Animales muertos yacen esparcidos en la llanura de un pueblo ganadero de Chihuahua, víctimas de una sequía prolongada que está obligando a los campesinos a considerar desarraigar sus vidas del lugar para buscar tierra y agua en otro lado.
Más del 64% del país experimenta algún grado de sequía, según datos gubernamentales. Los estados del norte son los más afectados, en particular Chihuahua, con la mayor parte de su territorio sumido en los niveles más extremos de sequía.
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La lucha de los agricultores ocurre mientras México y Estados Unidos están en negociaciones tensas por la demora mexicana en la entrega de las cantidades de agua establecidas en un tratado de 1944.
El presidente Donald Trump ha amenazado con aranceles y sanciones si México no aumenta el suministro de agua, lo que, según funcionarios estadounidenses, ha devastado a los agricultores texanos. El gobierno afirma que la sequía ha mermado su capacidad para cumplir con la norma.
En el pueblo agrícola de Julimes, Chihuahua, los agricultores se preguntan cuánto tiempo más podrán sobrevivir.
Agricultores de Chihuahua luchan contra la sequía en medio de disputa por agua con EU
“Se me hace que no las vamos ya a aguantar mucho”, dijo el ganadero Leopoldo Ochoa, de 62 años, mientras cabalgaba con su nieta detrás de su rebaño.
Los agricultores del norte de Chihuahua ya han tenido que trasladar sus rebaños de las zonas montañosas donde suelen pastar debido a la falta de agua y pasto. Ochoa vive en el Valle de Zaragoza, que depende de la agobiada presa La Boquilla.
“Pues si no hay más vamos a tener que salir de aquí, de este rancho y a buscar por otro lado. ¿Se imagina, para la edad de uno y salir de donde toda la vida estuvo?”, dijo Manuel Araiza, de 60 años.
“Lo ve uno con tristeza, pero es la realidad, que se está acabando todo esto”, lamentó.
Mientras los diplomáticos negocian entregas de agua de México a Estados Unidos, los agricultores de Chihuahua consideran su propio futuro.
“Me dicen mis hijos que ya no es costeable, que venda a los animales”, dijo el ganadero Estreberto Sáenz Monje, de 57 años. “Yo les decía: ‘tendremos, no tendremos pasto para animales, pero el agua no se nos acaba’ y, mire, se acabó el agua”, añadió.
Fuente: Reuters