Los menores no acompañados que llegaron a EU en los últimos dos años han tenido más probabilidades de conseguir asilo si hacen su solicitud en dicha entidad.
Para los menores no acompañados que buscan asilo en Estados Unidos, el lugar donde presentan su solicitud puede ser clave.
Estadísticas conseguidas por la Associated Press que abarcan hasta enero indican que más de la mitad de los menores que pidieron asilo en San Francisco y Los Ángeles fueron autorizados a quedarse en el país, mientras que en sitios como Chicago y Houston fueron aprobados menos del 20 por ciento de los pedidos.
Activistas a favor de la causa de los inmigrantes dicen que algunas regiones se muestran más solidarias con los menores y que las disparidades reflejan asimismo diferencias en las técnicas empleadas en las entrevistas y en la cultura de cada oficina.
En los dos últimos años decenas de miles de menores de edad procedentes mayormente de Honduras, El Salvador y Guatemala que le huyen a la violencia de sus países y solicitan asilo en Estados Unidos abrumaron los refugios para esa población y atascaron más todavía los tribunales del servicio de inmigración.
La ley estipula que estos menores pueden solicitar asilo siguiendo un proceso que involucra entrevistas con un agente en alguna de las ocho oficinas regionales del Servicio de Ciudadanía e Inmigración. Para conseguir asilo, deben demostrar que han sido perseguidos o corren peligro de serlo.
Hasta enero, los agentes que analizan los pedidos de asilo se habían pronunciado en torno a casi cinco mil 800 solicitudes de menores que llegaron a partir de mayo del 2014, de acuerdo con la información obtenida por la AP.
En total, el 37 por ciento recibió asilo, pero hubo marcadas diferencias en el porcentaje de aprobaciones, que van desde el 86 por ciento en la oficina de San Francisco, que se ocupa de toda la región del noroeste, hasta el 15 por ciento en Chicago, que abarca 15 estados desde Ohio hasta Idaho.
En Los Ángeles, que cubre partes de California y Nevada, así como Arizona y Hawai, se aprobaron el 53 por ciento de las solicitudes, en tanto que en Houston, que se ocupa de Texas, Colorado, New Mexico y otros estados, la tasa de aprobaciones fue de apenas el 16 por ciento. Las oficinas de Nueva York, Miami, Newark (New Jersey) y Arlington (Virginia) aprobaron entre el 20 por ciento y el 40 por ciento de los pedidos.
Abogados de inmigración dicen que esperaban que hubiese algunas diferencias entre las oficinas regionales, dado que en algunas partes del país hay mucha más tolerancia hacia los inmigrantes que están en el país ilegalmente. Pero que no debería haber disparidades tan grandes.
«La calidad de la justicia no debe ser como tirar los dados, una lotería», sostuvo Karen Musalo, directora del Centro para Estudios de Género y de Refugiados del Hastings College of the Law de la Universidad de California. «Esto no solo es decepcionante: es algo que puede ser un asunto de vida o muerte para estos chicos».
El Servicio de Ciudadanía e Inmigración no pudo explicar las disparidades. Las solicitudes son analizadas caso por caso y reciben una segunda evaluación de un supervisor, según la portavoz de esa agencia Claire Nicholson.
Los menores cuyas solicitudes son rechazadas pueden apelar sus casos ante un juez del servicio de inmigración. Si tampoco esa instancia prospera, pueden ser deportados. Abogados de inmigración dicen que la mayoría de los menores que pidieron asilo están esperando que los tribunales se pronuncien, algo que puede tomar meses, si no años. Pero estudios previos revelan que hay marcadas diferencias en la frecuencia con que se aprueban los pedidos de asilo.
Los funcionarios que analizan las solicitudes deben guiarse por los dictámenes de los tribunales federales sobre los casos de inmigración y los juzgados de apelaciones de la costa oeste tienden a ser más liberales. California, por otro lado, pone abogados a disposición de estos menores desde que se produjo la ola inmigratoria, lo que les da mejores oportunidades de hacer pedidos bien sustentados, según activistas. La cultura imperante en una oficina y las técnicas empleadas en las entrevistas también pueden incidir.
