EL BESTIARIO: MIAMI, DEL ‘ENGLISH ONLY’ Y ‘SE HABLA ESPAÑOL’ AL ‘SE FALA PORTUGUÊS’; BRASIL, UNO DE LOS PAÍSES EMERGENTES CON RUSIA, INDIA, SURÁFRICA, COMPRÓ EN CASH MILES DE PROPIEDADES EN LA FLORIDA, CONVIRTIÉNDOSE EN EL ÚLTIMO ‘MANÁ’
SANTIAGO J. SANTAMARÍA
Tras varios forcejeos judiciales esta semana que parecían trabar el proceso (una anulación del presidente interino del Congreso retirada después, un recurso del Gobierno que se ha revelado por ahora inoperante pero que aún pende sobre todo) el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff se adentra en su fase más dramática: la que apartará a la actual jefa del Estado de Brasil del poder, por lo menos 180 días.
A las diez de la mañana de este miércoles ha comenzado la sesión del Senado. Cuando termine, si una mayoría simple de los 81 senadores así lo decide -cosa que todos los especialistas dan por hecho hoy en Brasilia- Rousseff deberá abandonar el Palacio del Planalto, sede de la jefatura del Gobierno. No de manera definitiva, pero casi.
Lo que los senadores deciden, de facto, es la apertura formal del impeachment, del proceso de destitución, que durará, como máximo y a partir de hoy, esos 180 días. Lo determinante es que durante ese tiempo Rousseff no podrá ser presidenta y el poder lo asumirá el vicepresidente Michel Temer, hasta hace poco meses su aliado politico y ahora su peor enemigo. Durante ese tiempo, mientras uno desarma el gabinete existente, nombra ministros y muda el rumbo de la política del país, Rousseff vivirá una suerte de destierro en su propio Palacio de la alborada, su residencia oficial, existiendo en un limbo judicial e institucional jamás visto en la historia de Brasil.
La ‘presidenta’ vivirá una suerte de destierro y existirá un limbo judicial e institucional jamás visto en la historia de Brasil
A petición propia, más de 65 senadores tomarán hoy la palabra, uno detrás de otro, para explicar su postura. Cada uno tendrá 15 minutos como máximo. Si la mayoría agota su tiempo (cosa que es bastante posible), teniendo en cuenta que está programada una pausa de una hora para la comida y otra de otra hora en la tarde, la extenuante sesión durará 18 horas. Es decir, terminará de madrugada en Brasil, con la votación propiamente dicha.
Aún no se sabe qué pasos concretos dará Dilma Rousseff después de enterarse de su previsible derrota. Hasta hoy, se especulaba en que bajaría, el jueves por la mañana, acompañada de sus seguidores y un grupo de militantes, la rampa del Palacio presidencial del Planalto, en un acto simbólico de despedida. Pero ese acto ha sido suspendido, debido a que daba a entender, según integrantes del Partido de los Trabajadores (PT), formación de la presidenta, que ella renunciaba a su cargo, cosa que ella no está dispuesta a hacer.
El presidente del Senado, Renan Calheiros, aseguró antes de que comenzara la sesión, que no votará. Y añadió: “Yo nunca quise que el ‘impeachment’ llegará hasta aquí porque es un proceso traumático para el país que trae, sobre todo, inestabilidad”. Calheiros precisó que después de que el Senado decida -si decide- apartar a Rousseff del poder, enviará una notificación a la presidencia de Brasil informándole del resultado. Y se comprometió con la prensa a explicar en los próximos días en qué condiciones prácticas (sueldo, servidores, rutina diaria) queda la presidenta sin presidencia.
Unos 300.000 brasileños, tras adquirir bienes raíces, viven permanentemente en el sur de Florida, como turistas, otro millón
Brasil, potencia emergente en el mundo, ha superado ya a Canadá como el país que más turistas aporta, se ha convertido en el último ‘maná’ para la maltrecha economía de Miami. Escribíamos esta columna EL BESTIARIO hace apenas cinco años atrás. Unos 300.000 brasileños, tras adquirir bienes raíces, viven permanentemente en el Sur de Florida y han visitado este estado norteamericano cerca de un millón, desde principios del 2011. Miami y sus zonas cercanas del sur de Florida han sido siempre atracción para turistas y compradores de todas partes del mundo. La ciudad con clima, playas y mar privilegiados empezó siendo el Cancún o Riviera Maya de México o la Marbella o el Benidorm de España sureños para los norteamericanos, ricos y menos ricos. También para muchos canadienses con ansia de sol en su vejez, pero con sobrado poder adquisitivo. Y el mismo magnetismo se contagió pronto, pese a la distancia, a bastantes europeos. Pero muy especialmente -además de a los primeros cubanos anticastristas ricos, por razones obvias la fascinación alcanzó a los pudientes suramericanos de todo pelaje que la convirtieron en su Montecarlo del norte. Para ellos no habría tanto casino ni glamour, pero sí el empaque y la seguridad estadounidenses. Más que suficiente. La Ciudad del Sol fue adquiriendo con todos los merecimientos el título de capital, punto de encuentro y puerta virtual de Latinoamérica.
“Brasil -escribía entonces-, gigante en potencia y esencia, se ha convertido en el último ‘maná’ para la maltrecha economía surfloridana. De esta forma lo han reflejado en los últimos días varios medios informativos, que parece haberse puesto de acuerdo. Brasil está de moda. Eso lo saben muy bien nuestras autoridades, con el gobernador Roberto Borge al frente. Todos ellos han insistido en facilitar al máximo la llegada a nuestro estado de Quintana Roo de ciudadanos de países emergentes como son Rusia, India, Suráfrica y el propio Brasil.
Aunque Brasil siempre fue una locomotora que traía aviones llenos de compatriotas, los últimos datos indican que ha tomado la delantera claramente frente a otros trenes clásicos como Argentina. Según algunos analistas, su desembarco en una situación de crisis aún evidente es como salir del túnel hablando portugués. A Miami llega gente por trabajo y por placer. Como a casi todas partes. Pero el placer, nadie lo duda, tiene su importancia por estos lares turísticos. Por eso hay que diferenciar entre gente que se busca la vida y los que ya la tienen resuelta, pero quieren sacarle rentabilidad ociosa. En este grupo de acaudalados, los brasileños se llevan actualmente la palma. Con una moneda apreciada frente al dólar, están consiguiendo, por ejemplo, que en las tiendas donde ya fue un lujo y casi una afrenta para el ‘English only’ el ‘Se habla español’ eso esté anticuado. En Miami lo raro ya no es hablar español. Ahora ‘Se fala português’, variante brasileira.
Más de 50 vuelos semanales directos a Florida desde São Paulo, Río de Janeiro, Brasilia, Recife, Belo Horizonte y Manaos
Cerca de 300.000 brasileños viven en Florida. En 2011 visitaron la zona de Miami más del doble y se gastaron unos 1,35 millones de dólares. Brasil ha superado ya a Canadá como el país que más turistas aporta, el doble que Argentina o Colombia. Hay más de 50 vuelos semanales directos desde São Paulo, Río de Janeiro, Brasilia, Recife, Belo Horizonte y está a punto de empezar otro desde Manaos. Tiendas, hoteles, restaurantes (muchos ya típicos brasileños) y, lo más importante, el mercado inmobiliario, que echa raíces y es duradero, son los beneficiados de su paso.
Su voracidad en la adquisición de apartamentos ha salvado literalmente el enorme problema que supuso el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en Miami y sus costas. Se va a absorber en apenas cinco años cuando los expertos vaticinaban 10 o 15. El mundo da muchas vueltas y cuando el primero tembló, el relevo emergente y más que posible estaba al quite. Una cuestión de oferta y demanda. Los precios, que incluso se han recuperado tras un gran bajón desde 2008, no están tan disparados como en medio de la locura del ladrillo hace ya más de 10 años, pero lo fundamental es que resultan muy baratos para la potente economía brasileña actual. A mitad de precio. En comparación con São Paulo, por ejemplo y siempre con mayor referencia a apartamentos en las zonas más codiciadas turísticamente, no tanto en las grandes mansiones, un mercado mucho más elitista.
Pero solo nuevos adinerados brasileños, como otros suramericanos o europeos del Este, están libres del problema local de tener que pedir hipotecas a los bancos, ahora casi imposibles. Se pueden permitir pagar todo al contado, o los anticipos en preconstrucción, que pueden llegar hasta el 70%, cuando las cifras totales de la venta rondan los 300.000 dólares o más. Son ya la punta de lanza latina de otros países en convulsión política o delincuencial, como en los casos de Venezuela o México, y que buscan no solo la tranquilidad al sol, sino muchas veces incluso el asilo.
Al sector financiero de Miami, Brickell, ya algunos lo apodan ‘Brickellcinho’ por el portugués que resuena en las áreas comunes de condominios. Los brasileños de hoy compran en efectivo también aquellos apartamentos en Sunny Isles, Bal Harbour y Hollywood, el famoso corredor de las playas del sur de Florida, donde una propiedad tiene una base mínima de un millón de dólares.
Barack Obama anunció un plan para impulsar el turismo con Brasil, reduciendo los plazos para obtener visa a apenas una semana
Pero el caso brasileño es paradigmático y hasta se presiona ya para dar una mayor facilidad en la concesión de visados. En el fondo, es normal: Miami, con altibajos, luces y sombras, atrae. Según analistas de la agencia inmobiliaria Citi and Knight Frank, está en el sexto lugar mundial de una lista de lujo, solo por detrás de Londres, Nueva York, Hong Kong, París y Singapur. Y delante de Ginebra. Aunque siga sin ser fiable, pues también se señala que en los próximos 10 años su sustituta, curiosamente, sería São Paulo.
Una compañía de Boston piensa unir con un cable de fibra óptica para Internet, telefonía y todo tipo de datos la misma São Paulo y Boca Ratón, 65 kilómetros al norte de Miami, hasta donde bajaría después. Por su parte, The Related Group, constructora gigante de Jorge Pérez, conocido como “el Donald Trump cubanoamericano”, ha tardado poco en reaccionar a su batacazo con tonos de quiebra a causa de la crisis y ha anunciado la creación de The Related Brasil, con sede en São Paulo, y con una inversión inicial de 120 millones de dólares.
Intercambio ante la pujanza brasileña, cuyo desembarco de dinero también ha influido poderosamente en el descenso del desempleo en Florida. La tasa ha bajado a un 9% que no se veía desde hace 10 años. El turismo, con el permanente sector de la hostelería, no estacional como en otros lugares, ha sido clave. Miami sigue tercero en ocupación hotelera tras Nueva York y Honolulú (Hawai).
Sin embargo, no cesa la caída de empleos en la construcción, porque el color brasileño solo está pintando los bolsillos de los promotores que aún dan salida a lo ya hecho. La vivienda nueva está a la mitad de lo que fue cuando el grifo del cemento se cerró. En un estudio de la Brookings Institution sobre el impacto de la crisis en 200 grandes áreas metropolitanas del mundo, el sur de Florida ha sacado el misérrimo lugar 183, uno de los peores en recesión. También la revista Forbes, aunque en un artículo discutible por mezclar datos, ya había sentenciado que Miami era la ciudad más difícil para vivir de EE UU. Al menos, dicen los vendedores, aunque el habitante medio de la Ciudad del Sol pase dificultades, con los precios de la gasolina y la comida disparados, es un pequeño consuelo que lleguen dólares con olor amazónico o suramazónico. Nunca vendrán mal.
Barack Obama anunció en enero un plan para impulsar el turismo, una parte importante tiene que ver con los plazos y facilidades para obtener visas. En Brasil, por ejemplo, luego de la puesta en marcha de este plan los plazos para obtener visa en São Paulo se han reducido de 50 a 32 días, en Recife y Brasilia, a siete días solamente…
Disposiciones para que ciudadanos brasileños que viajan a México como turistas, o por negocios, o en tránsito, obtengan autorización electrónica
En cuanto a México, las gestiones del gobernador Borge por facilitar el ingreso de turistas brasileños han rendido frutos: Copa Airlines, por ejemplo, anuncia que el gobierno mexicano ha emitido disposiciones para que ciudadanos brasileños que viajan a México como turistas, o por negocios, o en tránsito, obtengan autorización electrónica, sin tener que obtener una visa. Basta que entren al sitio www.inami. gob.mx, opriman en “autorización electrónica” y luego en “deseo presentar una solicitud”. La autorización solo toma unos minutos para ser procesada.
No obstante, valdría la pena de tomar con un granito de sal la prosperidad de Brasil, no tanto porque no sea real, que sí, por supuesto que lo es, sino por la voz de advertencia que nos brinda John Paul Rahtbone, editor de Financial Times para América Latina. “Brasil ha topado con un freno a su rápido crecimiento. Ya no puede contar con aumento de los precios de materias primas por siempre, gracias al voraz apetito de su principal comprador, China. No obstante, este país empieza a perder ventajas competitivas por el aumento de sus costos en mano de obra y transporte, la perspectiva es de una desaceleración que no favorecerá a Brasil…” Los excedentes inventarios en Estados Unidos, en cambio, se están reduciendo.
