Halloween y las celebraciones de Día de Muertos son fechas en las que el disfraz se convierte en el gran protagonista. Entre los accesorios más utilizados destaca el maquillaje infantil, que permite crear desde tiernas catrinas, hasta aterradores monstruos.
Sin embargo, aunque parezca inofensivo, pintarle la cara a los niños puede implicar ciertos riesgos para su piel y su salud si no se utilizan productos adecuados, o si no se aplican de forma correcta.
¿Por qué el maquillaje puede ser un riesgo para los niños?
Especialistas, como la dermatóloga y pediatra, Alma Iris Arroyo Pineda, informan que la piel infantil es mucho más sensible que la de un adulto. Mencionando que es más delgada, produce menos aceites naturales y es más propensa a irritarse. Por ello, el contacto prolongado con cosméticos no dermatológicos puede provocar reacciones adversas.
Entre los principales riesgos se encuentran:
- Irritaciones y alergias: algunos colores contienen fragancias, conservadores o metales pesados que causan enrojecimiento, comezón o inflamación
- Dermatitis por contacto: cuando la piel no tolera el compuesto del producto, aparecen ronchas o ardor
- Obstrucción de poros: maquillajes de mala calidad pueden tapar la piel y provocan pequeños granos o brotes
- Infecciones oculares: si el producto entra en los ojos o se maquilla demasiado cerca de la línea de las pestañas, puede causar conjuntivitis
- Afectación respiratoria: el uso excesivo de brillantina, aerosoles o fijadores puede irritar nariz y garganta, sobre todo en niños con alergias previas o asma
¿Cómo evitar riesgos en maquillaje infantil de Halloween?
Aunque los riesgos existen, es posible reducirlos con medidas sencillas que recomiendan los expertos:
- Revisar que el maquillaje sea dermatológico o hipoalergénico
- Comprarlo en lugares formales
- Hacer una prueba de alergia antes
- Evitar zonas cercanas a los ojos y boca
- No dejar el maquillaje por muchas horas
- Hidratar la piel antes y después
De igual manera, es fundamental proteger los ojos de los más pequeños, ya que muchos disfraces incluyen el uso de lentes de contacto para complementar la caracterización. Sin embargo, es importante tomar precauciones, pues la mayoría de los especialistas en salud visual recomienda que los niños comiencen a usar este tipo de accesorios a partir de los 8 años.
Desde esa etapa, ya pueden adoptar rutinas básicas de higiene y cuidado que ayudan a prevenir infecciones oculares y otras complicaciones relacionadas con su uso.
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Elegir productos seguros y retirarlos correctamente ayudará a evitar molestias o problemas dermatológicos. De esta manera, los más pequeños, e incluso los adultos, podrán disfrutar de su disfraz sin poner en riesgo su piel ni su salud.






















