Un sangriento ataque contra la comunidad chiita, en esta ocasión en el mausoleo del imán Said Mohamed en la localidad de Balad, a 80 kilómetros al norte de Bagdad, mató a 40 personas y dejó 74 heridos, días después de otro atentado suicida donde murieron 300 civiles.
Ambos atentados fueron reivindicados por el grupo terrorista Estado Islámico (EI), el cual ha declarado que su objetivo eran los chiitas, a los que considera “renegados” de la fe musulmana y que en Irak representan la mayoría de la población.
Los yihadistas asaltaron el jueves por la noche el santuario del imán Said Mohamed, que los fieles visitan estos días coincidiendo con la festividad del “Eid al Fitr”, con la que culmina el mes sagrado del Ramadán.
Los asaltantes estaban disfrazados con el uniforme de la milicia progubernamental chiita Multitud Popular y viajaban a bordo de los vehículos que suele emplear este grupo que apoya a las autoridades de Bagdad en la lucha contra el EI.
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Por su parte, el gobierno de Bagdad anunció la destitución del jefe de las operaciones de seguridad de la capital, el teniente general Abdel Amir al Shamari, junto a los demás encargados de la seguridad, después de que el propio ministro del Interior dimitiera tras admitir que hubo fallos de seguridad en el desgarrador atentado de la semana pasada.
Fuente: Excelsior