Benjamín Castro, subdirector de Turismo del Ayuntamiento Benito Juárez que preside Julián Ricalde, nos apoyaba hace unos días en esta última reflexión. ‘Brasil representa un mercado turístico muy atractivo, por ahora, pero habrá que estar atentos a los signos de su economía. Nadie puede olvidar que en épocas de apuros las deudas de turismo son las primeras que se dejan de pagar. Esta historia la conocemos bien en Cancún y en la Riviera Maya…”.
El ‘golpe de estado’ institucional coloca al país en las últimas horas en una incertidumbre inconcebible en la mayor democracia sudamericana
El caos institucional en el que se encuentra sumido Brasil, cuya máxima expresión es el irregular proceso de destitución contra su presidenta, Dilma Rousseff, está colocando al país en las últimas horas en una incertidumbre inconcebible en la mayor democracia sudamericana. Y no contribuye precisamente a desmentir las graves acusaciones realizadas por Rousseff y su entorno que culpan a la oposición de haber forzado más allá de lo admisible en una democracia los límites del Estado para apartar del poder a la mandataria en una especie de golpe constitucional.
Para hoy estaba prevista una votación en el Senado -por decisión personal de su presidente- para ratificar el ‘impeachment’ contra Rousseff, pero el Gobierno recurrió anoche judicialmente la sesión. Se trata de la guinda a la confusión generada desde que Waldir Maranhão, acusado de corrupción y desde el jueves presidente del Congreso -en donde, bajo otro presidente, apartado del cargo por el Tribunal Supremo, ya se ha votado a favor de la destitución-, ordenara el lunes suspender todo el proceso. Pero el presidente del Senado, Renán Calheiros, se negó a obedecerle y prometió seguir adelante con la votación. Horas después, Maranhão se desdijo y dio vía libre a la votación.
Mientras Brasil se hunde en la recesión, la oposición ha utilizado el Congreso para convertir una acusación de carácter político -un mal manejo del presupuesto- en un proceso previsto para casos penales. Las sucesivas investigaciones no han podido demostrar la participación de la presidenta en las corruptelas que afectan a su partido, pero el abandono de varios de sus socios de Gobierno la han colocado en una situación muy complicada. Esta crisis institucional plantea dudas más que razonables sobre la legitimidad que tendría un nuevo mandatario surgido después de un proceso tan poco habitual. Brasil no puede permitirse semejante espectáculo. El daño causado es incalculable.
“Los diputados de Brasil están locos por Dios. Cuanto más corruptos, más lo invocan. Es el mejor talismán de sus fechorías”, escribe Juan Arias
‘¿Habrá perdido Dios la paciencia con los congresistas de Brasil?’. Este es el titular de una columna del periodista y corresponsal de EL PAIS en Brasilia, Juan Arias, publicada este lunes, horas antes de la votación que se prolongaba en la noche de ayer. Nadie duda que la aprobación para sacar del poder a Dilma Rousseff era un hecho… “Los diputados de Brasil están locos por Dios. Cuanto más corruptos, más lo invocan. Es el mejor talismán de sus fechorías. Solo que, de repente, parece que Dios ha perdido la paciencia y se está vengando de ellos, enloqueciéndolos. Sólo así se explica que el Congreso con sus 513 diputados se haya convertido en un circo, un aquelarre, en una furia de locura colectiva, que está desconcertando hasta a la opinión pública internacional”.
Cuando el emblemático, Eduardo Cunha, uno de los más corruptos del gremio, que bautiza a sus coches de lujo con el nombre de Jesús, fue depuesto temporalmente por el Supremo de su cargo, el expresidente del Congreso escribió en la red: “¡Que Dios nos proteja a todos!”. Y cuando su sucesor, el vicepresidente, Waldir Maranhâo, uno más en la larga lista de corruptos, supo que él tomaría las riendas del Congreso, pidió para ausentarse ya que necesitaba, dijo, “hablar unos minutos con Dios”.
Lo suficiente para horas después tomar la loca decisión una monocrática, sin consultar con sus pares, de anular la grave decisión tomada por la mayoría absoluta del Congreso a favor de abrir un proceso de ‘impeachment’ contra Dilma Rousseff, decisión que convulsionó al país. Solo que Dios se lo dio y Dios se lo quitó. Horas más tarde, y cuando había puesto ya en polvorosa a los medios de comunicación de medio mundo, se echó atrás anulando la anulación.
¿Será la venganza de Dios que se siente un comodín en la boca de esos diputados, generalmente los más conservadores y corruptos, la que está inyectando a los diputados ese delirium tremens divino? Decenas de diputados semanas atrás gritaban en un micrófono que votaban a favor de la salida de Rousseff “en nombre de Dios”.
Solo que son esos devotos de Dios, que lo invocan también a la hora de comprar votos para reelegirse, quienes se oponen a legislar a favor de los derechos humanos; los que no impiden que cientos de miles de mujeres mueran en abortos clandestinos; que desprecian que personas del mismo sexo puedan unirse establemente formando una familia; que se oponen a que puedan usarse células tronco para salvar vidas, hacer uso de la fecundación artificial y que defienden que los ciudadanos se armen contra la violencia en vez de luchar contra sus causas.
El Dios de buena parte de los diputados brasileños es el Dios del atraso, de la venganza, de la antimodernidad, el Dios al que poco parece importarle la corrupción ya que los más deshonestos son los que más prosperan. La Constitución brasileña admite la separación entre la Iglesia y el Estado, pero hay congresistas, entre las fuerzas evangélicas, que no han perdido la esperanza de llegar a conquistar la Presidencia de la República para poder gobernar en nombre de la Biblia. Alegan que en la introducción de la Constitución está escrito que ha sido promulgada “bajo la protección de Dios”, y que sin él no será posible plasmar un Brasil fundado sobre los pilares de la Patria y la familia, el país soñado, curiosamente, por sus señorías más corruptas.
Ojalá que esa venganza de Dios, que parece haber decidido quitarles el juicio, sirva a la opinión pública brasileña más sensata, más honrada y más moderna para que piensen dos veces, en el futuro, a quién dar su voto. Brasil merece más que esa serie de espectáculos que está ofreciendo el Congreso que hace sonrojar a las personas normales y decentes. Haría falta una ley que impida que el nombre de Dios sea “invocado en vano” en el Congreso brasileño. Los diputados de la Biblia deberían saber que es esa una de las ofensas a Dios que no tiene perdón.
Macri ha hablado varias veces con Rousseff y le da su apoyo, aunque sin mojarse demasiado ni hablar de “golpe”, como hace Evo Morales
La convulsión política en Brasil no le es ajena al sur del continente americano. Pese a que los líderes de la región siempre han tenido más simpatías por Lula que por Dilma Rousseff, en buena medida por tener aquel una visión más integracionista, la forma en que se ha tratado el proceso de destitución de su sucesora ha propiciado una cascada de reacciones: el apoyo incondicional del eje bolivariano, que siempre vio en el gigante brasileño un fiel aliado, económico, pero sobre todo político a la revolución bolivariana; la inquietud sobrevuela estos días Argentina, el gran socio y cliente de Brasil; otros países, como Colombia, no han querido pronunciarse en público aunque de puertas para dentro nadie niega la preocupación por las consecuencias de la jornada de hoy.
“Si Brasil estornuda, Argentina tiene una neumonía, estamos unidos para siempre”, suele repetir la canciller argentina, Susana Malcorra. El presidente, Mauricio Macri, ve cómo la industria argentina, en especial la del automóvil -hoy visita una gran fábrica de General Motors en Rosario- sufre por Brasil. Argentina y Macri necesitan que Brasil resuelva cuanto antes su crisis o la recuperación será mucho más difícil. El Ejecutivo de Macri está ansioso por encontrar una salida pero se mueve con cautela. Malcorra reconoce que algunos países -no cita ninguno pero es evidente la posición de Bolivia, por ejemplo- han intentado aplicar la cláusula democrática en Unasur o Mercosur para frenar el impeachment´’ a Rousseff.
Pero esa no es la posición argentina, y de hecho su resistencia a llegar tan lejos ha frenado las maniobras del llamado eje bolivariano. “Debemos hacer cosas que ayuden y no que compliquen aún más la situación”, explica Malcorra, que cree que tomar postura de forma tan fuerte agravaría la crisis interna. Macri ha hablado varias veces con Rousseff y le da su apoyo, aunque sin mojarse demasiado ni hablar de “golpe”, como hace Evo Morales.
