Los años bisiestos existen por culpa del «la falta de precisión» de nuestro Sistema Solar.
Los años bisiestos, aquellos en los que el mes de febrero tiene un día extra, existen por razones meramente astronómicas.
El portal de la BBC Mundo comparte algunos aspectos curiosos sobre este día.
1. Los años bisiestos existen por culpa del «la falta de precisión» de nuestro Sistema Solar: un año terrestre (el tiempo que tarda la tierra en girar alrededor del sol) no se completa en un número exacto de días.
En otras palabras, un año no tiene en realidad los 365 días que nos enseñan en el colegio, sino 365,2422 días (aproximadamente).
2. Antes de Julio César el calendario romano tenía 355 días e incluía un mes extra de 22 días cada dos años.
Pero eso hacía que los mismos días de fiesta tuvieran lugar en diferentes estaciones y épocas del año.
Para evitarlo, César le ordenó a su astrónomo Sosígenes que simplificara las cosas.
Y Sosígenes concibió el calendario de 365 días con un día extra cada cuatro años, para acomodar las seis horas extras que, según sus cálculos, se acumulaban cada año. Así nació el Calendario Juliano y con él los 29 de febrero.
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3. Se dan cada cuatro años. Pero no exactamente.
Noten, por ejemplo, que un año que es divisible por 100, pero no por 400, nunca va a ser un año bisiesto. Así, 2000 fue un año bisiesto y 1600 también. Pero 1700, 1800 y 1900 no lo fueron.
«Parece un poco arbitrario», admite el profesor emérito de matemáticas de la Universidad de Warwick, Ian Stewart. Pero hay una buena razón para ello.
«El año tiene 365 días y un cuarto… o casi. Si fuera exactamente así se podría decir que los años bisiestos se dan cada cuatro años. Pero en realidad su duración es un poquito menor», explica Stewart.
Y es por eso que cuando el papa Gregorio XII y sus astrónomos introdujeron el Calendario Gregoriano en 1582, optaron por «botar» tres días extras cada 400 años.
Según Stewart, esa solución tendrá que ser revisada dentro de 10.000 años. Pero para entonces, la humanidad tal vez estará empleando otro calendario.
4. ¿Por qué hay un 29 de febrero y no un 31 de febrero? Todos los otros meses tienen 30 o 31 días, pero, como cuenta Stewart, febrero es una víctima del ego del emperador romano Augusto.
Bajo el reinado de Julio César el mes de febrero tenía 30 días, pero cuando Augusto fue coronado emperador quiso que su mes -agosto, que entonces tenía 29 días- tuviera al menos el mismo número de días que el mes dedicado a su predecesor -julio, que tenía 31-.
«Así que quitó un día de aquí y otro de allá. Y fue el pobre febrero el que salió perdiendo», explicó Stewart.
5. Se dice que las posibilidades de nacer en un año bisiesto son de una en 1.641.
Esto se calcula sumando el día extra del bisiesto a los 1.460 días que hay en cuatro años. Pero, como explica Stewart, este cálculo no toma en cuenta los tres días que hay que restar cada 400 años.
Y los nacimientos acostumbran concentrarse más en algunos meses que en otros, por diferentes factores.
Fuente: Sipse