En Cancún se librará “la madre de todas las batallas”. En política electoral es la “joya de la corona”. En esta ciudad radica más de la mitad del padrón electoral y es la cabecera más redituable en términos económicos, por lo cual, quien gane aquí, podría llevarse el estado en su bolsillo.
La importancia de tener un buen candidato para Benito Juárez es vital. El oficialismo ya presentó al diputado federal con licencia, Remberto Estrada Barba, como abanderado de la coalición PRI-Verde-Panal. Espera la definición de la otra alianza, PAN-PRD, que podría postular a Julián Ricalde Magaña o Gerardo Mora Vallejo, ambos del Sol Azteca. Greg Sánchez Martínez la busca por el PT.
Por estas fechas están tratando de convencer. Remberto fue privilegiado con los acuerdos cupulares, por lo que ya no deberá persuadir puertas adentro como los otros. Su experiencia como diputado local, dirigente estatal y diputado federal le ha permitido presentarse con cierta solvencia pese a su edad.
De Ricalde y Mora no hay gratos recuerdos. El ex presidente municipal fue acusado de mil patrañas por quienes llegaron al poder en 2013 y, desde entonces, arreciaron los ataques públicos contra el político, que primero renunció al PRD porque éste, dijo, “había perdido el rumbo”, aunque regresa reafiliado porque, supone, la tiene fácil.
De Mora, todos recuerdan que el actual gobernador Roberto Borge Angulo le dio una paliza en las elecciones de 2010, cuando el perredista quiso la gubernatura. Su derrota marcó el inicio de la debacle de un partido que entonces tenía ayuntamientos y curules, pero que perdió todo tres años después.
El caso Greg es confuso. Fue un presidente respetado, luego cuestionado y últimamente olvidado. Quedarán simpatizantes, aunque deben ser pocos, pues cuando se ha presentado ante multitudes y como aspirante, el respaldo ciudadano escasea. Aun así, en carrera dinamita más a la oposición que al oficialismo.
Y así como tener un buen candidato, es tanto o más importante contar con un presidente municipal con resultados favorables. Voy a lo siguiente: El “factor alcalde” tendrá un rol definitorio en estos comicios porque sus números le ayudan. Paul Carrillo llegó al poder con casi 100 mil votos, pulverizó a una oposición que no ha logrado articularse y hoy es uno de los mejor evaluados en Quintana Roo.
El priista pretendía ser candidato a gobernador (lo es Mauricio Góngora Escalante). Como tuvo cómo y con qué, trabajó para ello en este municipio, donde el tricolor no escatimará esfuerzos ni recursos. Por eso los discursos de Paul dan tranquilidad a los suyos, pues ha pedido –en su calidad de priista– arropar aquí a Mauricio y Remberto como si fuera él, acción que los opositores no podrán contrarrestar.
La semana pasada lo publiqué en este mismo espacio: el cancunense quedó mejor parado incluso que otros “favoritos” en la competencia interna. Y aun cuando lo limiten sus responsabilidades de primera autoridad, les ayudará en demasía anunciando: “Invertiremos más de 500 millones de pesos en obras y acciones en lo que resta de administración”, como lo hizo ayer.
Desorbitado
Si bien los priistas están posicionados en Solidaridad, Cozumel, Othón P. Blanco y la Zona Maya, no pueden confiarse. Una cosa es priorizar Benito Juárez por sus características y otra apostarlo todo aquí.
No deben olvidar que Carlos Joaquín González también fue playense y tiene base en Cozumel, ni que los amarrillos gobernaron no hace mucho en Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos.
A veces pierden más los candidatos con ayudantes confiados, que con saboteadores o traidores.