Macri se encontraría ideológicamente más cómodo con el vicepresidente Temer pero el Gobierno argentino tampoco ve como ideal esa salida porque cree que un gobierno no elegido por las urnas sería débil y prolongaría la dramática crisis brasileña. Argentina, que se ve así entre dos males, ha decidido esperar y ver pero con una creciente inquietud. En público, Macri pide calma y apuesta por respetar los procedimientos constitucionales brasileños. En privado, se admite que si Brasil se hunde se puede llevar a Argentina detrás, o al menos retrasar mucho la recuperación. Todo lo que pasa en Brasil es para los argentinos política interna, y los medios de este país narran cada nuevo detalle a diario, casi como si fuera su propia presidencia la que estuviera en juego.
“La derecha del continente desconoce la soberanía popular, ¿pretenden desaparecernos?”, comentan los líderes del eje bolivariano
El eje bolivariano, el más golpeado por los nuevos aires que soplan hacia la derecha en la región, ha tratado de buscar oxígeno en la crisis brasileña. El caso más evidente es el de Venezuela. La enérgica defensa del Gobierno de Brasil es la contraprestación de Caracas a los fuertes lazos que unen a ambos gobiernos desde la presidencia del antecesor de Rousseff, Luiz Inacio Lula da Silva, informa Alfredo Meza desde Caracas. Lula fue un gran apoyo en los momentos más críticos de Hugo Chávez, ideólogo del socialismo del siglo XXI, y en muchas ocasiones abogó por la revolución bolivariana en los foros internacionales.
Desde que comenzaron las protestas contra Rousseff, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha sugerido reiteradamente que estaba en marcha un golpe de Estado contra la izquierda latinoamericana. Férreo crítico del juicio su homóloga brasileña, el mandatario, que desde que perdió las elecciones parlamentarias del pasado diciembre trata de socavar el poder de la Asamblea Nacional en su país, ha llegado a decir: “La derecha del continente desconoce la soberanía popular, ¿pretenden desaparecernos?”. En la misma línea, la canciller, Delcy Rodríguez, considera que el juicio a Rousseff pretende “desconocer la voluntad del pueblo brasileño”.
Evo Morales, a quien los bolivianos dieron la espalda el pasado febrero al rechazar la posibilidad de que se vuelva a presentar a unas elecciones -lo que aceptó sin concesiones-, buscó en vano el rechazo de Unasur al juicio a Dilma. El secretario general, Ernesto Samper, sí ha criticado el impeachment -“lo que está ocurriendo es un linchamiento a la presidenta”, ha asegurado-, pero el organismo de integración sudamericano impulsado por Chávez, con el indiscutible apoyo de Lula, no ha se pronunciado en bloque sobre la crisis.
Para que eso ocurra tiene que haber unanimidad de todos sus miembros. Si no la hay, en parte, es por las posiciones neutrales de países como Colombia. El Ejecutivo de Juan Manuel Santos ha preferido mantenerse al margen públicamente, aunque desde la Cancillería no obvian las consecuencias que podría tener la salida de Dilma de la presidencia. Brasil siempre ha apoyado a Colombia en el proceso de paz con las FARC y es uno de los aliados en las conversaciones con la segunda guerrilla, el Ejército de Liberación Nacional (ELN). El Gobierno de Dilma acompañó el inicio de las mismas y es una de las sedes acordadas para cuando arranquen las negociaciones formales.
Si en otras ocasiones, como en la crisis política de Venezuela, se ha mantenido cauta, en esta ocasión la presidenta chilena, Michelle Bachelet, ha sido tajante en su respaldo a Rousseff. “Creo que es una mujer honesta y responsable, que está haciendo lo mejor posible para Brasil”, aseguró la mandataria, quien no negó su “admiración” por su homóloga.
Los ojos de Sudamérica están puestos este miércoles en Brasil. El antecedente más reciente que se asemeja al proceso de destitución de Rousseff fue el que se vivió con Fernando Lugo en Paraguay hace cuatro años. Del respaldo masivo antes del juicio político se pasó, tras la salida del mandatario, a la tímida protesta. Brasil es otro mundo. Su gigantesco tamaño, los importantes lazos con sus vecinos y el peso político en la región auguran otra reacción.
