La turbulencia financiera no sólo tendrá un carácter más duradero, sino que incluso podría convertirse en una nueva pesadilla para los mercados y la economía mundial.
La decisión de la mayoría de los ingleses de sacar al país de la Unión Europea (UE) tiene el gran potencial de mantener una incertidumbre más duradera ante la falta de una estrategia de salida. El Reino Unido no sólo está confundido y dividido, sino incluso parece no tener rumbo, y eso continuará sacudiendo a los mercados.
El voto en contra de la permanencia en la Unión Europea no sólo sorprendió a los mercados británicos, sino al resto del mundo. La naturaleza inesperada del choque es lo que hace que los mercados sobrerreaccionen. La confusión de la misma población inglesa después del voto y el desconocimiento de cuál será el destino de la nueva Inglaterra independiente ha elevado la incertidumbre en los mercados.
Sin embargo, la falta de una estrategia a seguir ante el nuevo escenario de independencia y la ausencia de un liderazgo político que tome el timón de la nueva nación augura un periodo de incertidumbre y volatilidad para los mercados mucho más duradero. La menor probabilidad que se le asignaba al voto de retiro inglés hizo que su gobierno careciera de un plan alterno. Eso mismo explica que la oposición apoyadora del rompimiento se encuentre sorprendida con el resultado y se vea enmedio de un proceso de incertidumbre política.
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Preparar una estrategia de salida va a tomar tiempo, y eso va a mantener la incertidumbre en los mercados. La premura con la que posiblemente se prepare la estrategia inglesa eleva la probabilidad de que dicha estrategia no convenza a los mercados y ello derive en una inestabilidad financiera más agresiva en los próximos meses. Esta probabilidad aumenta al considerar la posibilidad de que el Reino Unido no tenga a un líder político fogueado en escenarios de crisis, ante la renuncia del actual primer ministro.
A pesar de todo el discurso que se ha escuchado en torno de la mejor disposición para colaborar en la transición, las fricciones siempre estarán presentes, sobre todo porque el resto de la UE tendrá que fortalecer las reglas para evitar que otros miembros tomen el mismo camino. La Unión Europea tiene ahora un fuerte incentivo para elevar el costo de salida de otros miembros, de tal manera que se tenga conciencia de que los costos de salirse superarán a los beneficios.
Al parecer, los votantes a favor de la salida no tuvieron idea de la dimensión y consecuencias que el rompimiento con la UE podría traerle a su propio país. Si el primer ministro Cameron, a pesar de su experiencia y liderazgo, ya ha reconocido que no es la persona indicada para guiar al país en aguas turbulentas y llevarlo hacia puerto seguro, ¿que podría esperarse de un nuevo líder surgido de la oposición? Ésta es una pregunta que mantiene el nerviosismo en los mercados.
Así, ante la ausencia de una estrategia de salida, la premura con la que se tendría que armar, y ante la posible falta de solidez de su contenido, la probabilidad de fracaso para convencer a los mercados aumenta. Ante este escenario, la turbulencia financiera no sólo tendría un carácter más duradero, sino que incluso podría convertirse en una nueva pesadilla para los mercados y para la economía mundial.
Fuente: Forbes