«Para nosotros, es un misterio, que nos resulta desconcertante», dijo Lisa Koop, del National Immigrant Justice Center (Centro Nacional de Justicia para los Inmigrantes) de Chicago.
Abogados de inmigración de San Francisco dicen que los agentes que consideran las solicitudes de asilo en esa oficina se toman su tiempo y usan un lenguaje apropiado para menores durante las entrevistas en un esfuerzo por hacerlos hablar de experiencias traumáticas que tal vez no quieran recordar ante extraños. El abogado de inmigración Pablo Lastra dijo que estos agentes tratan de buscar las razones por las que hay que concederles asilo a los menores, no justificaciones para rechazar sus solicitudes.
Un adolescente hondureño contó que le dieron una bola blanda para estrujar si se ponía nervioso durante la entrevista en San Francisco. El agente le dijo que respirase hondo y se tomase su tiempo para responder preguntas sobre las pandillas que fueron a verlo a él y a su hermano cuando su madre, dueña de un negocio de golosinas, no pudo pagar las extorsiones que le cobraban, según relató. El muchacho recibió asilo, pero pidió que no se revelase su nombre por temor a que los pandilleros tomasen represalias contra sus familiares en Honduras.
Los menores deben solicitar asilo en las oficinas de la región donde viven. Generalmente quedan bajo la custodia de familiares que ya residen en el país.
«Si una persona tiene que elegir entre un familiar que vive en Texas y otro que vive en la Bay Area (la bahía de San Francisco), nosotros sin duda trataremos de que lo manden con el de la Bay Area», afirmó Manoj Govindaiah, abogado de RAICES, una organización sin fines de lucro de San Antonio.
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Al margen del asilo, muchos menores que vienen a Estados Unidos tratan de ampararse en un programa del gobierno para niños abandonados o víctimas de abusos. Desde que comenzó la ola, más de 15 mil menores se acogieron a ese programa y la mayoría pudieron quedarse en el país, según estadísticas del Servicio de Ciudadanía e Inmigración.
La información obtenida por la AP indica que más de 10 mil menores no acompañados que llegaron a Estados Unidos desde mayo del 2015 han solicitado asilo. Más del 90 por ciento proceden de América Central.
En las oficinas regionales, las mujeres son aprobadas en un porcentaje mayor que el de los hombres. Hasta enero, se habían aprobado el 43 por ciento de las solicitudes de las mujeres, comparado con el 33 por ciento de las de los varones.
Alejandro López, un salvadoreño que trabaja como jardinero en Iowa, dijo que sabía que conseguir asilo sería una dura batalla cuando trajo a su hijo Jonathan a Estados Unidos en el 2014.
El chico viajó dos horas y media hasta Omaha, Nebraska, para ser entrevistado por un agente en la oficina de Chicago. El muchacho respondió nerviosamente todas las preguntas durante una hora y dijo que pandilleros amenazaron con matarlo y con rociar su motocicleta con balas.
La solicitud de López, quien hoy tiene 18 años, fue rechazada y el chico tiene ahora que apelar el fallo ante un juez en febrero.
«El abogado nos dijo que será muy difícil ganar», expresó el padre. «La única solución podría ser que se enamore de una muchacha estadounidense y se case. Es joven, pero eso puede ser la única salida».
En el sur de California, Jhonathan Rivas cuenta una historia diferente. Dijo que estaba nervioso cuando se dirigió a una oficina en las afueras de Los Angeles, pero que la agente que le tocó fue gentil y le hizo preguntas a través de un intérprete.
A lo largo de 90 minutos, Rivas relató cómo era hostigado por pandilleros que intentaban reclutarlo cuando regresaba a su casa tras ir a la iglesia. Un tío y un primo fueron asesinados. Dos semanas después de la entrevista, Rivas supo que lo habían autorizado a quedarse.
«Gracias a Dios todo salió bien. Me alegra mucho no tener el temor de tener que regresar a mi país», dijo el muchacho, quien hoy tiene 19 años y planea incorporarse al Ejército y ser mecánico de aviones.