Más de la mitad de los diputados brasileños enfrenta o ha enfrentado problemas judiciales, al igual que el 60% de los senadores
La oposición insiste en que la salida del poder de la presidenta Dilma Rousseff, prevista para este miércoles, significará una nueva era para Brasil. Los que defienden echar a la mandataria auguran un borrón y cuenta nueva respecto a la recesión económica, los escándalos de corrupción y el descontento social. Pero el Congreso que tiene en sus manos el destino de este país no es un ejemplo de casi nada. Casi el 54% de los diputados y el 60% de los senadores brasileños tienen o han tenido cuentas pendientes con la Justicia.
Aunque la presidenta de Brasil vaya a caer oficialmente por maniobras fiscales y presupuestarias, extraoficialmente, los opositores que están a punto de destituirla suelen citar los abundantes escándalos de corrupción de su formación, el Partido de los Trabajadores (PT). El caso Petrobras ha manchado hasta ahora al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, al extesorero del PT João Vaccari, y otros exministros como José Dirceu, pero solo han rozado a Rousseff (el fiscal ha pedido investigar la confesión de un delator que la acusa de obstaculizar investigaciones). Eso sí, las sospechas han dejado la reputación del gran partido de izquierdas de Brasil por los suelos, así como la de parte de la oposición (el vicepresidente Michel Temer, próximo presidente interino, fue mencionado por el mismo delator). Políticos, Parlamento y Senado tienen el peor índice ciudadano de confianza en instituciones, según el Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística.
La Cámara de Representantes brasileña tiene a 273 de sus 513 diputados implicados en causas judiciales, según datos de la organización Transparência Brasil. Hay cargos por corrupción, pero también por extorsión y tortura o por portar armas de fuego. En el Senado, el 60% de los 81 miembros tiene causas pendientes con la Justicia, sobre todo por delitos electorales y corrupción, según la plataforma Atlas Político.
El líder de la comisión especial del Senado que estudia el ‘impeachment’, Antonio Anastasia, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), ha enfrentado acusaciones de cometer el mismo tipo de irregularidad atribuido a la presidenta. De acuerdo con el periódico O Estado de São Paulo, cuando gobernaba el Estado de Minas Gerais, hizo maniobras para cuadrar sus presupuestos sin el apoyo del Legislativo. Anastasia ha respondido, simplemente, que “ningún ciudadano pidió el impeachment” durante su Gobierno.
Entre los aliados del PT, la senadora Gleisi Hoffman, una de las principales líderes de la Cámara Alta y exmiembro del gabinete de Rousseff, fue denunciada a principios de mes en el Supremo junto a su marido, un exministro, por corrupción y desvío de dinero en el caso Petrobras. La Fiscalía la acusa de recibir un millón de reales en sobornos. El mismo delator que ha salpicado a PT y oposición en sus confesiones sobre Petrobras, Delcídio do Amaral, lideraba el grupo del PT en el Senado cuando fue detenido.
Algunos senadores aprovecharon la sesión del domingo para insinuar, de nuevo, que hay motivos graves para que Rousseff deje de ser presidenta. “El diablo está en los detalles, y es exactamente por eso que la presidenta va a caer”, anunció el senador de la oposición Ataídes Oliveira. Los delitos en los que se basa el ‘impeachment’ [maniobras fiscales y presupuestarias] de Rousseff, reconoció Oliveira, “son insignificantes frente a los demás”. No aclaró cuáles eran “los demás”, pero algunos medios se encargaron de recordarle al senador que él enfrenta acusaciones de recibir sobornos millonarios y realizarse donaciones electorales a sí mismo a través de una constructora.
Miami, del ‘English only’ y ‘Se habla español’ al ‘Se fala português’; Brasil, uno de los países emergentes con Rusia, India, Suráfrica, compró en cash miles de propiedades en La Florida, convirtiéndose en el último ‘maná’; los turistas cariocas eran los más deseados en Estados Unidos, México o España, agilizándose los visados para ellos; cinco años después, y a 85 días de los Juegos Olímpicos de Río Jainero, el país carioca se hunde en la recesión con Dilma Rousseff, una presidenta sin presidencia por un ‘golpe de estado’ institucional; las investigaciones no han podido demostrar su participación en las corruptelas del Partido de los Trabajadores; ‘Dios quería el impeachment’, justifican extremistas opositores adictos a la música militar.
@SantiGurtubay
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