La prelatura Cancún-Chetumal contabiliza en Benito Juárez 52 recintos católicos.
Reconciliarse con Dios y vivir en espiritualidad es el mensaje de la Iglesia Católica a los feligreses en el primer día de Cuaresma, “Miércoles de Ceniza”.
En Benito Juárez la prelatura Cancún-Chetumal contabiliza 52 recintos católicos que recibirán a cientos de feligreses a lo largo del día para recibir las Cenizas de Cristo.
De acuerdo con Marcos Manjarrez, sacerdote de la parroquia Espíritu Santo, ubicada en Villas Otoch, Primera Etapa, la Cuaresma significa la conversión y misericordia de Dios al hombre y de la oportunidad de cambiar y ser mejores personas.
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Es un tiempo de misericordia y se abre para todo aquel que quiera reivindicarse e invitó a realizar acciones como visitar a un enfermo, ayudar a personas en situación vulnerable, ayunar cada viernes de Cuaresma y prepararse para la Pascua que es la fiesta más grande que tiene la Iglesia.
En dicha parroquia se espera una afluencia mayor a 300 feligreses, los horarios serán a las 9 horas y a las 17 horas, la misa solemne se llevará a cabo a las 19:30 horas.
En la parroquia de Cristo Rey, ubicada en el parque de Las Palapas, la actividad iniciará a partir de las 7 horas, se abrirán las puertas para recibir a los fieles y cada hora se llevará a cabo una liturgia hasta las 21 horas.
En catedral Santísima Trinidad, en la Supermanzana 31, el obispo oficiará la misa de las 7 horas y habrá otra a las 8 y la última será a las 18:30 horas.
La Cuaresma es un tiempo de arrepentimiento, confesión, ayuno y oración, es el período del tiempo litúrgico que comienza el miércoles de Ceniza y finaliza el Domingo de Ramos.
La Cuaresma tiene cinco domingos más, el Domingo de Ramos, en cuyas lecturas los temas de la conversión, el pecado, la penitencia y el perdón, son dominantes. No es un tiempo triste, sino más bien meditativo y recogido.
De acuerdo con la Iglesia Católica, la práctica de la Cuaresma data del siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia.