Con su recaptura, el pasado 8 de enero, Joaquín Guzmán Loera se presenta ante los jueces por tercera vez en su vida.
Y enfrenta, de nuevo, los mismos delitos por los que permaneció en la prisión de donde escapó en julio de 2015:
Lavado de dinero, posesión de armas de fuego exclusivas para las fuerzas armadas, delitos contra la salud, cohecho y delincuencia organizada, entre otros.
En los distintos procesos que ha enfrentado desde 1993, cuando fue capturado por primera vez, Guzmán Loera consiguió algunas exoneraciones.
Pero hay un delito por el que nunca ha sido sentenciado: narcotráfico.
La acusación se introduce de nuevo, aunque el escenario es distinto para el capo.
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A diferencia de años anteriores, ahora el gobierno mexicano está dispuesto a extraditarlo a Estados Unidos para que sea juzgado en sus cortes.
Allá enfrenta por lo menos 14 acusaciones distintas por ese delito. Si la extradición procede, El Chapo podría ser encarcelado por cometer el delito de narcotráfico.
Por primera vez en su vida.
Sin pruebas
La situación es distinta en México, donde los abogados del capo lo han librado de ser sentenciado por traficar drogas.
Cuando fue recapturado por primera vez, en febrero de 2014, la Procuraduría (fiscalía) General de la República (PGR) promovió cinco juicios contra Guzmán Loera, uno de ellos por delitos contra la salud.
Pero la acusación no es por comercializar grandes cantidades de droga, como hace el Cartel de Sinaloa que él encabeza.
Según informa el Consejo de la Judicatura Federal, El Chapo enfrenta un juicio por posibilitar «la ejecución del delito contra la salud».
La PGR lo había señalado por poseer semillas de marihuana y amapola «con fines de siembra, cultivo y cosecha».
Pero un juez del Estado de México desestimó el expediente porque la fiscalía no presentó pruebas suficientes.
A pesar de su fuga en julio pasado, los procesos están vigentes, y al ser capturado de nuevo simplemente se reanudan.
Para EE.UU., el «más peligroso narco»
Una de las acusaciones contra El Chapo en Estados Unidos proviene de 2009, cuando el gobierno de ese país lo acusó de introducir al menos 200 toneladas de droga a su territorio.
Jack Riley, el jefe de operaciones de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), afirma que Guzmán Loera es «el más peligroso traficante de heroína del mundo«.
Su organización, añade, controla el mercado estadounidense de esa droga.
Por eso, la alcaldía de la ciudad de Chicago considera a El Chapo como el enemigo público número uno.
Y el Departamento de Estado ha dicho que solicita su extradición para juzgarlo… por narcotráfico.
BBC Mundo solicitó a la fiscalía general una entrevista con los responsables del proceso contra Guzmán Loera, pero no hubo respuesta.
Corrupción
Entonces, ¿por qué la PGR no ha logrado que se sentencie a El Chapo por narcotráfico?
«Por ineficiencia y corrupción en el sistema judicial del país«, le dice a BBC Mundo Francisco Jiménez Reynoso, investigador de la Universidad de Guadalajara, en México.
«Un hombre con mucho dinero capaz de corromper autoridades en los tres niveles de gobierno, se conjuga con un sistema corrupto en materia jurisdiccional», añade.
«Es la explicación más clara y contundente».
La considerable fortuna de El Chapo le permitió comprar privilegios indebidos en sus dos etapas en las prisiones de máxima seguridad de las que ha escapado.
Privilegios
En la cárcel de El Altiplano, de la que se fugó en julio de 2015, se le asignaron espacios de visita familiar y de sus abogados de los que tenía derecho.
También se le permitió quedarse en la misma celda durante año y medio, algo irregular pues todos los internos deben cambiar de espacio frecuentemente.
Esto le permitió organizar su fuga, según las investigaciones de la PGR, y ahora que fue enviado a la misma prisión la situación será distinta, afirman las autoridades.
Y es que Guzmán Loera suele utilizar su fortuna y el poder de su organización para conseguir privilegios, como ocurrió en los 9 años que permaneció en la cárcel de Puente Grande, Jalisco, donde organizaba grandes fiestas en su celda.
De hecho, quien fuera jefe de seguridad de esa prisión, Dámaso López Núñez, se convirtió en uno de los principales jefes del Cartel de Sinaloa.
A uno de sus hijos, Dámaso López Serrano, conocido como «El Mini Licenciado», se lo considera el eventual sucesor de El Chapo.
«Sólo en México»
Pero no es sólo el dinero lo que ha permitido a El Chapo evadir las sentencias por narcotráfico.
René Jiménez Ornelas, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) afirma que la información del capo ha sido fundamental para escapar dos veces.
«Qué no sabe de funcionarios mexicanos, de Centroamérica y los países sudamericanos donde ha estado, y qué no sabe también de funcionarios estadunidenses», añade.
Por eso ocurren situaciones que en otros países serían un escándalo, añade Jiménez Reynoso.
«Llega el colmo que esta persona que ya se fugó dos veces de penales de máxima seguridad promueve amparos», indica el investigador.
«Se está defendiendo un prófugo de la ley, es algo que solamente se puede ver en México».
Fuente: BBC