Todo tiempo pasado fue mejor.
Tal vez eso estén pensando los jefes petroleros de Venezuela, Arabia Saudita, Qatar y Rusia, quienes este martes anunciaron un plan para detener la caída de los precios internacionales congelando los niveles actuales de producción.
El año que pueden estar añorando es 1973.
Tal vez fue ahí el momento en que los grandes exportadores del crudo exhibieron su mayor poder de control sobre el mercado, al imponer un drástico embargo por razones políticas, motivado por la guerra árabe-israelí, que disparó los precios internacionales del crudo a niveles entonces considerados como siderales.
Desde entonces, los grandes productores, incluyendo a los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y otros independientes como Rusia, han tenido bastante menos éxito en sus intentos por mover el mercado, ya sea por motivaciones políticas o puramente económicas.
Disciplina
Los intentos de los cuatro grandes exportadores petroleros por operar como un bloque unificado que pueda mover hacia arriba los deprimidos precios del crudo de una manera sustancial y sostenida, enfrentan un problema esencial: la disciplina.
Pues cuando los principales exportadores frenan la producción y consiguen así elevar los precios, crean una tentación casi irresistible para los demás: hacer caso omiso de los compromisos de reducir la producción y, por el contrario, aprovechar los mejores precios para salir a vender y ganar mercado.
Lo que en el largo plazo va en detrimento de todos los productores, pues los precios vuelven a bajar por la mayor oferta.
Pero que en el corto plazo le ofrece a los productores «indisciplinados» la perspectiva de ganancias sustanciales a costa de sus socios mayores.
Eso fue lo que ocurrió en intentos anteriores, como en la década de 1980, cuando los precios estaban bajos.
En 1982, Arabia Saudita lideró una decisión de disminuir la producción para buscar elevar los precios pero vio cómo sus competidores aprovecharon para quitarle mercados.
Sus colegas de la OPEP hicieron poco caso. Y nuevos productores que surgían por fuera de la organización también entraron a ganarse el espacio que dejaban los otros con la baja de producción.
El resultado, la OPEP, que en 1979 controlaba 50% del mercado, vio caer su participación al 29% en 1985. Ese año Arabia Saudita amainó sus intentos por controlar la oferta.
Y los precios se mantuvieron bajos por el resto de la década de 1980 y solo se recuperaron en 1990 cuando estalló la primera guerra del Golfo.
Una estrategia distinta
Un cuarto de siglo después, el mundo petrolero enfrenta otra crisis de precios por la sobreproducción petrolera. Pero cuando los precios empezaron a caer a finales de 2014 y comienzos de 2015, Arabia Saudita intentó una estrategia distinta.
En vez de disminuir la producción, como en oportunidades anteriores, la mantuvo a toda máquina, lo que aceleró el desplome de las cotizaciones del crudo.
La lógica saudita era otra. Esta vez querían mantener los precios bajos para espantar a los nuevos productores, en particular al frackingen Estados Unidos. Esto con la esperanza de sacarlos del mercado y lograr así que en el largo plazo se redujera la producción y se estabilizaran los precios.
Sin embargo, otras naciones productoras tal vez no puedan darse el lujo de esperar a que los bajos precios saquen del mercado a sus competidores, cuando ellos mismos enfrentan graves problemas fiscales y necesitan con desesperación aumentar sus ingresos.
Siendo el caso más patente el de Venezuela, nación en donde las mismas autoridades reconocen que están al frente de un estado desastroso de las finanzas públicas.
Y que necesita, tal vez con mayor urgencia que otros, un repunte rápido en el precio de los hidrocarburos.
La estrategia parece haber cambiado una vez más a partir del martes. En esta oportunidad, los dos países con las mayores reservas petroleras del mundo,Venezuela y Arabia Saudita, se han puesto de acuerdo, junto con otros dos pesos pesados del mercado, Rusia y Qatar, para intentar nuevamente la fórmula de reducir la oferta.
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Ahí está el detalle
Arabia Saudita, Rusia y Qatar coinciden ahora con la tesis venezolana de insistir en congelar los niveles de oferta para buscar una elevación rápida de los precios.
Pero con un condicionamiento importante.
«Arabia Saudita, Rusia, Venezuela y Qatar hicieron el acuerdo condicional a que otros productores principales acordaran congelar la producción. Este es el detalle clave porque Irán no se ha sumado al acuerdo», indicó la consultora petrolera estadounidense Wood Mackenzie en una comunicación escrita proporcionada a BBC Mundo.
«La reunión (de los productores petroleros) se tornó en algo más parecido a un ‘no evento’ como resultado de esas condiciones», agrega.
Lo que nos regresa al problema original: las dificultades para ejercer la disciplina y asegurar que las otras naciones exportadoras mantengan a raya su producción en vez de aprovechar la coyuntura para arrebatarles mercado.
Las primeras reacciones de los precios este martes no son particularmente alentadoras.
Después de un breve aumento de la cotización en las primeras horas del martes, para la tarde el crudo había vuelto a caer. El petroleo estadounidense (West Texas Intermediate) llegó a US$29.
En junio de 2014 estuvo a US$116.
Avance
No obstante, los observadores no descartan que el anuncio de este martes luego de la reunión de ministros petroleros en la capital catarí sea un avance hacia una posición más unificada de los productores petroleros.
«Hay señales provenientes de Doha indicando que más discusiones tendrán lugar y que estas conversaciones pueden darle al mercado una razón para prestar atención. Es importante señalar que Irán ha dejado en claro que no considerará un congelamiento o recortes hasta que regrese a los niveles de producción de antes de las sanciones impuestas contra esa nación. Wood Mackenzie no espera que eso ocurra antes de finales de 2017«, asegura la consultora
Fuente: BCC Mundo