TRAS 30 MESES SIN LLUVIA, CHIHUAHUA ENFRENTA CRISIS HÍDRICA HISTÓRICA Y TENSIÓN CON TEXAS POR EL AGUA DEL RÍO BRAVO
MÉXICO TRANSFIERE SOLO UNA FRACCIÓN DE SU DEUDA HÍDRICA MIENTRAS TRUMP AMENAZA CON SANCIONES
San Francisco de Conchos, Chihuahua, 14 de julio de 2025.
Redacción Macronews
En medio de una de las sequías más severas en su historia, los habitantes de San Francisco de Conchos, en el norte del estado de Chihuahua, se han volcado a la oración para pedir lluvia, mientras la presa La Boquilla —la más importante de la región— registra niveles críticos: apenas 14% de su capacidad. El fenómeno ha paralizado la agricultura, ha encendido las tensiones diplomáticas y amenaza la estabilidad ecológica del lago Toronto.
Los pobladores, encabezados por el voluntario Rafael Betance, se reúnen en lo que antes era el lecho del embalse, donde hasta hace unos años el agua llegaba a desbordar. “Estamos 26 metros por debajo del nivel máximo. Esto debería estar bajo el agua”, afirmó.
En este contexto, la histórica disputa por el agua del Río Bravo entre México y Estados Unidos ha resurgido con fuerza. Según el Tratado de 1944, México debe enviar 430 millones de metros cúbicos de agua al año al país vecino. Sin embargo, debido a la falta de lluvias, México ha incumplido reiteradamente y mantiene una deuda cercana a los 1,500 millones de metros cúbicos.
Ante ello, el expresidente Donald Trump —quien aspira a la reelección— ha lanzado amenazas desde su red Truth Social, acusando a México de “robar agua” y advirtiendo represalias que podrían incluir aranceles y sanciones.
El gobierno mexicano, por su parte, ha adoptado una postura conciliadora. La presidenta Claudia Sheinbaum reconoció el déficit y aseguró que ya se transfirieron 75 millones de metros cúbicos a través de la presa La Amistad, aunque dicha cantidad representa solo una fracción del compromiso.
Agricultores de ambos lados de la frontera están enfrentando consecuencias graves. En Texas, Brian Jones, agricultor de cuarta generación, señala que ha tenido que dejar sin sembrar la mitad de su tierra. “Solo pedimos lo que nos corresponde según el tratado”, sostuvo.
Mientras tanto, los productores mexicanos defienden que el acuerdo no los obliga a enviar agua en condiciones de escasez extrema. Jaime Ramírez, agricultor de nuez en San Francisco de Conchos, ha optado por sistemas de riego modernos para reducir el desperdicio, pero reconoce que muchos vecinos aún utilizan métodos anticuados por falta de recursos.
El tratado de 1944, vigente desde hace 81 años, no contempla escenarios extremos como el actual. Aunque en Texas exigen su cumplimiento, en Chihuahua consideran que necesita una urgente revisión. “Si no llueve este año, el próximo no habrá agricultura. Habrá que priorizar el agua para sobrevivir”, advirtió Ramírez.
La sequía también amenaza al ecosistema local. Según Betance, la temperatura del agua en el lago Toronto está aumentando peligrosamente, lo que podría matar la fauna acuática y arruinar la ya golpeada industria turística.
“Rezar para que llueva es todo lo que nos queda”, concluyó Betance, en medio de un panorama desolador que combina crisis ambiental, tensión internacional y el drama humano de una región al borde del colapso.