Se trata de máscaras con cuchillos introducidos en las cuencas nasales y pirita en las fosas oculares, que fueron confeccionadas para usarse en el rostro y también como parte de un tocado.
El estudio de un equipo de investigadores de la Universidad de Montana, en Estados Unidos, a cargo de Corey Ragsdale, echó luz sobre el misterioso origen de ocho máscaras aztecas, confeccionadas con cráneos humanos, que habían sido halladas junto a 30 cadáveres en el Templo Mayor.
Según los investigadores, las máscaras se remontan al reinado del emperador Axayacatl (1468-1481) y fueron elaboradas con el objeto de ser usadas sobre el rostro, o como accesorios de un tocado. En la mayoría de los casos, las máscaras tienen cuchillos insertados en las cavidades nasales y pirita en las cuencas oculares, como remedo de ojos.
El análisis de los restos mortales permitió saber que corresponden a personas de distintos estatus sociales. Ocho máscaras de cráneo pertenecieron a varones adultos, guerreros de entre 30 y 45 años, que habrían sido derrotados o capturados durante una conquista.
El resto de las calaveras corresponden a hombres y mujeres de diferentes edades, que padecían problemas dentales, mala nutrición y pertenecían a una clase social baja, quizá esclavos.
FUENTE: History Channel