El gobierno chino advirtió el lunes a otros países que no reduzcan el comercio con China para obtener una prórroga de los aranceles estadounidenses, y prometió tomar represalias contra los países que lo hagan.
El Ministerio de Comercio chino dijo que respondía a informes de medios de comunicación extranjeros, según los cuales el gobierno del presidente Donald Trump estaba intentando presionar a otros países en su comercio con China como táctica de negociación.
“El apaciguamiento no traerá la paz, y la transigencia no se ganará el respeto”, dijo el Ministerio en un comunicado. “Buscar supuestas exenciones perjudicando los intereses de otros para obtener beneficios egoístas y miopes es como negociar con un tigre por su piel. Al final, solo conducirá a una situación en la que todos pierden”.
China “se opone firmemente a que cualquiera de las partes llegue a un acuerdo a expensas de los intereses de China”, dijo, y añadió que el país “tomaría contramedidas resueltamente”.
El gobierno de Trump no ha dicho oficialmente que vaya a presionar a los países para que limiten el comercio con China a cambio de un alivio de los aranceles, pero Trump ha señalado que está abierto a la idea. La semana pasada, en un programa de Fox News en español, el presentador preguntó a Trump si se debería obligar a los países latinoamericanos a elegir entre la inversión china y la estadounidense.
Antes de los últimos aranceles, Estados Unidos era el mayor mercado individual para los productos chinos, pero el gobierno chino llevaba años trabajando para diversificar sus mercados de exportación, en parte para protegerse de las crecientes tensiones con Washington.
Desde la última escalada, China ha trabajado furiosamente para reforzar esos lazos con otros países, tanto para enviar el mensaje de que no se quedará aislada, como para presentarse como una alternativa fiable a la impredecibilidad de Estados Unidos.
El dirigente chino, Xi Jinping, recibió al presidente del gobierno español a principios de este mes, y la semana pasada realizó una gira por varios países del sudeste asiático. En Vietnam, Xi pidió a otros países que se unieran a China en la defensa del libre comercio y de “un entorno internacional abierto y cooperativo”. En Malasia, instó a la región a “rechazar la desvinculación, la interrupción del suministro” y el “abuso arancelario”.
El lunes, los medios de comunicación estatales chinos también destacaron las declaraciones del máximo responsable británico del presupuesto, quien dijo que cortar los lazos con China sería “insensato”. Y los funcionarios chinos se han puesto en contacto con funcionarios de la Unión Europea, Japón y Corea del Sur.
Lo que está en juego para China no son solo sus lazos comerciales directos con otros países, sino también una posible ruta para que sus mercancías sigan llegando a Estados Unidos. En los últimos años, los fabricantes chinos han construido fábricas en países como Vietnam y México, lo que les permite seguir vendiendo a Estados Unidos sin la etiqueta “Hecho en China”. Si esos países limitan el comercio con China, esas puertas traseras estarían en peligro.
Ya hay indicios de que algunos países podrían ofrecer concesiones relacionadas con China a Estados Unidos. Funcionarios vietnamitas han prometido tomar medidas enérgicas contra el transbordo, una práctica en la que las mercancías se envían a través de un tercer país con un tipo arancelario más bajo. Las autoridades estadounidenses han acusado a China de realizar transbordos a través de Vietnam.
Otros países tampoco se han sumado a los llamamientos de China para unirse contra los aranceles estadounidenses. Después de que una cuenta en las redes sociales afiliada a los medios de comunicación estatales chinos dijera que China, Japón y Corea del Sur habían acordado una respuesta conjunta, un funcionario coreano dijo que la afirmación era “algo exagerada”.
Pero los países también se muestran recelosos de ofender a China. Vietnam, por ejemplo, no ha mencionado explícitamente a China en sus promesas de tomar medidas enérgicas contra el fraude comercial.
E incluso antes de la declaración del Ministerio de Comercio del lunes, China había dejado claro que no dudaría en recurrir a tácticas más duras, además de sus gestos diplomáticos. En marzo, China impuso aranceles de hasta el 100 por ciento sobre el aceite y la pasta de canola, la carne de cerdo y otros alimentos procedentes de Canadá. Los aranceles eran aparentemente una respuesta a los aranceles canadienses sobre los productos chinos. Pero los medios de comunicación estatales chinos también dijeron que eran una advertencia a Canadá para que no intentara quedar bien con Trump a costa de China.
Bert Hofman, exfuncionario del Banco Mundial y ahora profesor adjunto de la Universidad Nacional de Singapur, dijo que muchos países probablemente se mostrarían reacios a ceder a las exigencias de Washington.
“El estilo errático del diseño de políticas del gobierno de Trump haría que un pacto comercial en contra de China fuera una apuesta arriesgada, ya que Estados Unidos podría cambiar de opinión de la noche a la mañana”, dijo.
Pero es probable que algunos países, como Vietnam, no tuvieran más remedio que dar prioridad a Estados Unidos, dijo Zhiwu Chen, profesor de finanzas de la Universidad de Hong Kong. Señaló cómo Vietnam había reorientado su economía en torno a la atracción de marcas estadounidenses y otras marcas extranjeras para que fabricaran allí.
“No tienen mucho margen para ponerse del lado de China y ofender a Estados Unidos”, dijo.
FUENTE: SIPSE