La arena electoral está lista, los luchadores en busca de los títulos en las diferentes categorías se declaran preparados para enfrentar a sus contrincantes. Las descalificaciones se dan a la orden del día y hoy la lucha por una posición de privilegio está en las redes sociales.
En este encuentro luchará Carlos “El traicionero” Joaquín contra “Mau, el obstinado”, a dos de tres caídas sin límite de tiempo.
En el primer round salen ambos luchadores, “el obstinado” se arroja con todo a quien un día fue su compañero de entrenamiento, le da hasta con el periódico; pero “el traicionero” se defiende a cada golpe que recibe, utiliza las redes sociales para poder justificar y decir que no tiene la culpa de nada y que solo es una víctima más.
Para el segundo encuentro, ambos luchadores se ven con el ánimo bien puesto, los asistentes a la arena vitorean a cada uno de ellos, miden fuerzas, se caen un día y se levantan el otro, inicia la guerra de encuestas, tanto en medios electrónicos como en impresos. Cada equipo de entrenamiento de los luchadores dice llevar las preferencias de los amantes de la lucha, hasta acarrean a menores a sus encuentros para poder decir que llegaron miles de personas. Se descubren propiedades que no fueron declaradas y se las tiran en la cara; el réferi de la contienda solo se concreta a observar la manera en la que “el obstinado” y “el traicionero” se hacen pedazos, pues se ve la parcialidad de esta contienda. Sale a la luz asuntos del pasado, pues ambos contrincantes se conocen bien ya que vienen del mismo gimnasio tricolor. Se declara en este segundo encuentro, un empate técnico. Regresan a su respectiva esquina.
En el inter, los operadores políticos de ambos luchadores se dedican a la compra del votos, al reparto de despensas, ofertan terrenos, obras públicas, equipos deportivos, gestorías de todo tipo y firman compromisos en caso de llegar a ser triunfador de la contienda. La gente enloquece, agarran de todo y a todos, la lealtad se ha ido por el drenaje pluvial y ya nadie sabe a quién apoya a quién.
Ya cerca del final de la pelea, se exhibe una videograbación a nivel nacional donde “El traicionero” amenaza a sus colaboradores de que si alguien los traiciona “le corta la cabeza”. El asunto es tomado por los medios locales, replicados en las redes sociales. El mismo “traicionero” sale a defenderse para decir que eso lo dijo cuando ganó el título en Solidaridad en el 2005, que está sacado de contexto, pero para el respetable lo importante es lo que sucede en este momento, y dicen que “golpe dado, ni Dios lo quita”.
En las redes sociales se volvió trending topic lo que puede definir la pelea de este 05 de junio.
El público abuchea a los luchadores que han utilizado hasta la cubeta para darse con todo, ambos sangran pero están de pie. Los equipos de porristas dicen que ya ganó su representado en el ring.
Los jueces prevén un empate técnico, pero en caso de que gane “el obstinado”, las cosas en las diferentes arenas continuarán igual, los aguadores y entrenadores de este ganador volverán a llenarse los bolsillos de lana. Los luchadores jubilados no tendrán de que preocuparse, pues tendrán cubiertas las espaldas. El apoyo al turismo será intenso, pero con grupos extranjeros, los locales seguirán quejándose de que no los toman en cuenta.
Si gana “el traicionero””, se verán caras nuevas en las diferentes arenas, además de muchos que no son del estado de Quintana Roo vendrán a tomar posiciones de privilegios y hacer “bisnes”. Durante dos años se dedicarán a decir que no hay dinero, que las anteriores administraciones dejaron las arcas vacías y los gimnasios destruidos. Irán contra todos aquellos que no apoyaron al luchador, revisarán hasta debajo de las cuerdas para buscar culpables de la falta de recursos. La expectativa es mucha, de ese mismo tamaño será la decepción cuando digan que nada se puede, usando como excusa que la tesorería está vacía.