su tiempo. Sus calendarios civil y religioso eran herramientas, para prever los meses de las lluvias fuertes y de las violentas tempestades. Su arquitectura así lo refleja: su orientación astronómica, su trazo urbano, sus desniveles y canales, drenajes y depósitos de agua. La ingeniería hidráulica de los mayas y su concepción urbanística todavía tiene mucho que enseñarnos.
Hoy que los poderosos vientos de Patricia golpean Jalisco, Nayarit y Colima, ojala que no hayan pérdidas humanas, que los daños materiales no sean cuantiosos y que la reconstrucción sea rápida.
El Popol Vuh trae esta oración a Huracán, que debemos repetir con el alma estremecida para nuestros compatriotas en riesgo: Huracán… cuando amanezca danos buenos y anchos caminos, danos paz quieta y sosegada, danos buena vida.