Afirma que odia el concepto de etiquetar, pero que »tenemos que usar el sentido común»
«Realmente tenemos que echar un vistazo a la etiquetación», dijo Trump durante una entrevista con «Face the Nation», de CBS, difundida el domingo. «No es lo peor que se puede hacer».
El magnate agregó que odia «el concepto de etiquetar, pero tenemos que usar el sentido común».
Estas declaraciones concuerdan con otras que Trump ha dado, en las que ha dado a conocer sus posturas sobre cómo detener el terrorismo en Estados Unidos, incluida una prohibición temporal al ingreso de musulmanes al país hasta que Washington averigüe «qué está pasando».
Trump ha insistido en esta postura desde que Omar Mateen perpetró el peor tiroteo masivo en la historia moderna de Estados Unidos el 12 de junio en un club gay de Orlando, Florida. En el ataque murieron 49 personas, lo que atizó una mezcla de temores por el terrorismo, las armas y la violencia contra los homosexuales.
No está claro el móvil de Mateen, pero en una carta del presidente del Comité de Seguridad Nacional del Senado, el republicano Ron Johnson, de Wisconsin, se afirma que Mateen escribió en Facebook que «el verdadero musulmán nunca aceptará las sucias costumbres de Occidente». Mateen también juró lealtad al Estado Islámico. Su exesposa dijo que padecía enfermedades mentales y su padre insinuó que los gays lo habían hecho enojar.
La respuesta de Trump a la tragedia fue, en parte, una confrontación con los musulmanes, a los que acusó de saber dónde están los terroristas y no reportarlos a las autoridades. En el mismo discurso, el multimillonario amplió su prohibición migratoria a los musulmanes para incluir a gente que provenga de regiones con historial de terrorismo.
El gobierno debería de investigar a las mezquitas en Estados Unidos, de la misma manera que la Unidad de Demografía de la policía de Nueva York espió a musulmanes y mezquitas de la ciudad con la ayuda de la CIA, afirmó Trump el domingo. El grupo creo bases de datos con información de los domicilios de musulmanes, lugares donde hacían compras, sus centros laborales y los lugares donde oraban, reportó The Associated Press en el 2011. La policía también infiltró grupos de estudiantes musulmanes, asignó informantes a mezquitas y vigiló sermones.
El departamento, durante el gobierno del alcalde Bill de Blasio, abandonó el programa luego de que se presentaran quejas y demandas.
«Lo haces como solían hacerlo en Nueva York antes de que este alcalde desmantelara» el programa, añadió Trump.
Su creciente apoyo a políticas que podrían aislar a musulmanes en Estados Unidos es extraordinario para un candidato que ya casi cuenta con la nominación a la presidencia por parte de su partido. Muchos líderes republicanos, incluido el presidente de la cámara baja Paul Ryan, han criticado y rechazado totalmente sus propuestas.