La guerra comercial entre Estados Unidos y China continúa escalando, y ahora ha golpeado de lleno a uno de los sectores más importantes de la economía estadounidense: las exportaciones de carne de cerdo. Con miles de toneladas de producto rechazadas por Pekín, las tensiones arancelarias están provocando consecuencias económicas inmediatas.
Una cancelación sin precedentes que sacude al sector cárnico
En una decisión que ha sorprendido a los mercados internacionales, China canceló recientemente un pedido de 12 mil toneladas métricas de carne de cerdo estadounidense, según informó el Departamento de Agricultura de EE. UU. Esta cifra representa la mayor cancelación desde 2020, cuando la pandemia paralizó las cadenas globales de suministro.
El impacto es inmediato: las ventas semanales de carne de cerdo al exterior han caído a su nivel más bajo desde octubre, una señal de alarma para los productores estadounidenses. La cancelación se suma a un clima de incertidumbre para los exportadores, que dependen en gran medida del mercado chino, el más grande del mundo en consumo de carne porcina.
Aranceles del 172%: un obstáculo casi insalvable
La raíz del problema está en los altísimos aranceles que China ha impuesto a la carne de cerdo proveniente de Estados Unidos, actualmente del 172%. Estos gravámenes son parte de una serie de represalias comerciales impuestas por Pekín en respuesta a las políticas arancelarias de Donald Trump, que comenzaron en 2018 y se han intensificado nuevamente desde su regreso a la presidencia.
La Federación de Exportadores de Carne de Estados Unidos advierte que esta carga arancelaria hace casi imposible competir en igualdad de condiciones con otros países proveedores, como Brasil, que están ganando cuota de mercado en China con precios mucho más bajos.
China busca nuevos socios comerciales
Ante los costos elevados de la carne estadounidense, China ha comenzado a diversificar sus importaciones, priorizando a otros países productores. Brasil se perfila como el mayor beneficiado, ofreciendo carne de cerdo a precios más accesibles y sin el peso de las tensiones comerciales.
Este giro estratégico en las compras chinas no solo perjudica a los productores estadounidenses, sino que también marca un cambio en las dinámicas comerciales globales. Estados Unidos, tradicionalmente uno de los mayores proveedores de carne para China, ve cómo sus exportaciones se reducen mientras nuevos actores emergen en el panorama.
Consecuencias económicas y políticas en juego
El sector ganadero estadounidense, que ya venía enfrentando desafíos por los altos costos de producción y la competencia internacional, ahora se enfrenta a una situación crítica. La caída de las exportaciones podría traducirse en pérdidas millonarias, afectando a miles de empleos y a la estabilidad de las economías locales dependientes de esta industria.
A nivel político, esta cancelación es también un reflejo de las tensiones persistentes entre Washington y Pekín. Mientras Trump insiste en mantener su política arancelaria como medida de presión, China responde con decisiones que afectan directamente a sectores clave de la economía estadounidense.
¿Qué viene después?
Aunque el presidente Trump ha declarado que su administración mantiene contactos diarios con China, las señales no son optimistas. Mientras no se logre un acuerdo comercial que alivie las tensiones, la industria cárnica estadounidense podría seguir viendo cancelaciones y pérdida de mercados.
La pregunta que queda en el aire es: ¿hasta dónde llegará esta guerra comercial y quién pagará el precio final? Por ahora, la carne de cerdo estadounidense ya ha comenzado a sentir sus efectos.
Fuente: Gizmodo