Medios locales confirmaron que durante la tarde del viernes el buque estadounidense USS Gravely atracó en el muelle 9 del puerto de Veracruz.
Sin información oficial hasta el momento, se informó que personal de la Secretaría de Marina (Semar) recibió a los marines estadounidenses y los trasladó en vehículos oficiales y con protección de la Armada de México.
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A espera de que la Semar confirme y explique los motivos de la llegada del USS GRavely, conviene recordar que, junto al USS Spruance, fueron lanzados al Golfo de México en marzo pasado para incrementar la seguridad e intentar reducir el tráfico de drogas y la migración por la región.
En una primera instancia, autoridades estadounidenses comunicaron que el buque de guerra con misiles guiados “aporta capacidad adicional y amplía la geografía de las capacidades militares únicas que trabajan con el Departamento de Seguridad Nacional”.
El Gravely inició operaciones el pasado 15 de marzo, según información difundida por el Pentágono. En ese momento la presidenta Claudia Sheinbaum señaló que el Gobierno de Estados Unidos le había informado que ambos buques de guerra permanecerían en aguas internacionales.

Claudia Sheinbaum defiende despliegue de buques de guerra
Además de desplegar a 10 mil elementos de seguridad para custodiar la frontera con Estados Unidos, la presidenta Claudia Sheinbaum enfatizó que el despliegue de los buques de guerra Spruance y Gravely no se trata de una acción contra la soberanía mexicana.
“Mal sería que no nos hubieran informado o que hubiera llegado a aguas nacionales. No es contra México, están vigilando su delimitación por si llega droga o alguna otra situación hacia los Estados Unidos”, lanzó la mandataria nacional en una de sus conferencias del pueblo.
Conviene recordar que el despliegue de los buques de guerra estadounidenses se dio en medio de la designación de organizaciones terroristas a seis cárteles mexicanos, por lo que el Departamento de Defensa enfatizó que los navíos se enfocarían a disminuir los casos de terrorismo marítimo.
La información que recibió el Gobierno de México vino de parte del general Alexus G. Grynkewich, director de operaciones del Estado Mayor Conjunto del Pentágono, quien sostuvo que su principal misión sería interceptar drogas.
En respuesta, Claudia Sheunbaum confirmó que el también llamado “destructor de misiles” navegaría bajo las normas internacionales y que únicamente mantendría protocolos de vigilancia en la zona del Golfo de México y en el Caribe.