El uso indebido de la aplicación puede dejar huellas difíciles de borrar.
El uso indebido del servicio de mensajes WhatsApp puede ser peligroso porque crea adicción en algunas personas y deja huellas difíciles de controlar y borrar, alertaba esta semana el catedrático de Psicología de la Universidad del País Vasco, Enrique Echeburúa.
El portal de ’20 Minutos’ explica que la aplicación móvil WhatsApp puede provocar conflictos amorosos o malentendidos entre amigos si sus usuarios lo utilizan de forma irracional y como una herramienta de control, considera el experto.
Sin embargo, la escena de una pareja o de un grupo de amigos con una cerveza en una mano y con el móvil en la otra es frecuente y representa otro de los principales problemas del WhatsApp: el desinterés por la vida real, ha comentado el experto.
El especialista pone como ejemplo de adictos a las personas que son capaces de escribir 40 mensajes entre las diez de la noche y las dos de la madrugada, una anomalía que altera el transcurso normal de la vida de cualquiera que trabaje o estudie, tenga amigos y aficiones.
También tienen un problema de adicción quienes utilizan esta aplicación móvil para controlar y cuando no son capaces de charlar con otras personas sin dejar de consultar el móvil de forma constante y respondiendo a los mensajes de forma inmediata, cualquiera que sea el escenario.
La pérdida de control, una interferencia grave en la vida cotidiana (en los estudios o en el trabajo) y una dependencia constante son algunos de los síntomas que identifican a las personas que han pasado de ser usuarios del WhatsApp o de una red social a enfermos.
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Cómo curar esa adicción
Poner límites horarios como si en vez de conversar por WhatsApp estuviera viendo una película de una duración determinada es el consejo que el experto da para evitar caer en las redes de la adicción.
Es importante saber si la persona que sufre esta adicción tiene otros problemas psicológicos Si ya es tarde para curar este problema, recomienda una abstinencia de entre uno y dos meses para luego volver a aprender a utilizarlo de forma racional, sin que altere al estado de ánimo y las relaciones con otras personas.
Asimismo, es importante saber si la persona que sufre esta adicción tiene otros problemas psicológicos como inestabilidad emocional, inseguridad en uno mismo, incapacidad de comunicarse personalmente o una timidez extrema, agrega el especialista.
Esta afirmación rompe un mito, continúa, ya que este tipo de adicciones, en contra de lo que a priori pueda parecer, no sólo afecta a adolescentes, también a personas maduras con algunas debilidades.
Fuente: Sipse