Hace dos años y medio, cuando Paul Carrillo de Cáceres asumió la presidencia municipal de Benito Juárez, el gobierno de Cancún, como institución, estaba en el descrédito.
La deuda con bancos y proveedores habían colocado a la administración municipal contra la pared y las calificadoras internacionales de riesgos crediticios no le daban buenas notas. Incluso, se llegó a estar en una especie de lista negra, de la que se salió a los pocos meses de iniciada la actual gestión de Carrillo de Cáceres.
A poco más de siete meses de que concluya la administración, las condiciones son diferentes. Seguramente falta mucho trabajo para recomponer las finanzas del que alguna vez fue uno de los gobiernos municipales más ricos del país, pero la tarea no puede concluirse en un solo período.
Debe haber continuidad para evitar más endeudamiento, pagar lo que se debe y administrar mejor los recursos de un municipio que, a pesar de haber cedido una parte sustancial de sus ingresos a Puerto Morelos, debe contar con una solidez financiera para cumplir con sus compromisos.
La tarea no es solo lo que se ve en las calles. La parte más visible es la modernización y mejoras que ha habido en la infraestructura urbana, pero éstos logros sólo pueden ser posibles si hacia el interior hay una mejor organización, mejores herramientas de administración y control y un seguimiento puntual de las nuevas normas federales en materia de contabilidad y transparencia.
De hecho, en ambos rubros el municipio Benito Juárez se ha constituido en referencia nacional. Lo que se hace en Cancún es objeto de estudio para aterrizarlo en otras partes del país.
Organismos que suelen mantener una estricta vigilancia sobre la conducta de los gobiernos, como el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), reconocieron con distinciones los avances obtenidos por la administración de Carrillo de Cáceres en diferentes programas sectoriales, como la creación del Sistema de Seguimiento y Evaluación Municipal (SIEM), una herramienta tecnológica que permite monitorear y evaluar el impacto de las acciones de gobierno.
Esta innovación en la administración pública permitió, por ejemplo, obtener el premio Gobierno y Gestión Local otorgado conjuntamente por el CIDE y el Centro de Investigación e Innovación en Tecnologías de la Información y Comunicación (INFOTEC) a los gobiernos locales.
Incluso, el SIEM y el Programa de Brigadas de Salud con Resultados que Transforman serán parte de las 21 experiencias exitosas que integrarán un libro que publicarán próximamente las mencionadas instituciones con el propósito de difundir las buenas prácticas municipales y ser un referente para replicarse en otras localidades del país o del extranjero.
En 2015, el municipio de Benito Juárez participó también por año consecutivo en el Programa Agenda para el Desarrollo Municipal, implementado por la Secretaría de Gobernación, obteniendo por segunda ocasión un reconocimiento por el fortalecimiento de sus capacidades institucionales, medidas a través de indicadores de gestión y de desempeño en materia de planeación urbana, alumbrado público, pavimentación, recolección y tratamiento de residuos sólidos, turismo, empleo y medio ambiente, entre otros.
Las acciones han permitido que el municipio de Benito Juárez se reposicione no solo con un gobierno reconocido por instituciones serias como moderno, transparente e innovador, respaldado por resultados tangibles, sino que ahora Cancún esté considerada como una de las 10 mejores ciudades para vivir.
Desde siempre uno de los talones de Aquiles de la administración pública es la falta de indicadores para medir los resultados. En su gobierno Vicente Fox Quesada empezó a promover su uso, pero desde Cancún se ha puesto el ejemplo de cómo implementar acciones que sean referente nacional, que hacen notar la diferencia entre el antes y el después.
Ahora el reto será institucionalizar esas buenas prácticas, para que las siguientes administraciones las conserven y enriquezcan, en lugar de borrarlas de un tajo, como se acostumbra cuando llega un nuevo gobierno. Ojalá no ocurra esto último.
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