Redacción Macronews.- El reciente brote de botulismo infantil vinculado a la fórmula láctea de la marca ByHeart ha puesto bajo el escrutinio público a BabyBIG, un medicamento poco común elaborado a partir de plasma sanguíneo humano, considerado vital para salvar la vida de bebés afectados por esta grave enfermedad, luego de que al menos 39 menores enfermaren en 18 estados de Estados Unidos desde agosto.
El botulismo infantil es una enfermedad poco frecuente pero potencialmente mortal que ocurre cuando un bebé ingiere esporas de la bacteria Clostridium botulinum, las cuales producen una toxina que afecta el sistema nervioso y provoca debilidad muscular progresiva. Esta condición afecta casi exclusivamente a menores de 12 meses, debido a la inmadurez de su sistema digestivo.

BabyBIG, autorizado en 2003, es una inmunoglobulina humana que se administra por vía intravenosa y ha demostrado reducir de forma significativa la duración de la enfermedad y las hospitalizaciones. Antes de su desarrollo, los bebés podían permanecer hospitalizados durante meses, con desenlaces inciertos. Desde su creación, más de 3 mil 700 niños en el mundo han recibido este tratamiento, desarrollado por el doctor Stephen Arnon, pionero en el estudio del botulismo infantil.
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El medicamento se produce en pequeños lotes cada cinco años y tiene un costo aproximado de 70 mil dólares por tratamiento. Su elaboración depende de donantes vacunados contra el botulismo, principalmente científicos y especialistas, lo que convierte su producción en un proceso complejo y limitado. Actualmente, cerca de 30 donantes aportan plasma para cada lote, fabricado en California bajo un esquema sin fines de lucro en colaboración con la farmacéutica Takeda.
Las autoridades sanitarias han advertido que el envejecimiento de los donantes y la creciente demanda, impulsada por el brote actual, podrían comprometer las reservas del medicamento, las cuales alcanzarían únicamente hasta el próximo verano. Desde agosto, al menos 107 niños han sido tratados por botulismo infantil en Estados Unidos, lo que mantiene encendidas las alertas sanitarias.




















