REDACCIÓN MACRONEWS.- El caso de China confirma que incluso frente a sanciones internacionales es posible desarrollar capacidades tecnológicas propias. Tras el embargo impulsado por Estados Unidos en 2019 contra empresas como Huawei, el gigante asiático respondió acelerando su innovación, un ejemplo que México podría seguir para reducir su dependencia de tecnologías extranjeras y fortalecer su posición en las cadenas globales de valor.

Huawei sorprendió al mercado con la producción de su procesador Kirin 9000S, mientras que Xiaomi avanzó en el desarrollo de chips especializados, demostrando el valor estratégico de invertir en investigación y desarrollo. Estas experiencias consolidan a ambas compañías como modelos de resiliencia e innovación.
Para México, las implicaciones son claras: sectores como el automotriz y el electrónico, donde el país ya es actor clave, podrían dar un salto cualitativo si se fomenta la colaboración entre gobierno, academia e industria. El contexto actual de reorganización de las cadenas globales de suministro abre una oportunidad única para que México apueste por la producción de semiconductores y componentes electrónicos.
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No obstante, el desafío principal radica en la necesidad de impulsar la educación técnica, la investigación científica y establecer políticas públicas que incentiven la innovación y la inversión en sectores estratégicos. La experiencia china demuestra que la adversidad puede convertirse en una plataforma de desarrollo tecnológico sostenido.

















