El Departamento de Estado de Estados Unidos volvió a incluir a Cuba en su lista de países que no cooperan plenamente en la lucha antiterrorista, medida que se suma a las presiones del gobierno de Donald Trump, quien endureció su política hacia la isla desde su regreso a la Casa Blanca.
Cuba a la lista por no cooperar en la lucha antiterrorista
Según el comunicado oficial difundido este martes, Cuba no colaboró con Washington en materia de seguridad durante 2024. Otros países que permanecen en esta clasificación son Venezuela, Irán, Corea del Norte y Siria.
“Había al menos 11 fugitivos de la justicia estadounidense en Cuba, incluidos varios que enfrentaban cargos relacionados con el terrorismo, y el régimen cubano dejó claro que no estaba dispuesto a negociar su regreso para que comparecieran ante la justicia en nuestro país”, afirmó Tammy Bruce, portavoz del Departamento de Estado.
La inclusión en esta lista implica restricciones a la exportación de artículos y servicios de defensa, así como un mayor aislamiento financiero.
Trump endurece la presión
El anuncio marca un nuevo paso en la política exterior impulsada por Marco Rubio, jefe de la diplomacia estadounidense e hijo de migrantes cubanos, quien ha promovido un enfoque más estricto hacia La Habana.
Trump ya había revertido el 20 de enero la decisión de su antecesor, Joe Biden, de retirar a Cuba de la lista negra de patrocinadores del terrorismo.
Durante su primer mandato (2017-2021), el expresidente republicano impuso las sanciones más duras en décadas contra la isla, restableciendo barreras al comercio y las inversiones.
Crisis migratoria y tensión diplomática
La decisión se da en un contexto de crisis económica y migratoria en Cuba, que ha empujado a cientos de miles de personas a emigrar hacia EE. UU., según datos oficiales.
A pesar de promesas iniciales, Biden aplazó sus planes de flexibilización tras la represión de las protestas antigubernamentales de 2021.
Actualmente, el diplomático estadounidense Mike Hammer visita la isla para evaluar la situación de los disidentes, lo que ha generado molestia en el gobierno cubano, que niega la existencia de presos políticos y acusa a los opositores de ser “mercenarios” de Washington.